“Y tú, ¿para cuándo?”. Esta es la típica pregunta impertinente que todo sobrino, nieto o pariente en "edad de casarse" o de "estar emparejado" tiene que oír por parte de algún conocido o familiar cercano, como si la existencia del entrometido de turno cobrase más sentido tratando de hacer de Celestina improvisada; o como si la vida del preguntado fuera a ser mejor por pasar por la vicaría.
No importa que hoy pueda vivirse inscrito como pareja de hecho y que se gocen de prácticamente los mismos privilegios que se tendrían estando casado. Y es que da la sensación de que un objetivo vital de los ciudadanos de esta sociedad tan hipócritamente abierta de mente y moderna, sea el tener que darse el “sí, quiero”; de lo contrario, se le considera a uno poco menos que un descastado.
Sin embargo, a veces el cuento no sale como a los príncipes y princesas de turno les gustaría. A pesar de tratar de vendernos las bondades del matrimonio con todo de mantras trillados, bombardeandonos con publicidad machacona a todas horas o de recurrir al típico y desfasado “siempre se ha hecho así”; los divorcios siguen estando ahí para demostrarnos que nada es definitivo.
Pero, ¿cuáles suelen ser las causas que subyacen al cese del santo sacramento? Veámoslo, pero antes, unos cuantos datos para recapacitar al respecto.
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Un poco de números acerca de los divorcios en España
España es uno de los países donde más divorcios se ejecutan en comparación con el resto de Europa. Es más, ya en 2014, se colocaba en el quinto puesto mundial a la cabeza en matrimonios fracasados.
Este título no se concede aleatoriamente; y es que los españoles que tanta prisa tenían en su día por ponerse los anillos de compromiso se lo han ganado a pulso. Para muestra, un botón:
Divorcios en 2016
El pasado año terminó con 101.294 separaciones, declaraciones de nulidad y divorcios; esto implica 2,2 de cada 1000 habitantes y un aumento del 0.3% en el caso de los divorcios, en comparación con 2015. De este total, el 96.824 pertenece únicamente a los divorcios (el resto son 4.353 separaciones; y 117, las declaraciones de nulidad).
Muy halagüeño todo, ¿verdad? La situación no lo mejora si la analizamos desde este prisma: se dice que en España, cada 5 minutos se rompe un matrimonio, 290 rupturas diarias. ¡Que vivan los novios!
Duración de los matrimonios
La felicidad de casados tiene fecha de caducidad, al menos en España: 16,3 es la media de años que duraron los matrimonios que se divorciaron en 2016. Del total de divorcios, el 31,6% de parejas llevaba más de 20 años “felizmente casados”; mientras que el 22,2% se aguantaron durante bastante menos, entre cinco y nueve años.
Lo de que “hasta la muerte nos separe” parece que no ha acabado de calar del todo. Tal vez algunos pensaban que la frase se refería a la muerte de su matrimonio, no a la de su persona.
Edad y nacionalidad de los contrayentes
En lo que respecta a cónyuges de sexo diferente, la cantidad de divorcios más elevada se produjo en hombres y mujeres situados entre los 40 y 49 años. La media de edad de ellas era de 44,2 años y la de ellos, 46,7.
Si nos centramos en su nacionalidad, la gran mayoría de exparejas son españolas (84,2%). Únicamente había uno de los miembros de nacionalidad extranjera en el 10% de casos; y en un 5,8% lo eran ambos.