En las últimas décadas, las personas que trabajan en prácticamente cualquier sector laboral conocen la importancia de tener un buen plan de marketing, ya que sin este, los negocios están abocados al fracaso. En un mundo capitalista, donde abrirse camino en el mercado es tan difícil, las Flagships aparecen como herramienta de publicidad de eficacia probada, pero ¿por qué están arrasando?
Antes de empezar a valorar la eficacia, debemos detenernos en el origen y significado de esta práctica cada vez más usada, tan atractiva para los grandes empresarios, como para el público general.
¿Qué es un flagship?
La traducción de este anglicismo puede ser “buque insignia”. Este tipo de barcos se caracterizan por ser de grandes dimensiones superando las quinientas toneladas, con varias cubiertas, pudiendo tener tanto fines comerciales como militares. Además suele ser un buque simbólicamente importante y servir como referencia para el resto de la flota, por lo que en él es común encontrar grandes cargos.
Evidentemente, este no es el significado que buscamos, pero sí son representativas las características para el ejemplo del que hablamos a continuación.
Pues bien, una flagship, también conocida como flagship store o concept store, es una tienda de una marca concreta de productos (siendo lo más común ropa y tecnología) donde se despliega ampliamente toda la gama de artículos de la misma por todo lo alto.
Por tanto, las flagships son lugares de referencia de las marcas, no solo como puntos de venta, sino también, como centros donde demostrar el estilo y la esencia de cada marca, consiguiendo así diferenciarse de las demás.
¿Cómo suelen ser las Concept Store?
Sin duda, el adjetivo que mejor las define es el lujo. Como era de esperar, solo las marcas más prestigiosas y con más ingresos pueden permitirse este tipo de proyectos. Estas tiendas, suelen situarse en edificios de varias plantas con arquitecturas destacables y emblemáticas dentro del entorno urbano en el que se encuentran.
Dentro de estos edificios los productos que se venden, en realidad, no tienen porqué ser muy distintos a los de otra tienda de la misma marca. Bien pueden ser espacios más grandes, pero la variedad de prendas no suele ser mucho mayor. Entonces, ¿qué diferencia hay?
La diferencia básica es la presentación. En una flagship los productos se venden como verdaderas obras de arte. Esto transmite al comprador que lo que tiene delante es único, aunque se encuentre en otros muchos establecimientos por todo el mundo.
Añadido a esto, el comprador puede disfrutar realmente paseando por la tienda, donde encontrará decoración vanguardista, coherente con la marca. También es frecuente encontrar alguna cafetería o bar, al mismo nivel de la concept store que estemos visitando, donde poder relajarse y charlar en compañía.
Incluso, no es raro encontrar áreas comunes destinadas a que los clientes socialice o zonas en las que dejar a los más pequeños, permitiendo a los adultos disfrutar de una visita a la tienda. Durante su estancia, será frecuente encontrar trabajadores que les ofrecerán una atención personalizada y distintiva.
Tienda Online vs Flagship Store
Tal vez sorprenda cómo a pesar del impactante crecimiento y exito de las tiendas online, este tipo de estrategias de venta y publicidad siguen acaparando gran parte del dinero invertido por las marcas. Bueno, quizás no sea tan sorprendente cuando se hace el siguiente razonamiento:
Si una gran marca de ropa, como es ZARA, por ejemplo, decide dar el salto a las compras por internet, es lógico que desde el momento cero miles de usuarios hagan sus compras por internet; pero la eficacia de las tiendas online solo están aseguradas cuando una marca se ha construido previamente una reputación.
Es por eso que las tiendas físicas nunca desaparecerán, porque siempre será la mejor forma de captar clientes y darse a conocer, mediante una atención humana y personalizada, ofreciendo además, una visualización en vivo de los productos y el espacio.
Porque es solo después de haber construido una imagen de marca sólida, cuando las tiendas online funcionan fácilmente. De lo contrario, sería muy difícil diferenciar varias marcas de ropa solo por sus páginas web. Aquí es donde las Flagships están arrasando.
¿Hasta cuándo seguirá esta moda?
Todo apunta a que esta “moda”, que más que moda es una nueva estrategia de marketing, continuará expandiéndose durante mucho tiempo. El motivo es sencillo, los intelectuales de este campo se han dado cuenta de que las marcas no deben vender productos, sino elementos con los que se identifiquen las personas.
Ya no es una cuestión de ofrecer un artículo que satisfaga una necesidad, eso es cosa del pasado; ahora las marcas de renombre buscan personalizar su marca. Esto se consigue, no solo vendiendo ropa atractiva, sino enseñando al consumidor quién lleva esa ropa y cómo es quien la lleva, de tal forma que la gente pueda identificarse con el producto y hacer que forme parte de él. Esto convierte al consumidor en un fiel seguidor de la marca.
Es fácil verlo cuando analizamos la publicidad de Coca-Cola. Esta archiconocida marca de refrescos, ya no hace publicidad para darse a conocer o vender más, sino para vender una imagen mucho mayor, que en este caso es la de felicidad. De tal forma, que las futuras generaciones no vean esta bebida como un producto, sino como parte de su felicidad.
En resumen, las Flagships Stores han llegado para quedarse, y son el futuro del marketing para las grandes marcas, que ya no venden productos, sino que venden una imagen única rodeada de ideas con las que el consumidor se debe identificar.