Parálisis del sueño: Qué es y cuáles son sus causas

Te explicamos detalladamente en qué consiste la parálisis del sueño y cuáles son las causas de esta aterradora experiencia.

Aunque reviste formas variadas, los que han experimentado la llamada parálisis del sueño reportan patrones comunes y una misma sensación de horror angustiante: la mente despierta en mitad del sueño pero el cuerpo permanece inmóvil y durante un corto período de tiempo se producen alucinaciones y visiones fantasmagóricas.

La parálisis del sueño es cada vez más común (se estima que afecta 1 de cada 1.000 personas) y se ha convertido en el centro de un intenso debate entre las explicaciones científicas y los acólitos del más allá.

Qué es y cómo se manifiesta la parálisis del sueño

Lo que caracteriza la parálisis del sueño es su distinción de la pesadilla: mientras que en esta última estamos inconscientes, está demostrado que durante parálisis del sueño el sujeto está consciente. Consciente, aunque atrapado en su propio cuerpo.

En las pesadillas nuestros sentidos están dormidos y es el inconsciente quien fabrica en nuestro cerebro imágenes oníricas, mientras que en el síndrome que nos atañe estas imágenes son fruto de alucinaciones y por lo tanto las vemos físicamente. Las personas que han experimentado esta angustiosa sensación explican su vivencia con patrones que se repiten, si bien el cuadro presenta en cada caso visiones muy subjetivas.

Cuando el trastorno se manifiesta, el sujeto despierta repentinamente como si algo asaltara sus sueños, y en todos los casos se recuerda una fuerte opresión en el pecho: algunos lo definen como si un ser estuviera sentado encima de nuestro cuerpo. Siempre se trata de un ser natural externo a nosotros: un “visitante”.

Sin embargo, aunque la sensación de angustia nos invita a levantarnos, sentimos los músculos paralizados y somos incapaces de mover el cuerpo. Solo podemos abrir los ojos y eventualmente producir algunos gemidos. Inmediatamente después y durante un muy corto período de tiempo, sobrevienen las alucinaciones.

Durante esta fase vemos figuras y situaciones aterradoras e intentamos por todos los medios movernos y salir de esta terrorífica duermevela. Pasados unos segundos y presos de la taquicardia, las visiones desaparecen fugazmente y el cuerpo se va desentumeciendo, pudiendo recuperar la normalidad.

Alucinaciones y visiones

La reacción inmediata de las personas que son víctima de ese tipo de experiencias es de negación: la racionalidad les lleva a pensar que han sido objetos de una pesadilla. Lo más seguro, piensan, es que hayan estado durante unos segundos en esa fase entre la inconsciencia y la consciencia que produce desorientación.

Sin embargo, algo les advierte de que esta vivencia dista mucho de lo que son las pesadillas: las visiones son, aunque fugaces, reales. El cerebro ha creado alucinaciones en un estado de consciencia real, lo cual nos lleva a un nuevo fenómeno que dista de las angustiantes ensoñaciones de la inconsciencia.

Las personas que han explicado su experiencia lo cuentan en base a su subjetividad, en la cual cuenta mucho, por ejemplo, las creencias de la persona o su capacidad de sugestión. Pero en líneas generales, se puede establecer un patrón.

1. El íncubo en el pecho

Un grupo de personas asegura haber visto una figura demoniaca, a veces el propio demonio con sus rasgos particulares, otras un ser medio animal medio hombre, sentados en el pecho en posición amenazante.

La posición del íncubo sentado sobre el pecho es una visión ancestral de este ser natural mitológico que forma parte de nuestra historia mágica. Algunos consideran que la palabra “pesadilla” viene precisamente de ahí, del “peso” o lo “pesado” del demonio en el pecho.

2. La mujer de negro

Otro grupo de personas asegura que al abrir los ojos fueron testigos de cómo una persona (curiosamente muchos la describen como una figura femenina) ataviada con ropajes negros, permanece sentada a los pies de la cama en posición meditabunda.

En este caso relacionamos la figura de la mujer vestida de negro con un fantasma, o sea, la visita de alguien que murió en el espacio donde dormimos y que se hace presente por alguna razón. Es una de las visiones más terroríficas.

3. El retorno de los difuntos

Hay, sin embargo, otro tipo de visiones más agradables y enternecedoras. Un tercer grupo de personas ven alucinaciones más elaboradas y perfiladas, pues algunos aseguran incluso haber visto junto a ellos a seres queridos que murieron hace tiempo.

En este caso, a pesar del impacto de la experiencia, la vivimos con más sosegó y entendemos que se trata del intento de un ser querido de protegernos o de trasmitirnos un mensaje. Pero eso ya entra en el campo de la interpretación.

En todo caso, y ahí puede estar la clave de la parálisis del sueño, todas las imágenes que vemos y proyectamos están de algún modo alojadas en nuestro inconsciente.  No solo las personas que hemos conocido y que murieron, sino también la figura del demonio o íncubo, o la mujer de negro, que forman parte de nuestro universo cultural más mágico.

Causas de la parálisis del sueño

Al compartir unos rasgos comunes y unos patrones de comportamiento, los especialistas en los trastornos del sueño empezaron a estudiar el fenómeno como posible manifestación de una patología concreta. Sin embargo, inevitablemente han surgido en paralelo algunas teorías que intentan ver en la parálisis del sueño la manifestación de algo paranormal. El debate está servido.

1. Explicación científica

Los estudios científicos en torno al fenómeno han concluido que lo que ocurre durante la parálisis del sueño es que el cerebro despierta segundos antes que el cuerpo.

Cuando entramos en la fase REM, durante la cual entramos en lo más profundo del sueño y aumenta la presión arterial, el ritmo cardiaco y los espasmos musculares, la actividad cerebral incrementa produciendo los sueños. Los médicos han descubierto que existe una transición entre esta fase y la vigilia, o sea cuando despertamos, en la que se produce una desaceleración paulatina de esos efectos.

La parálisis del sueño se produce durante la fase REM o en esta transición, cuando el cerebro despierta pero los músculos permanecen paralizados. No se ha logrado demostrar aún por qué no podemos mover los músculos, aunque algunos especialistas manejan la hipótesis de que sea un mecanismo defensivo del cuerpo: evita que podamos dañarnos como fruto del estado de pánico en el que entramos.

Junto al cerebro permanecen activos los ojos y el aparato respiratorio. Al trabajar los pulmones bajo las costillas inactivas, sentimos esa desagradable opresión en el pecho, dando lugar a esa antigua creencia de que el demonio se posa en nuestro pecho.

Al estar abiertos los ojos y en tanto que el cerebro pasa por esa fase de transición, se produce la continuación momentánea de las visiones de los sueños, concretándose en alucinaciones que se suman al espanto y la aceleración cardiaca.

2. Teorías paranormales

Para algunos, sin embargo, la experiencia de la parálisis del sueño está fuera del alcance de la medicina tradicional y entra en el terreno de lo oculto.

De algún modo, el fenómeno ofrece una plasmación real del viejo mito del “visitante del dormitorio”, una figura enigmática que se hace presente a altas horas de la madrugada cuando nos encontramos solos en la soledad de nuestra habitación.

Según la teoría paranormal, nuestras energías atraen a este tipo de seres que, por alguna razón, nos visitan durante la noche. Podría formar parte de algún tipo de advertencia, como si nos estuvieran revelando una inminente amenaza, o trataran simplemente de perturbar nuestro sueño.

Otra variante considera que esos seres naturales que nos visitan tratan de trasmitirnos algún mensaje, lo que concordaría con el hecho de que algunas “víctimas” de la parálisis del sueño hayan sido interpelados por sus seres difuntos.

Una teoría bien distinta y más arriesgada es la que considera la parálisis del sueño como una abducción extraterrestre, durante la cual seres externos nos trasladarían durante unos instantes fuera del cuerpo hacia otra dimensión.

Cómo evitar la parálisis del sueño

Como la mayoría de los trastornos del sueño, el estrés es una de las causas principales de este fenómeno. Sin embargo, como un pez que se muerde la cola, la consecuencia directa de esa experiencia es un incremento de la ansiedad, produciendo en muchos pacientes episodios repetidos de insomnio: temen dormirse y volver a padecer la parálisis.

Para evitar la parálisis del sueño no es necesario tomar medicamentos. Al contrario, lo indicado por los especialistas es mantener un horario fijo de sueño, descansar la mente antes de dormir y evitar el estrés  y los pensamientos negativos. Las técnicas de relajación son, a ese efecto, muy recomendables.