Mal de ojo: qué es, cómo saber si tienes y cómo quitarlo

Mal de ojo: ¿qué es esta maldición? ¿cómo saber si tienes y cuáles son sus síntomas? ¿es posible quitar el mal de ojo? Descubre todo esto y más aquí.

Aprende a saber si tienes mal de ojo y a quitarlo.
Aprende a saber si tienes mal de ojo y a quitarlo. | Imagen de: GTRESONLINE.

 

¿Estás preocupado porque no te va bien en el amor, tu suerte parece que está de capa caída, te notas más infeliz que de costumbre, y parece que te cuesta remontar esta situación? Para mucha gente, puede que te tengas motivos para el desánimo, ya que tal vez debas saber si tienes mal de ojo para así poder quitar esta maldición.

¿Qué es el mal de ojo?

Antes de cómo saber si te han hecho mal de ojo, repasemos en qué consiste´esta maldición y cómo puede afectarnos este encantamiento en nuestra vida, según quienes creen en él.

El mal de ojo es un maleficio que genera todo tipo de infortunios a quien lo padece. Según la superstición, se dice que existen  personas con la capacidad de producirle un mal de ojo a su futura víctima con tan sólo mirarla.

Desde la antigüedad, se ha atribuido esta cualidad excepcional a brujas y gentes conocedoras de lo esotérico, que con sus malas artes eran capaces de hacer que le ocurrieran cosas terribles a quien sufriera sus consecuencias, sin que nadie pudiera hacer nada para quitarse su mal de ojo.

Popularmente,  se dice que a alguien se le ha echado un mal de ojo, para referirse a su mala suerte, aunque el significado de esta expresión no quiere decir que haya sido embrujado.

¿Cómo saber tienes mal de ojo?

Existen una serie de síntomas físicos y psicológicos que se asocian a tener mal de ojo. Ahora bien: cuidado no vaya a tratarse de una serie de coincidencias negativas y lo estés interpretando de forma errónea.

Al fin y al cabo, estas manifestaciones por sí solas pueden significar que tu salud no pasa por un buen momento, pero en conjunto quizás impliquen que tal vez alguien te haya echado un mal de ojo.

1. Síntomas físicos del mal de ojo

Los más reportados suelen ser  jaquecas intensas, dolores de estómago  que no mitigan y que no remiten, debilidad y malestar generalizados, hinchazón de ojos o entumecimiento de los miembros.

2. Síntomas psicológicos del mal de ojo   

Para detectar un mal de ojo, también es importante atender a nuestro estado mental, ya que éste se manifiesta a través de dolencias en este nivel.

Por lo general, se trata de estados de ánimo depresivos, que pueden ir acompañados de sentimientos de apatía, labilidad emocional (esto es, altibajos o cambios bruscos de humor) o de irascibilidad. Tampoco es raro encontrar problemas de concentración, insomnio, pesadillas recurrentes e incluso alucinaciones. 

Conviene destacar que una característica vital para detectar el mal de ojo, es saber si la persona ha tenido visiones alucinógenas por primera vez, ya que este síntoma es muy indicativo en este tipo de maldiciones (por supuesto, descartar la causa tóxica antes que nada).

¿Se puede quitar el mal de ojo?

De acuerdo, ya sabemos cómo saber si tenemos mal de ojo y en qué debemos fijarnos. Tratemos ahora de explicar por qué los supersticiosos creen en este hechizo. Si entendemos cómo se produce, podremos quitar el mal de ojo y dejar de sufrir sus efectos.

1. Profecía autocumplida

También conocido como ‘efecto Pigmalión’, se trata de una creencia infundada que repercutirá en el pensamiento y conducta de la persona, sin que ésta disponga de evidencias a favor de la misma.

A fin de cuentas, nuestras convicciones moldean nuestro pensamiento y, en consecuencia, interpretamos el mundo que nos rodea en base a ellas. Mediante las experiencias vividas y nuestra forma de interpretar el entorno, se generarán unas expectativas que inconscientemente esperamos ver cumplidas. Así pues, si nos parece que alguien nos ha mirado mal y, poco tiempo después,  sentimos dolor de barriga o de cabeza, es para muchos evidencia más que suficiente de que probaría el mal de ojo.

Quienes quieren creer en la Magia negra o en el mal de ojo, interpretarán que una época de mala racha como podemos tener todos, durante la cual les cuesta conciliar el sueño, tal vez sufran pesadillas, o bien su estado de ánimo esté más decaído que de costumbre; se trata en realidad del fruto de una maldición en forma de mal de ojo. De esta forma, probablemente asistan a un tarotista que les eche las cartas o a un  curandero que les recomiende algún tipo de ritual de saneamiento, antes que someterse a un examen médico.

2. Sesgo de confirmación

Actuando un poco como resultado de la profecía autocumplida, está el sesgo de confirmación, una tendencia a otorgarle más valor y a considerar más creíble aquellas informaciones que más se ajustan a nuestro sistema de creencias. Por contra, toda opción a réplica será ignorada y desechada como posible explicación, por muy fundamentadas u objetivas que dichas ideas puedan ser.

Con el paso del tiempo y a través de la experiencia, nos volvemos más reacios a cambiar nuestra forma de pensar, precisamente porque mediante el sesgo confirmatorio se van enquistando y reforzando todas aquellas opiniones que consideramos reales; e imposibilitando que se valoren otras opciones como posibles.

Precisamente es en este último punto donde yace una de las consecuencias negativas del sesgo confirmatorio, la de considerar que nosotros estamos en lo cierto y que son los demás quienes se equivocan. Así pues, este tipo de sesgo condiciona las creencias y supersticiones,  como las de quienes creen en la Magia Negra o en el mal de ojo, sólo porque presentan algunas de las manifestaciones que supuestamente aparecen cuando se padece uno.

3. La credulidad de unos y la mala fe de otros

Sí, señoras y señores. Es así de sencillo y no hay nombre técnico para ello: simplemente, muchas personas son más crédulas que otras y parte de su esquema de pensamiento se fundamenta en ideas mágicas o sobrenaturales, que chocan de frente con las de personas más racionales.

No pretendemos dar lecciones de moral con estas afirmaciones ni negar que algo no existe únicamente porque no lo podemos ver o no nos ha pasado. No obstante, no podemos evitar esa sensación de que para algunos, la realidad a veces se hace tan insoportable y está tan llena de desilusiones, que  todos los sucesos se achacan a fuerzas ajenas a nuestro control y que explicarían por qué ocurren ciertas cosas. ¿Cuántas veces se ha culpado al ‘Diablo’ o a la pasividad de Dios de las desgracias en la Tierra? En estos casos, la maldición de otra persona haría el mismo papel.

No nos olvidemos tampoco del intrusismo en el esoterismo, ni de quienes son los supuestos “expertos” encargados de detectar cuándo alguien está bajo la influencia de un mal de ojo o de cualquier otro hechizo de Magia Negra. Frecuentemente salen a la luz casos de falsos santeros y tarotistas a los que han detenido tras haber estafado cantidades ingentes de dinero a sus víctimas, engatusadas por personas sin escrúpulos que se han aprovechado de las creencias ajenas para lucrarse con ello.

Conclusión sobre el mal de ojo

Ya hemos dicho, pero por si no ha quedado claro, lo repetimos, que no es intención de este artículo el querer minar la fe de quienes piensan diferente. Podemos creer que hay energías que nos envuelven, que penetran en nosotros y que están implicadas en nuestra forma de interactuar o de relacionamos con el entorno.

Lo llamemos ‘La Fuerza’, ‘sinergias’, ‘destino’ o cualquier otro apelativo místico, como seres humanos que somos y agraciados con el libre albedrío, no estamos vetados a creer en lo que nos venga en gana, pero cuidado con el papel que otorgamos a nuestras creencias o expectativas y en cómo dejamos que tomen las riendas de nuestra existencia.

A fin de cuentas, sólo nosotros, tenemos control y poder de decisión sobre lo que hacemos con nuestra vida. No todo ocurre por intervención del destino, en ocasiones es el mero azar el que actúa. Nuestro cerebro, hace el resto.