Las Thaumetopea pytocampa se conocen popularmente como orugas procesionarias por la extraña forma que tienen de desplazarse por el suelo: una detrás de la otra formando una hilera. ¿Curioso, verdad? Pues si las ves y te sientes atraído por su comportamiento, cuidado con acercarte demasiado. A continuación, te descubrimos sus peligros.
CONTENIDO DEL ARTÍCULO:
1. ¿Cómo son las orugas procesionarias?
2. ¿Son peligrosas para las personas?
3. ¿Son peligrosas para los perros?
4. Otras cosas que debes saber
¿Cómo son las orugas procesionarias?
A este invertebrado se le conoce también como “oruga del pino” o “procesionaria del pino” porque en su fase de mariposa adulta pone los huevos, de julio a agosto, en lo alto de los árboles, preferentemente pinos. Cuando salen las larvas, permanecen protegidas por unas llamativas bolsas dentro de las cuales permanecen hasta su fase adulta.
El comportamiento de las orugas es, cuanto menos, curioso, porque tienen un carácter muy gregario: viven y trabajan de forma cooperativa.
Durante toda la fase larvaria, las orugas procesionarias viven sobre un mismo árbol, en el que durante el tercer estadio larvario desarrollan sus pelos urticantes y construyen los mentados bolsones protectores. Dentro de ellos pasarán el invierno, manteniéndose dentro durante el día y saliendo solo al atardecer para alimentarse.
Entre febrero y abril, las orugas se alimentan más que nunca para completar la última fase larvaria. Después, descienden hacia el suelo por el tronco del árbol en las características hileras por las cuales reciben su nombre. Este comportamiento no es más que una forma de proteger sus cabezas de los pájaros depredadores.
Al frente de la procesión se encuentra una larva hembra, que busca la tierra más cálida si se encuentra en ambientes fríos, o un suelo más fresco si se halla en temperaturas más calurosas. Una vez en el terreno ideal, se enroscan y se entierran sin dejar la cabeza al descubierto.
Cada una teje su capullo, y tras un periodo de 21 a 30 días surge la crisálida, de la que nacerá una mariposa que vivirá entre uno y dos días, suficientes para el apareamiento y el inicio de un nuevo ciclo vital.
¿Son peligrosas para las personas?
El comportamiento descrito puede generar un sentimiento conmovedor ante este insecto, y puede que sintamos curiosidad al encontrarnos con estas hileras de orugas procesionarias durante nuestro paseo por el bosque. Sin embargo, tienes que saber que se trata de una especie peligrosa para el ser humano.
Las orugas están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, y pueden provocar irritación cutánea y de las vías respiratorios, e incluso una reacción alérgica. Esto es provocado por el veneno de la oruga procesionaria, una sustancia tóxica llamada Thaumatopina con la que debemos tener cuidado.
La Thaumatopina es una toxina que al entrar en contacto con el organismo humano provoca la liberación de histamina, con la consecuente reacción alérgica. De hecho, su composición es muy similar a la toxina de las ortigas, pudiendo llegar a desencadenar episodios de picazón, hinchazón y asma, o la dermatitis conocida como “dermatitis de la oruga”.
¿Son peligrosas para los perros?
Las víctimas potenciales son los niños y los perros, que pueden acercarse a las orugas procesionarias de forma natural al sentirse picados por la curiosidad. Tienes que saber que si este insecto es peligroso para los humanos, para los perros puede llegar a ser mortal.
Al entrar en contacto con el insecto, tu mascota puede sufrir una reacción y desencadenar un shock anafiláctico con graves consecuencias. Ante todo mantén la calma y acude al veterinario.
Es relativamente fácil detectar si tu mascota ha entrado en contacto con la toxina. En el hocico y la boca, aparecen manchas rojas e hinchazón, con posibilidad de que vomite y la lengua empiece un proceso de necrosis. En los ojos provoca conjuntivitis, y si ingiere la toxina, puede provocar graves trastornos gástricos.
Otras cosas que tienes que saber
A pesar de lo alarmante que parece, también hay buenas noticias. Las orugas procesionarias poseen una gran cantidad de depredadores, por lo cual raramente pueden llegar a desarrollar una plaga. Hay periodos, eso sí, en los que hay que estar más alerta (durante la primavera), y algunos factores pueden favorecer su acumulación en algunas zonas.
Las orugas no solo afectan a los humanos y a los perros, sino también a los árboles, pues se considera el principal defoliador de los pinares españoles. Sin embargo, ni cuando alcanzan sus niveles menos elevados suponen un peligro de plaga, pues varios depredadores se encargan del control natural de esta especie.
De hecho, aunque entre sus enemigos se encuentran aves, reptiles, mamíferos e insectos, el depredador más poderoso de la oruga procesionaria es el Cordyceps, una clase de hongo cuyas esporas quedan atrapadas en los pelos de las orugas durante su descenso. Cuando estas se entierran, el hongo se reproduce comiéndose sus tejidos orgánicos.
Sin embargo existen también métodos de control artificial, que van desde la eliminación de los bolsones de protección a la fumigación con insecticidas antes del tercer estadio larval. Pero el método más eficaz consiste en atrapar a los machos atrayéndoles con trampas a base de feromonas, limitando así la capacidad de reproducción de la especie.