‘Hobbs & Shaw’, el spin-off de ‘Fast & Furious’, tiene todo lo que le podemos pedir a un taquillazo veraniego. Dos horas y cuarto de desconexión y disfrute absolutos.
‘Hobbs & Shaw’ ya ha llegado a los cines de todo el mundo. Tal y como se esperaba ha liderado la taquilla en su primer fin de semana, y es que las cosas bien hechas suelen obtener resultados.
El éxito de la saga ‘Fast & Furious’ después de su refundación a partir de la cuarta entrega tiene un responsable claro (que no el único) Dwayne ‘The Rock’ Johnson. Tras ejercer de rival de Diesel y Walker, pasó a ser su compañero de fatigas cuando apareció una amenaza mayor: Owen Shaw.
El hermano de Owen, Decker, interpretado por Jason Statham, también comenzó siendo enemigo íntimo de la banda liderada por Toretto para aliarse con ellos por razones de fuerza mayor. Ahora ambos protagonizan este ‘Hobbs & Shaw’ que promete ser uno de los taquillazos del verano, amén de una película muy disfrutable.
¿Merece la pena ver 'Hobbs & Shaw'?
La respuesta es un rotundo sí. ‘Hobbs & Shaw’ consigue volver a la esencia de los auténticos blockbusters y nos ofrece más de dos horas de película que se pasan volando entre persecuciones, peleas, tiroteos y explosiones.
El cine nació como un producto de entretenimiento y en la saga ‘Fast & Furious’ lo saben. Es casi imposible despegar los ojos de la pantalla. Ya en la primera escena asistimos a una declaración de intenciones de lo que será la película. La agente Shaw, del MI6, tiene la misión de recuperar un peligroso virus que amenaza a la humanidad. Está resguardado en un maletín, en unas cápsulas, que lo mantienen estabilizado.
Sin embargo, en mitad del operativo aparece Brixton (Idris Elba) con su equipo. Brixton es un ex -agente del MI6 que tiene el cuerpo mejorado con avances mecánicos que le han convertido en “en el Superman negro”, una máquina de matar casi invencible. Hattie Shaw, una formidable profesional, consigue escapar tras inocularse el virus en las cápsulas, que tardarán un total de 72 horas en disolverse y pasar a la sangre para destrozar su cuerpo primero y extenderse por todo el mundo después.
A partir de aquí ‘Hobbs & Shaw’ se convierte en una película tan sencilla como efectiva. Ambos protagonistas son reclutados por la CIA para hacerse cargo de la misión y, cuando se dan cuenta de que tendrán que trabajar juntos, las rencillas son ineludibles.
He aquí otro de los fuertes de ‘Hobbs & Shaw’: el humor que riega toda la película en conversaciones entre Statham y Johnson que logran una química amor-odio realmente bien lograda. Según comentaban los actores, fueron ellos mismos los que se involucraron en esta parte del guión para sacar adelante sus propias bromas y juegos de palabras. Con la implicación de dos veteranos como éstos, las risas están aseguradas.
De la acción también se encargan Statham y Dwayne Johnson dos especialistas consumados en el género con decenas de películas a sus espaldas, pero no hay que despreciar el trabajo de David Leitch, el director de la saga ‘Deadpool’ que es el que se ha puesto detrás de las cámaras en esta ocasión, que le aporta a la cinta un ritmo vertiginoso y el conocimiento de cómo encandilar al espectador desde el minuto uno.
Todo esto hace que ver ‘Hobbs & Shaw’, preferiblemente en pantalla grande, sea una experiencia visual total y muy recomendable.
‘Hobbs & Shaw’, una película de acción de verdad
‘Hobbs & Shaw’ tiene todos los básicos de cualquier película de acción exitosa. Shaw es un ex espía del MI6 que se encarga de aportar dinamismo y socarronería, un poco como un James Bond desencadenado. También se tira de la archiconocida presencia de Statham en la saga ‘Transporter’, que le convierte casi por imperativo legal en el mejor conductor del planeta. Además cuenta con el sarcasmo inglés, tan divertido.
Su pareja de baile es Hobbs, una auténtica fuerza de la naturaleza que hace que nos creamos las hazañas más improbables con una facilidad asombrosa (como aguantar con una cadena durante unos segundos a un helicóptero con un solo brazo hasta que consigue enganchar en un coche que conduce Shaw. El tándem está bien construido y funciona.
En cuanto al villano, Brixton, cumple también los clichés del género. Loco, malvado, fuerte, aparentemente imparable pero (¡SPOILER!) parable. El personaje de Brixton, bien construido, es, sin embargo, el punto más flojo de la película. Por mucho que lo intenta, por mucho que mejora su naturaleza de ciborg a cada fallo con el objetivo de acabar con Hobbs y con Shaw, no termina de acercarse lo más mínimo a su objetivo.
Ya sabemos que en este tipo de películas en el 99% de las veces ganan “los buenos”, pero en ‘Hobbs & Shaw’ vemos a un Brixton torpe, poco imaginativo y cayendo una y otra vez ante los protagonistas. Desde la primera escena a la última no hay una sensación real de peligro. Y eso desmerece la eficaz actuación de Statham y Johnson.
Además del trío protagonistas-antagonista no nos olvidamos de Hattie Shaw (Vanessa Kirby) que no cae en los tópicos de chica que-debe-ser-rescatada-por-dos-hombres. Al contrario, actúa siempre con valentía e independencia, incluso cuando parece que la única opción de eliminar el virus pasa por su sacrificio voluntario, el cual encara con entereza. Bien por ella y por las mujeres que, cada vez, asumen más papeles protagonistas en este tipo de películas.
Hay mensaje en ‘Hobbs & Shaw’
Pero lo que de verdad engrandece a ‘Hobbs & Shaw’ es el mensaje que se entrecuela entre puñetazos y derrapes.
Brixton es lo que se conoce en las películas de espías como fantasma, un hombre que debería estar muerto. La tecnología ha sido lo que ha le ha devuelto la vida y se ha convertido en la punta de lanza de ETEON, la organización secreta que está detrás de la creación del virus, que pretende eliminar a todos los humanos que no acepten que el progreso está en la unión del hombre con la tecnología. Que quiere que todos seamos mitad humanos y mitad máquinas.
Frente a ellos, dos humanos, Hobbs y Shaw, imperfectos, inestables y (relativamente) frágiles, que se pelean entre sí movidos por sus emociones cuando deberían aliarse.
La segunda mitad de la película se convierte así en un alegato a favor de la humanidad. En un momento en el cual apenas se nos ocurre vivir sin un smartphone en el bolsillo y con una tablet y o un portátil en la mochila, el mensaje que nos transmite ‘Hobbs & Shaw’ es obvio: no reniegues de tu humanidad, las máquinas pueden fallarnos y, un tópico de la saga ‘Fast & Furious’, no hay nada como la familia.
La familia siempre está ahí. Desde las primeras escenas donde vemos a un Hobbs relajado merendando con su hija hasta o a Shaw yendo a ver a su madre (Helen Mirren) a la cárcel, al final, en el que el por qué y el cómo del desenlace está íntimamente ligado a las relaciones familiares.
En un tiempo en el que lo normal es encerrarnos en nosotros mismo, el individualismo y el egoísmo agradezco profundamente el compromiso de la saga ‘Fast & Furious’ con la familia y lo tradicional. Así, supongo, también lo entienden los espectadores que llenan las salas en España y en todo el mundo.
Vayan a ver ‘Hobbs & Shaw’, que el verano está para disfrutar y olvidarse de los problemas y Statham y Johnson ya sufren por todos nosotros.