Técnicas de tortura psicológica: qué son, tipos y ejemplos

Explicamos de forma pormenorizada diferentes técnicas de tortura psicológica. Además analizamos los síntomas y trastornos mentales que estos malos tratos causan por culpa del dolor y sufrimiento mental. Veremos la historia de la tortura psicológica y por qué se está imponiendo a la tortura física clásica.
La tortura psicológica es una práctica que va en aumento.
La tortura psicológica es una práctica que va en aumento. | Imagen de: The Daily Beast.

 

Desde Segunda Guerra mundial las ténicas de tortura psicológica se han utilizado para doblegar la moral del enemigo, conseguir información y manipular. Al mismo tiempo, conocimientos relacionados se han utilizado también para manipular a los soldados aliados y amoldarlos a las exigencias del país respectivo.

En este artículo vamos a descubrir qué es la tortura psicológica, sus técnicas más utilizadas y cuál es el origen de estas macabras prácticas que siguen a día de hoy, más vigentes que nunca.

¿Qué es la tortura psicológica?

Como su nombre indica, consiste en infligir dolor en una persona (a veces un colectivo) con el fin de obtener algo a cambio en contra de la voluntad de la persona que la sufre. Además, este tipo de torturas están basadas en estudios científicos procedentes de áreas como la psicología, la medicina y la neurofisiología.

Los objetivos generalmente son dos. Por un lado, el de obtener información que el cautivo se niega a otorgar, por resultar comprometida para el país al que sirve. Y por otro lado, conseguir manipular la psique de la persona, inoculándole ideas que no son propias y alcanzando lo que comúnmente se conoce como “lavado de cerebro”.

¿Cuál es la historia de la tortura psicológica?

Si bien las técnicas de tortura física se llevan utilizando desde que el hombre descubrió que podía conseguir cosas infringiendo dolor al otro, las técnicas de tortura psicológicas son mucho más recientes.

A los experimentos realizados por las SS y la Gestapo  en el campo de prisioneros de Dachau se les atribuye la etiqueta de ser las primeras pruebas sobre tortura psicológica. En ellos usaron la mezcalina con el objetivo de controlar la mente y la voluntad de las personas.

Posteriormente aparecieron los  estudios sobre el LSD, que demostraron que producían sentimientos de auto-ira y melancolía, al mismo tiempo que conseguía que quienes lo ingerían contasen cosas sobre sus vidas íntimas.

Después, en los años 50, gracias a la por aquel entonces nueva agencia estadounidense conocida como CIA, aparecieron los estudios sobre deprivación sensorial. Una técnica de tortura psicológica muy usada y con sendos estudios.

Otro hito dentro del origen y la historia de las técnicas de tortura psicológica es el manual KUBART (CIA, 1963), que explicaba pormenorizadamente los pasos a seguir para conseguir torturar con éxito y hacer interrogatorios fructíferos. Además, este manual contaba con explicaciones muy claras y didácticas sobre cómo enseñar a terceros a realizar atroces actividades.

Técnicas de tortura psicológica: ¿cómo funcionan?

A continuación vamos a ver las técnicas de tortura psicológica más utilizadas, tanto ahora como en el pasado. Por supuesto,  todas ellas están prohibidas  y violan los derechos de los seres humanos, así como el tratado de Ginebra.

1. Privación sensorial

La privación sensorial es una de los más claros ejemplos de tortura psicológica. Siendo esta práctica una extensión más compleja del simple aislamiento, es también una de las más perturbadoras.

Mientras que la clave del aislamiento reside en evitar que una persona tenga contacto con otras (atacando así a su moral, principalmente), la privación sensorial consiste en aislar a la persona en todos sus sentidos. Sobre todo la audición, con orejeras, la visión, con capuchas y el tacto, con manoplas especiales.

Efectos de la privación sensorial

A corto plazo puede producir síntomas de relajación, pero a medio o largo plazo se ha visto que produce ansiedad, depresión, pérdida de coordinación motora, hipersensibilidad a los estímulos externos, desorientación espacial y temporal, problemas de concentración e incluso alucinaciones.

2. Privación del sueño

Todos hemos sufrido en alguna ocasión algún problema para dormir o hemos pasado más tiempo de la cuenta sin dormir. La sensación no es nada agradable y empeora nuestras capacidades mentales (entre otros muchos síntomas) de forma considerable.

Se han utilizado diferentes métodos para esta técnica de tortura psicológica, especialmente en lugares como Abu Ghraib, Tikrit, Guantánamo y Mosul.

La más común es  proyectar luz extremadamente intensa las 24 horas del día al preso, pudiendo ser esta de forma constante o intermitente, para que no se acostumbre. Otras veces se utiliza música muy fuerte y estridente.

Otra forma es (siendo la peor), poner a guardias que hacen turnos para despertar al preso cuando lleva pocos minutos dormido.  Esto se suele combinar con cambiar a la persona retenida de celda, para que cada vez que despierte esté en un lugar distinto, fomentando así su desorientación y sufrimiento.

Síntomas de la privación del sueño

Esta tortura es una de las más clásicas y de las más dañinas también para la persona, a niveles de orientación y confusión. Los síntomas psicológicos principales son: deterioro de la capacidad de razonamiento, problemas de memoria, problemas en la capacidad de comunicación, etc. Prácticamente cualquier proceso cognitivo se ve seriamente afectado.

A nivel físico también aparecen síntomas serios: menos capacidad para soportar el dolor físico, hipertensión y problemas cardiovasculares.

3. Humillación sexual

Esta técnica de tortura ha sido estudiada sobre todo por el ejército de los Estados Unidos con prisioneros musulmanes, siendo esta especialmente eficaz contra dicha población por cuestiones religiosas.

La técnica consiste en despojar de la ropa a los prisioneros y obligarles a participar actos humillantes de todo tipo y dejarse utilizar de diversas formas. Por ejemplo:

Son provocados sexualmente por mujeres, sobre todo durante el Ramadán o cuando ellas están con la menstruación, se les obliga a llevar ropa de mujer, se les pone ropa interior de mujer en la cabeza, se les hace desfilar en público, etc.

Dichas técnicas de tortura psicológica son tan eficaces porque el sexo es un tabú muy fuerte (más aún) en su cultura. Además, cuando la comunidad se entera de que han pasado por esos actos, son rechazados al volver a sus tierras; multiplicando incluso al volver a casa el sufrimiento.

Síntomas de la humillación sexual

Los efectos más frecuentes de las personas que han sufrido este tipo de tortura son: flashbacks cursiva, despersonalización (un tipo de síntoma disociativo), dolores de cabeza crónicos, desórdenes alimentarios, problemas digestivos, ideación autolítica, el trastorno de estrés postraumático, depresión y pesadillas.

4. Amenazas a familiares

Esta es casi con toda seguridad una de las torturas psicológicas más sencillas a nivel teórico e intuitivas en cuanto a repercusiones psicológicas y emocionales.

El torturador debe ser capaz de descubrir cuál es el punto débil del torturado. De esta forma, elegirá a su víctima.

Las amenazas a familiares que están en el exterior suelen resultar efectivas, pero sin duda, los casos más fuertes y demoledores son aquellos en los que se tiene a la familia y se tortura física y/o psicológicamente a los familiares unos enfrente de otros. Los familiares observadores suelen desarrollar serios sentimientos de culpa.

Tortura psicológica vs tortura física

Existen varios motivos para explicar por qué las diferentes técnicas de tortura psicológica han ganado adeptos y se han popularizado en los conflictos bélicos.

En primer lugar, está la dificultad para demostrar que se ha sido torturado. Cuando la tortura que se practica es psicológica, es más difícil de demostrar  porque no quedan signos tan evidentes como en las técnicas de tortura física.

Las leyes, además, son más más tenues. Así como con las torturas físicas está muy bien delimitado qué está permitido y qué no, las torturas psicológicas se mueven en un campo que  aún no ha sido regulado internacionalmente.

Por último, cuando se intenta torturar a un combatiente enemigo, es mucho más probable que esté preparado para soportar torturas físicas  que psicológicas.