Vivimos inmersos en la cultura de la inmediatez, esto es una realidad. Nuestra cotidianeidad está caracterizada por las prisas, los nervios y las urgencias. Todo lo que nos tome más tiempo del estrictamente necesario para continuar con nuestros quehaceres habituales se intenta atajar o eliminar.
No obstante, cuando no podemos ejercer un control sobre aquello que nos está demorando más de lo que quisiéramos, es cuando se despierta nuestra ira y hostilidad hacia lo que nos está separando del objetivo que pretendemos conseguir, debido a la impotencia de no poder influir para acelerar el proceso. Hablamos de las esperas, las largas y tediosas esperas.
Veamos cómo se las apañan las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) para que no descarguemos nuestra cólera contra el portátil u ordenador cuando nos mantienen esperando a que la página de turno cargue.
Los iconos de espera
Hoy en día, en el mundo automatizado (no sólo por las máquinas, sino también por nuestra forma de ser, tan mecánica y rutinaria) en el que nos ha tocado convivir, las esperas no están nada bien consideradas. Y un ejemplo muy gráfico lo tenemos cuando nos sentamos ante la pantalla de nuestro ordenador o dispositivo electrónico de turno (teléfono móvil, tablet o consola); algo que hacemos tan asiduamente que, cuando vemos que éstos no cargan, sacamos lo peor de nosotros.
Con tal de evitar que apaguemos o reiniciemos la máquina, muchos sistemas operativos hacen uso de iconos de espera; señal de que poco a poco la web a la que pretendemos acceder estará disponible. Cuando estas imágenes de carga hacen acto de presencia en pantalla, cambia la percepción que se tiene sobre la espera. Hasta cierto punto, se relaja nuestra actitud y tendemos a tolerar mejor este tiempo muerto.
En cambio, si no obtenemos respuesta de lo que está ocurriendo o señal de que el proceso avanza, es cuando se ponen a prueba nuestros nervios
Las imágenes en movimiento, una mejor solución
Decimos que si hay algo que funciona para relajar nuestra tensión cuando hay un retraso en el inicio de una página de Internet, es incluir un pequeño icono que nos dé pistas de que el problema está siendo gestionado y que pronto podremos visitar el contenido que nos interesa sin más dilación. Ahora bien, algo que recomiendan los expertos en diseño de software es evitar la inercia de estas pequeñas imágenes informativas; es decir, que mejor darles cierto movimiento.
Cuando la espera se alarga varios segundos es cuando hay que poner en práctica esta maniobra, ya que la simple presencia de un icono en pantalla no da demasiada información acerca del progreso de carga. Así pues, animar el típico reloj de arena de Google moviéndolo y viendo cómo los píxeles que representan la arena caen de un lado a otro es mejor opción; aunque en realidad lo que esté sucediendo entre circuitos y bits sea exactamente lo mismo.
Podríamos citar como ejemplos a los que estamos acostumbrados el ya mencionado reloj de arena de Windows, los círculos que giran 360 grados o los relojes de Whatsapp.