Las 4 lunas de Júpiter más importantes

Conoce los satélites descubiertos por Galileo y los asombrosos descubrimientos de las 79 lunas de Júpiter. Os describimos las 4 más importantes.
Los satélites de Júpiter más relevantes. | Imagen de: NASA.
 

El descubrimiento el pasado verano de doce satélites naturales nuevos orbitando alrededor de este planeta eleva a 79 las lunas de Júpiter, convirtiéndolo en el planeta del sistema solar más bien acompañado.

Desde que Galileo Galilei descubriera  loa cuatro grandes satélites de Júpiter el interés por los cuerpos que orbitan alrededor de este planeta no ha dejado de crecer.

CONTENIDO DEL ARTÍCULO

1. Las lunas de Júpiter: características del planeta.

2. Las 4 lunas de Júpiter descubiertas por Galileo.

3.  Las 12 lunas de Júpiter descubiertas recientemente.

4. Conclusión ¿Cuántas lunes tiene Júpiter?

Las lunas de Júpiter: características del planeta

El 7 de enero de 1610 el revolucionario astrónomo Galileo Galilei descubrió con su rudimentario telescopio que en torno a Júpiter giraban tres cuerpos extraños. Luego constató que no eran tres, sino cuatro, y que no podían ser estrellas, puesto que se estaban moviendo a su alrededor. Así es como se revelaron las cuatro lunas de Júpiter.

Júpiter es el quinto planeta del sistema solar, y forma parte del grupo de los planetas exteriores o gaseosos. Después del sol, es el astro con más volumen y masa, dos veces más que el resto de los planetas, y además es el más antiguo del sistema solar, incluso precedente al sol. Júpiter está formado por helio e hidrógeno, y es uno de los planetas más brillantes.

Tras una semana de observaciones, Galileo Galilei se convenció de que se trataba de satélites naturales, pues los cuerpos celestes nunca abandonaban la vecindad de Júpiter y se movían con él. Por aquel entonces, ya se establecía que los astros no giraban alrededor de la Tierra, y eso permitió identificar con más atino la naturaleza de esos nuevos cuerpos.

Las 4 lunas de Júpiter descubiertas por Galileo

Inicialmente, el astrónomo bautizó los satélites de Júpiter con los nombres I, II, III y IV, categorías que se mantuvieron durante dos siglos hasta que a mitades del siglo XIX se les dieron los nuevos nombres con los que se les conoce hoy en día.

1. Ío, la luna de Júpiter volcánica

Es una costumbre utilizar la mitología greco-romana para bautizar a los cuerpos celestes, y el primero de los satélites galileanos recibió el nombre de Ío, una de las doncellas que se enamoró del rey Zeus (Júpiter, en la mitología romana). Inicialmente, Galileo lo denominó Júpiter I, por ser el satélite natural más cercano a ese planeta.

Efectivamente, Ío es el satélite galileano más cercano a Júpiter, aunque en tamaño ocupa la tercera posición: tiene un diámetro de 3.600 kilómetros. Aunque tiene una gran densidad, es el astro con menos agua de todo el sistema solar, y además, está formado por grandes llanuras y más de 400 volcanes activos, siendo uno de los cuerpos geológicamente más activos.

Según los estudios de la sonda Voyager 1 en 1979, la actividad de los volcanes ha limpiado los cráteres de la superficie. A diferencia de nuestros volcanes, los de Ío expulsan dióxido de azufre a más de 300 km de altura, pero la baja gravedad ayuda a que este material sea permanentemente expulsado de la superficie y ionizado por el campo magnético de Júpiter.

Además de sus fascinantes características, Ío es importante porque durante los siglos siguientes a su descubrimiento sirvió para la  validación de la tercera ley de Kepler  sobre la gravitación de los planetas y el modelo heliocéntrico de Copérnico, entre otras cosas.    

2. Europa

Europa es el satélite más pequeño de los cuatro de Júpiter, pero el sexto satélite más grande del sistema solar: 1.561 kilómetros de diámetro. Galileo lo llamó Júpiter II, pero en el siglo XIX fue bautizado con ese nombre en honor a la diosa Europa, amante de Zeus y madre del rey Minos de Creta.

Conocida en astronomía como la luna helada de Júpiter, los astrónomos  consideran que si hay vida extraterrestre en el universo estará en este satélite natural. En 2017 los científicos llegaron a la conclusión de que, por sus características, es probable que contenga vida, y anunciaron la intención de enviar misiones en un futuro cercano.

El aspecto de la luna helada de Júpiter llama la atención, pues la superficie es una distribución de manchas como si fueran los garabatos de un niño. Se trata de grietas en el cielo bajo las cuales subyacen, expandiéndose y encogiéndose por las fuerzas de marea que genera la gravedad, plataformas de hielo que flotan sobre un océano de agua líquida.

Por eso los científicos creen que esta luna de Júpiter tiene dos veces más agua que todos los océanos de la Tierra, una premisa básica para la creación de vida.

3. Ganímedes

Ganímedes es el satélite más grande de Júpiter y del sistema solar (5.268 kilómetros), y  el único que tiene campo magnético. Recibe su nombre del hermoso héroe mitológico raptado por Zeus para convertirlo en su amante y copero de los dioses. Galileo lo bautizó como Júpiter III, por ser el tercer satélite de Júpiter más cercano al planeta.

La apariencia de Ganímedes ofrece dos tipos de terreno predominantes: uno brillante y estriado y otro con surcos oscuros, que se refieren a su composición a partes iguales de silicio y hielo de agua. En su núcleo subyace hierro fundido que es el causante, según las hipótesis, del campo magnético de Ganímedes, mucho menor que el potente magnetismo de Júpiter.

Las zonas oscuras están surcadas de cráteres y tienen una antigüedad de cuatro mil millones de años, mientras que las zonas blancas son más recientes y están originadas por el calentamiento de la marea y los movimientos tectónicos.

Además, el telescopio espacial Hubble ha detectado presencia de oxígeno en la atmósfera de Ganímedes, originado por la radiación del hielo superficial. Ganímedes ha sido tomado como referencia, por su gran tamaño,  para muchas obras de ciencia ficción.

4. Calisto

La segunda más grande de las lunas de Júpiter y el tercer satélite natural más grande del sistema solar es Calisto, un astro formado por roca y hielo que Galileo descubrió más tarde que los tres primeros y al que llamó Júpiter IV. El más alejado de los cuatro satélites galileanos fue rebautizado como Calisto, la diosa ninfa amante de Zeus y madre de Arcadio.

Calisto tiene un tamaño de 2.410 kilómetros de diámetro y está excluido de las resonancias orbitales de las tres primera lunas. Esto significa que no está influenciado ni por la gravedad que provoca las fuerzas de marea, ni tampoco por la magnetosfera de Júpiter.

Se cree que se formó por la agregación del remolino de materia que rodeaba a Júpiter, pero su lentitud y la ausencia de fuerzas de marea determinaron su diferenciación química. Se cree que puede albergar un océano interior compatible con la vida, aunque con menos perspectivas que Europa. Sin embargo,  sus características lo hacen más favorable a una exploración.

Y es que en 2003 la NASA consideró la futura exploración humana del sistema solar exterior y, después de estudiar detenidamente el contexto, se decantó por Calisto como el mejor lugar para estabilizar la base científica de la misión. La baja radiación y la estabilidad geológica lo convierten en el lugar más indicado para futuras exploraciones.

12 lunas de Júpiter descubiertas recientemente

Dos siglos después del descubrimiento de los cuatro satélites de Júpiter, se descubrieron decenas de lunas más orbitando alrededor del planeta gigante. Sin embargo, a diferencia de las cuatro luna de Júpiter, estos satélites naturales era mucho más pequeños y constituían, junto a los anillos, sólo un 0,0003% de la masa total que orbita a su alrededor.

Metis, Amaltea, Tebe, Temisto, Lisitea, Dia, Carpo, Yocasta, Hermipé, Arce, Caldona y Eurídome son solo algunos de los nombres dados a estos satélites enanos, en honor a las amantes, hijas y conquistas del dios Júpiter. En total, el número de lunas aumentó a 67, hasta que un descubrimiento reciente lo elevó a 79.

Conclusión: ¿Cuántas lunas tiene Júpiter?

El pasado verano, los científicos buscaban objetos fuera del sistema solar cuando un grupo diminuto de astros llamaron la atención alrededor de Júpiter. Tras analizarlo se descubrieron 12 cuerpos celestes más orbitando alrededor del planeta, aunque su dimensión es aún más reducida  que la de las lunas descubiertas hasta ahora.

Esto hace pensar que hay muchas más lunas orbitando alrededor del planeta, que es ya de largo el planeta del sistema solar con más satélites naturales. Se cree que estos astros nacieron poco después de Júpiter, y que el magnetismo de este planeta gigante actuó  como un imán atrayendo la materia a su alrededor.

Dentro de estas nuevas, se halló una especialmente extraña que ha sido apodada como “la rara”. Luego bautizada como Valetudo, la bisnieta del dios Júpiter, esta estrella presenta una extraña forma de orbitar, pues situada en el anillo más alejado del planeta, orbita en la dirección contraria a las demás lunas.