Pocos intelectuales occidentales han sido tan implacables con el influjo de la religión en la sociedad contemporánea. En este sentido, las frases de Nietzsche más recordadas, centraron el blanco de su ira en cómo la moral resultante de siglos de cristianismo había relegado las necesidades de los seres humanos a un segundo plano. Además, el erudito germano fue implacable contra todo lo que él percibía que era contrario a la naturaleza humana.
Nietzsche no era muy amigo de morderse la lengua. Compruébalo:
Incisivas palabras para criticar nuestra especie.
No todos se atreven a hacer frente a lo que les infunde miedo.
Nietzsche siempre defendió que una persona ha de mantenerse íntegra en su manera de actuar.
Duras declaraciones hacia quienes intentan consolarse para no sentir remordimientos por sus acciones.
Alimentarse de esperanza puede resultar contraproducente si perdemos la noción de la realidad.
Una de las mejores frases de Nietzsche donde nos advierte de que los monstruos caminan entre nosotros y que, si nos descuidamos, podemos acabar convertidos en uno. El famoso criminólogo Robert K. Ressler utilizaría esta cita célebre como prefacio de su obra El que camina con monstruos (1992).
La fe es un arma de doble filo que, si no se maneja con cuidado, puede limitarnos en nuestra forma de interactuar con el entorno.
Somos prisioneros de las necesidades carnales.
Una ácida crítica hacia quienes creen tener el monopolio de lo moralmente correcto, para que así las personas hagan uso del libre albedrío.
Aunque muchos se nieguen a negar nuestra parte animal.
Friedrich Nietzsche reivindicaba la soledad como parte esencial de la persona.
Y es que la verdad a veces sienta como un jarro de agua fría.
Hitler encontró en las frases del filósofo Nietzsche sobre la diferencia de razas y su concepto de “superhombre” la base para sustentar las tesis de su ideología.
Un dardo hacia todo el que quiera ser padre, motivado por el hecho de que Nietzsche perdió al suyo con apenas 5 años.
Es la experiencia la que hace la soledad más llevadera.
Caer en el autoengaño y la autocompasión son tendencias muy habituales cuando no queremos asumir las consecuencias de nuestros actos.
Para el sabio del bigote, a menudo son conceptos contrapuestos.
La lástima es que algunos hombres, en su infinita soberbia, no lo vean igual.
El hombre que es capaz de soportar la soledad tiene mucho más ganado que el que necesita patológicamente la compañía de otros.
Quienes crean en las historias de amor románticas será mejor que no lean nada de este filósofo.
El arte es una de las múltiples vías de escape que nos sirven para cincelar la realidad a nuestro antojo.
Nuestras necesidades siempre han de ir por delante de cualquier dogma.
Por lo general, parece que nos aterra vivir saliendo del guion.
Las preguntas aparentemente irresolubles escapan a nuestra comprensión.
La simbología siempre ha estado presente en las frases filosóficas de Nietzsche para ilustrar los dilemas morales a los que el hombre se enfrenta durante su existencia.
A Nietzsche nunca le gustó que unos pocos tuvieran el poder sobre la mayoría.
¿Cuántas veces nos ocurre que los problemas más nimios son los que más angustia nos generan?
Para muchos grandes pensadores, la existencia no es sino sufrimiento con pequeñas notas de alegría.
Gran parte de los problemas que nos aquejan hoy en día se solucionarían si se pusiera fin a la castidad.
Muchas almas solitarias claman desde el fondo de su ser por un poco de atención.
Muchos de los dardos envenenados del filósofo alemán reflejaban lo que opinaba sobre el sexo femenino.
Para Nietzsche, las mujeres son la causa de la perdición de los hombres.
Nietzsche era de los que pensaba que pocas cosas habían más terribles que la ira de una mujer despechada.
Aunque tal vez no haya escogido la mejor forma para decirlo, podríamos interpretar que lo que Nietzsche trata de dar a entender aquí es que mujeres y hombres, así como cada persona de forma individual, percibimos la realidad de formas distintas.
No todas las citas de Nietzsche sobre las mujeres buscan levantar las iras de este sector de la población, ya que aunque no lo parezca, también consideraba que podían ser la causa de felicidad de los hombres si les correspondían en su amor.
¿Nietzsche misógino? ¡POR FAVOR!
¿De qué virtudes viriles habla? ¿Hacen mejor al hombre o a la mujer que las posea? Y, por último, ¿qué opinaba de las cualidades femeninas?
Otra muestra de lo que significaban las mujeres para este pensador alemán.
Por fortuna, no todas las mujeres recurren a la misma solución a dicha paradoja vital propuesta porNietzsche.
Aunque en contadas ocasiones, Friedrich Nietzsche respetaba y veneraba a la mujer por encima del hombre.
Curioso cuanto menos, cuando actualmente muchas mujeres reniegan de lo típicamente atribuido como “femenino”.
Si hubo algo que Nietzsche criticó con dureza, fue el concepto de Dios planteado desde el cristianismo. Aquí va una muestra.
Esta sentencia, extraída de su obra Así habló Zaratustra (1883), es toda una declaración de intenciones que refleja el ateísmo de este gran pensador. Cuando dice que “Dios ha muerto”, se refiere a que el hombre moderno, producto de la revolución cultural que supusieron los años de la Ilustración, abandona los antiguos dogmas religiosos para abrazar el conocimiento y la razón.
Uno de los motivos por los que Nietzsche renegaba de la religión.
Incluso más de un siglo después, las afirmaciones de Nietzsche sobre Dios y la religión cristiana son toda una provocación.
Interesante reflexión que nos hace preguntar qué creación es producto de la otra, ¿Dios o la humanidad?
Una mordaz forma de decir que lo que hoy entendemos como ‘cristiandad’ se ha prostituido casi desde los orígenes de la misma.
Medidas drásticas para un fin que parece cada vez más lejano.
Nietzsche siempre denunció en sus polémicas citas cuán alejados de la condición humana estaban los dogmas cristianos.
Según el filósofo alemán, la causa de la destrucción del mundo es la propia religión.
Nietzsche sostenía que Eros, el ente del bien que mantiene una eterna trifulca con Thanatos, las entidad maligna que trata de llevar a la humanidad a la desgracia, ha sido contaminado por la influencia de la religión cristiana.
Como el monstruo de Frankenstein, que se volvió contra su creador y se convirtió en su perdición, Nietzsche despoja al hombre de toda cualidad divina con tal de demostrar que los seres humanos, tarde o temprano, se rebelarán contra Dios.