Uno de los tesoros culturales más bellos de la cultura mexicana precolombina son los poemas de Nezahualcóyotl, pues este rey poeta vertió en ellos un profundo sistema filosófico y espiritual que conecta al hombre con la naturaleza y el cosmos.
Y a través de ese pensamiento y de las poesías que escribió, este sabio planteó cuestiones existenciales como la muerte y la fugacidad de la vida, y cantó al amor y a la belleza como una llamada consciente a la existencia radical.
No te pierdas la interesante biografía de este gobernador sabio y filántropo que hizo de su vida una metáfora de su pensamiento cuya moraleja descubrirás en sus poemas.
El rey poeta de Texcoco. ¿Quién fue Nezahualcóyotl?
Las crónicas precolombinas dicen que el rey poeta de Texcoco nació en 1402 y recibió como nombre Nezahualcóyotl, “el coyote que ayuna”. Durante su juventud se alió con los mexicas para vengar la muerte de su padre, asesinado por el poder tiránico de los tepanecas, y recuperar el trono de Texcoco, ciudad-estado azteca que gobernó hasta su muerte.
Pero su valor político trascendió las conquistas y el gobierno, pues su formación intelectual y la profundidad de su alma lo elevaron como un personaje verdaderamente especial, fuera de su tiempo y con una inclinación a la filantropía. Aunque vivió en una sociedad politeísta, comenzó a desarrollar la idea de un dios único.
Junto a su labor política y el desarrollo de las artes, y en especial la poesía, Nezahualcóyotl destacó por sus brillantes obras urbanísticas, entre las que destaca la construcción de un jardín botánico, con pozas de aguas y acueductos, y la separación de aguas dulces y saladas del gran lago de Texcoco.
En sus obras urbanísticas y arquitectónicas había lugar también para algunos espacios de encuentro y reunión donde se solían reunir los sabios y los poetas del lugar. Un verdadero florecimiento de la cultura y el arte donde Nezahualcóyotl reinó con su poesía y el desarrollo de toda una filosofía que combinaba la astrología y la conexión entre lo humano y lo divino.
El rey poeta murió en 1472 dejando un extenso imperio y una valiosa obra literaria que se guardó en la Antigua Biblioteca de Texcoco.
12 poemas de Nezahualcóyotl
Erigido en un sabio gobernador, Nezahualcóyotl desarrolló una poesía de alto valor que incluye reflexiones muy interesante sobre la existencia, la idea de la muerte y el poder divino. Entre su obra poética, los poemas cortos son especialmente valiosos.
1. Yo lo pregunto
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra,
solo un poco aquí.
Nezahualcóyotl se erige en gran interrogador del misterio de la existencia transmitiendo la idea de la fugacidad de la vida y la fragilidad de la materia. Toda una reflexión vital en la que el rey poeta incluye elementos recurrentes en su poesía como el jade, el oro y las plumas.
2. No acabarán mis flores
No acabarán mis flores,
no cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo,
se reparten, se esparcen.
Aun cuando las flores
se marchitan y amarillecen,
serán llevadas allá,
al interior de la casa
del ave de plumas de oro.
Nezahualcóyotl solía hacer referencia siempre a la naturaleza como un elemento sagrado, y en esta poesía se percibe su sensibilidad hacia lo natural como fuente de paz y amor. Si lo lees con atención, descubrirás una metáfora de su canto poético como eternidad de la belleza.
3. Pensamiento
Como si fueran flores,
nuestros cantos son como atavíos,
oh amigos,
con ellos venimos a morir en la tierra.
Un poema muy corto en el que de nuevo el rey poeta concibe la poesía como una metáfora del canto vital a la belleza, en el que el hombre vive como experiencia radical durante su vida mortal y mediante el cual se eterniza más allá de la muerte.
4. Comprende mi corazón
Por fin lo comprende mi corazón:
Escucho un canto,
contemplo una flor.
¡Ojalá no se marchiten!
Otro poema muy corto, apenas cuatro versos en los que expresa la llegada del conocimiento a su corazón. Se trata del saber esencial, el más importante, algo trascendental: en la belleza de un canto y una flor existimos, pero un día todo perecerá.
5. Estoy embriagado
Estoy embriagado, lloro, me aflijo,
pienso, digo,
en mi interior lo encuentro:
Si yo nunca muriera,
si nunca desapareciera,
allá donde no hay muerte,
allá donde ella es conquista.
Que allá vaya yo,
si yo nunca muriera,
si nunca desapareciera.
Uno de los poemas más bellos de Nezahualcóyotl porque tiene una musicalidad especial y una rima dotada de cadencia. Además, el mensaje centra el sentido de su filosofía profunda: hay un lugar donde el hombre no muere nunca, más allá de la muerte.
6. Recuerdo que dejo
¿Con que he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores,
dejemos al menos cantos.
La poesía de Nezahualcóyotl se convierte aquí en las preguntas existenciales que atraviesan toda la historia universal de la literatura y la filosofía. ¿Que es la vida? ¿Adónde vamos cuando morimos? Y sobre todo, cuál es nuestro cometido en esta tierra: dejar un legado de paz y buenas obras, esta es la moraleja de su pensamiento.
7. ¿A dónde iremos?
¿A dónde iremos
donde la muerte no existe?
Mas, ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:
Aquí nadie vivirá por siempre.
Aun los príncipes a morir vinieron,
los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
Aquí nadie vivirá por siempre.
Podría ser una continuación del poema anterior, pues el rey poeta se pregunta en este poema corto dónde podemos encontrar un lugar donde la muerte no exista. En realidad es un canto a la vida y aprovechar la existencia, pues ni los reyes viven para siempre.
8. Soy rico
Soy rico,
yo, el señor Nezahualcóyotl.
Reúno el collar,
los anchos plumajes de quetzal,
por experiencia conozco los jades,
¡son los príncipes amigos!
Me fijo en sus rostros,
por todas partes águilas y tigres,
por experiencia conozco los jades,
las ajorcas preciosas…
En este poema Nezahualcóyotl abandona la profundidad filosófica y se presenta como un rey poderoso que tiene bajo sus dominios la naturaleza, los animales, las riquezas y los hombres. Aparecen elementos recurrentes como el jade y las plumas de quetzal (colorida ave tropical de mesoamérica).
9. Amo el canto del cenzontle
Amo el canto del cenzontle,
pájaro de las 400 voces.
Amo el color de jade,
y el enervante perfume de las flores,
pero lo que más amo es a mi hermano,
el hombre.
Un cenzontle es una ave propia de México que aquí el rey poeta utiliza como uno de los elementos de la sagrada naturaleza a la que atribuye grandeza y amor. Pero no es más que un pretexto para declarar, de forma clara y conmovedora, su amor por el hombre.
10. Percibo lo secreto
Percibo lo secreto, lo oculto:
¡Oh, vosotros señores!
Así somos, somos mortales,
De cuatro en cuatro nosotros los hombres,
Todas habremos de irnos,
Todos habremos de morir en la tierra.
Del mismo modo que en otro poema el conocimiento llegaba a su corazón, en este poema corto el sabio revela el secreto oculto: la mortalidad de los hombres. Entre el pesimismo y la vitalidad, el rey poeta presenta el hombre en su pequeñez para llamar a la realización de su grandeza.
11. Canto de primavera
En la casa de las pinturas
comienza a cantar,
ensaya el canto,
derrama flores,
alegra el canto.
Resuena el canto,
los cascabeles se hacen oír.
A ellos responden
nuestras sonajas floridas.
Derrama flores,
alegra el canto.
Un poema que podría haber filmado cualquier poeta romántico, pues expresa la belleza del estallido de la primavera en todo su esplendor: la musicalidad de la naturaleza, su colorido, sus aromas, su belleza visual. El hombre se maravilla ante la naturaleza salvaje.
12. Solamente él
Solamente él, el Dador de la Vida.
Vana sabiduría tenía yo,
¿Acaso alguien no lo sabía?
¿Acaso alguien?
No tenía yo contento al lado de la gente.
Realidades preciosas hace llover,
de ti proviene tu felicidad,
¡Dador de la Vida!
Olorosas flores, flores preciosas,
con ansia yo las deseaba,
vana sabiduría tenía yo...
Sin duda el poema en el que Nezahualcóyotl consolida su pensamiento monoteísta de adoración a un solo dios, que es al mismo tiempo el creador e inspirador de todas las cosas bellas. De algún modo, en este poema este sabio concentra todas las divinidades de la cultura politeísta de su tiempo en una sola entidad, el Dador de la Vida.