La leyenda del chupacabras: ¿en qué consiste este mito?

La leyenda del chupacabras no es solo una película, sino uno de los grandes mitos e historias del mundo. Descubre qué parte es verdad y cuál ficción.
El chupacabras es una misteriosa criatura de la que casi todo el mundo, en ciertas regiones, ha oído hablar.
El chupacabras es una misteriosa criatura de la que casi todo el mundo, en ciertas regiones, ha oído hablar. | Imagen de: Okdiario.

 

En la cultura popular, quien más quien menos ha oído hablar o conoce la leyenda del Bigfoot, el Yeti o del monstruo del Lago Ness. Pero hay otra muy famosa, la leyenda del chupacabras, que es de las que más misterios ha levantado allá por donde se cuenta.

A mucha gente puede que le suene haber escuchado este nombre, pero  no todos saben en qué consiste la leyenda del chupacabras, aunque lo cierto es que muchos creen realmente en la existencia de este animal escurridizo.

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¿Qué dice la leyenda del chupacabras?

Según cuenta la leyenda, el chupacabras es el apodo que recibe una bestia ancestral de sigilosos movimientos y muy difícil de ver, con una especial predilección por la sangre de los animales de establo.

De acuerdo con la criptozoología, una variante de la zoología que se dedica al estudio de especies animales de las que no se ha demostrado su existencia, la descripción del chupacabras corresponde a la de un animal de poco tamaño (muchos coinciden en decir que es de dimensiones parecidas a las de un “oso pequeño”), pero de aspecto y olor desagradables.

Tanto el folclore como el boca-oreja han contribuido a alimentar la leyenda del chupacabras, un ser que, dicen aquellos que lo han visto, está dotado de grandes colmillos, parecido a un roedor y con rasgos de reptil (su lomo estaría recubierto de espinas, además de una piel de aspecto escamoso).

¿Cuál es el origen de la leyenda del chupacabras?

Contrariamente a otros mitos populares, la leyenda del chupacabras no es una de esas que haya perdurado a lo largo de los siglos (amén), sino que más bien data de hace relativamente poco tiempo.

La leyenda del chupacabras comenzó a extenderse a principios de los años 90, cuando en Puerto Rico, los campesinos de las zonas rurales vieron que algunas de sus ovejas habían muerto desangradas. Los animales presentaban sendos agujeros en la zona del cuello, lo que hizo pensar que su atacante les había succionado la sangre. A partir de ese momento, más animales del campo fueron apareciendo muertos por la zona: no sólo ovejas, sino  cerdos, cabras e incluso caballos.

Quien estuviera detrás de estas matanzas había encontrado en estos animales su fuente principal de alimento. Aunque en un principio se atribuyó la culpabilidad a la acción de una posible secta satánica que se dedicara a realizar rituales con sangre, los campesinos estaban seguros de que el culpable de las muertes de las reses era algo no humano.

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    La leyenda del chupacabras cruza fronteras

    A pesar de que los ataques comenzaron a ocurrir en Puerto Rico, los rumores sobre un ser desconocido que chupaba la sangre del ganado no tardó en propagarse por otros países de la América Central y del Sur, como República Dominicana, Guatemala, Costa Rica o Perú.

    La leyenda del chupacabras llegó incluso a oírse en el sur de Estados Unidos.

    Avistamientos del chupacabras: ¿son verdad o mentira?

    Desde que se diera a conocer la leyenda del chupacabras, son muchos los testigos que dicen haber avistado a esta criatura. No obstante, con el apogeo de Internet (lo que ha conllevado al aumento de los bulos o los conocidos como fakes), las imágenes y grabaciones en las que supuestamente el chupacabras ha sido captado, son para los escépticos simplemente fraudes que no hacen más que alimentar el mito.

    No hace falta profundizar mucho en la Gran Red para, mediante pocos clics, encontrar instantáneas en las que se ven cadáveres medio descompuestos de alimañas  que, aseguran, corroborían la veracidad de la leyenda del chupacabras. Pero como no podemos fiarnos de todo lo que se nos muestra (y ante la falta de pruebas irrefutables que vayan más allá de conjeturas basadas en el aspecto afeado de criaturas medio podridas que bien podrían estar catalogadas), la existencia del chupacabras sigue sin ser poder ser probada.

    Añadamos también que la criptozoología es precisamente eso, una ciencia (para muchos, de segunda) que se apoya en relatos que han ido transmitiéndose de generación en generación y que forman parte de la cultura y tradiciones de los lugares en los que se asegura haber visto a criaturas como el chupacabras; además de en grabaciones e imágenes cuya veracidad ha sido cuestionada, testimonios de dudosa credibilidad y en pocas (o ninguna) evidencias empíricas que prueben que tales seres existen.

    La ciencia habla de la leyenda chupacabras

    Ante la fiebre masiva que hubo en las áreas campestres tras darse a conocer la leyenda del chupacabras, los científicos encargados de analizar los restos de animales muertos por este nuevo ser, concluyeron que había una explicación más sencilla que desentrañara el misterio.

    Por lo visto, el o los chupacabras, lejos de ser algún tipo de engendro con rasgos de distintas especies, eran en realidad coyotes afectados de sarna, un virus contagioso que daña la piel y que es producido por un ácaro. Esta enfermedad, que muchos cánidos pueden contraer, provoca la pérdida del pelo, dejando la piel al descubierto, un rasgo que concuerda con el aspecto de roedor achacado al chupacabras.

    Además, la sarna genera un gran picor causado por la hinchazón que el parásito causa en el anfitrión. Al rascarse éste compulsivamente y haber desaparecido todo el pelaje, se provocan heridas y costras que afean todavía más su aspecto. Si bien en el ámbito doméstico, curar a un perro con sarna no implica demasiados dolores de cabeza,  si nos trasladamos a la naturaleza salvaje, donde no hay tratamiento alguno, la sarna se propaga fácilmente a poco que haya contacto con individuos que la tengan.

    No obstante, a los creyentes de la leyenda del chupacabras continúan sin convencerles esta explicación, prueba de ello es que la existencia de este animal es un tema de conversación que todavía sigue en boca de todos.

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