Ayahuasca: la molécula de Dios y sus increíbles efectos

El DMT o molécula de Dios es una potente droga que puede dar viajes tan lejanos como peligrosos.

¿Para qué sirve la ayahuasca?

En origen, el uso de la ayahuasca se ha asociado a los chamanes o curanderos de las tribus indígenas de la selva amazónica. De acuerdo con la tradición, estos sabios la consumen desde hace siglos como vía para entrar en estados alterados de consciencia y alucinatorios;  lo que les sirve para comunicarse con la Madre Naturaleza o para detectar qué le ocurre al espíritu de una persona enferma.

Tal y como empezábamos este escrito, drogarse con ayahuasca se ha extendido también a muchas poblaciones occidentales. Además de estar de moda en localidades costeras durante los meses de verano, no es raro encontrar que, en ciudades capitales de renombre, grupos de personas se reúnen en cualquier época del año para realizar rituales de consumo de ayahuasca; todo al más puro estilo indígena.

Tratamiento para la depresión

Además de los psiconautas (personas que experimentan con todo tipo de drogas por puro placer o interés) y de los que simplemente la emplean de forma lúdica, recientemente se ha encontrado que el consumo de ayahuasca puede servir para tratar la depresión.

Conforme a un estudio de la Universidad de Sao Paulo de 2016, la administración de ayahuasca actúa como un antidepresivo de rápida actuación. Dicho con más detalle: los investigadores observaron, mediante técnicas de neuroimagen, que la irrigación sanguínea aumentaba en zonas como el núcleo accumbens, ínsula derecha y córtex cingulado; todas ellas implicadas en la regulación del humor.

Si bien este hallazgo puede ser toda una ayuda para las pacientes con depresión o para el tratamiento de las adicciones (ya que funciona como sustituto de la cocaína o el alcohol al no generar dependencia),  la ayahuasca está contraindicada en casos de antecedentes psiquiátricos o que se mediquen.

Resultados en el organismo

Aunque los que toman este combinado de plantas alucinógenas alegan que no puede explicarse con palabras y que debe experimentarse para saberlo, los testimonios coinciden en: haber tenido visiones que les permiten desde tener importantes revelaciones, hasta descubrir nuevas dimensiones; tener contacto con seres de otras realidades o haber sido capaces de  afrontar sus miedos más primarios.

Para los usuarios de ayahuasca, dichas ilusiones son de alguna forma purificadoras y útiles para conectar con nuestro espíritu primitivo; sin embargo, existe un alto riesgo de padecer un “mal viaje”, de la misma forma que tomando ácidos como el LSD. Las reacciones ante esta crisis pueden implicar miedo, temblores, ataques de pánico o desconfianza ante quienes nos rodean y se pueden prolongar varias horas. Igualmente, los vómitos o diarrea son también una posibilidad, si bien son el menor de los males a los que nos enfrentamos.

Sea como sea, más vale no ir jugando demasiado con este psicodisléptico si no se quiere sufrir un brote psicótico, a pesar de lo atractiva que pueda suponer para algunos la idea de percibir alucinaciones o de  alcanzar el éxtasis gracias a un estado alterado de consciencia.