El mundo del celuloide está plagado de recursos que se utilizan y explotan hasta la saciedad para explicar mejor la trama de las películas. Sin embargo, hay elementos que forman parte de la historia y que, de forma casi anecdótica, se convierten en piezas fundamentales para el argumento.
Por eso, dedicaremos este espacio a explicar el significado del McGuffin, una técnica más empleada en las películas de lo que se podría imaginar, como comprobaremos.
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¿Qué es un McGuffin y cuál es su trascendencia?
Generalmente, el McGuffin se asocia a Alfred Hitchcock ya que fue de los directores que más lo emplearon.
Si alguien sigue sin saber de qué estamos hablando, aquí va: McGuffin es el nombre que recibe un objeto o dispositivo (aunque puede ser cualquier elemento de la narración, incluida una persona) que ayuda a desarrollar la trama de una película, pero que tampoco es vital para la historia en sí, ya que el McGuffin no necesariamente ha de estar siempre presente en pantalla.
¿Cómo? ¿Un elemento que desencadena el argumento principal pero que a su vez, si desaparece, no importa porque éste sigue avanzando? Sí, es más sencillo de lo que parece. Aunque se acuña el término a Hitchcock, han sido otros los cineastas que lo han empleado en sus trabajos.
Los 10 McGuffins más célebres de la historia del cine
Si aún no te ha quedado claro a qué se refiere la palabra McGuffin, hemos seleccionado 10 ejemplos muy conocidos que creemos te podrán ayudar a comprenderlo mejor.
¡OJO! Si no has visto alguno de los títulos que presentamos, te advertimos de que se avecinan spoilers, así que lee antes de qué película vamos a hablar y decide si quieres seguir o pasar a la siguiente:
10. Doug (Resacón en las Vegas, 2009)
Nos viene de perlas este ejemplo de McGuffin que demuestra que el recurso puede representarse en forma de una persona y no exclusivamente como un objeto inerte.
La despedida de soltero de Doug termina con Phil, Stu y Alan despertando en la habitación de su hotel tras una juerga desmedida. Pero Doug, el futuro novio, no está con ellos. A partir de ahí, comienza el periplo por la ciudad de las luces para dar con él, mientras los tres amigos tratan de reconstruir cómo fue su noche a partir de las piezas del puzzle que van encontrando por el camino. Y todo por Doug, que es por quien están en Las Vegas y por el cual tiene lugar la película.
Llega un punto en el que este trío tan carismático se ha metido en tantos líos que el público se olvida de Doug. La búsqueda del prometido da lugar a la trama, pero no volvemos a saber de él hasta casi el final de la película, cuando el misterio ya se ha desvelado.
9. Los planos de la Estrella de la Muerte (Star Wars. Episodio IV: Una nueva esperanza, 1977)
El primer capítulo de la célebre saga galáctica tenía como eje central el robo de unos planos cuya información no acababámos de saber en qué consistía.
Después de abordar la nave Tantive IV y descubrir que los planos robados no están en la computadora, Darth Vader y todo el Imperio se movilizan para dar con ellos. Pero, ¿qué hay en esos planos? Simplemente sabemos que es el simpático robot R2-D2 el que los tiene, siempre acompañado por su inseparable y verborreico C-3PO. Después, conocemos al resto de personajes (Luke, Obi-Wan, Han, Chewie y Leia), que tratarán de evitar que el Imperio dé con los androides.
Hacia el final, sabemos que los planos contienen detalles sobre un fallo técnico de la Estrella de la Muerte que podrían destruirla, pero apenas averiguamos nada más allá.
¿Que no es un McGuffin? Pensemos: si Darth Vader los hubiera recuperado al comienzo, la Alianza Rebelde hubiera sido aniquilada sin ninguna posibilidad de éxito y adiós saga taquillera.
8. Rosebud (Ciudadano Kane, 1941)
Dicen que es una de las mejores películas de la historia del cine (sino la mejor), pero su trama no podría ser más simple: la última palabra del magnate Charles Foster Kane antes de morir es "Rosebud”. Esto provocará que un intrépido periodista indague a fondo sobre el significado y origen de la palabra, originando el tema central del fim.
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Cuando descubrimos qué era “Rosebud” después de todo, muchos tuvimos que volver a encajarnos la mandíbula.
7. La pata de conejo (Misión: Imposible III, 2005)
Tras una fallida segunda entrega, JJ Abrams reflotaba la saga protagonizada por Tom Cruise y nos brindaba una de sus mejores entregas, en la que también consta uno de los villanos más brutales a los que Ethan Hunt jamás se ha enfrentado: Owen Davian, caracterizado por el polifacético Phillip Seymour Hoffman.
Con tal de pararle los pies, la FMI (Fuerza de Misión: Imposible) debe hacerse con “la pata de conejo”, un dispositivo que apenas llegamos a ver en pantalla y del que nunca sabemos cuál es su función. Pero es que nos trae sin cuidado, aunque esté constantemente mencionándose el pequeño artilugio, el argumento nos mantiene en vilo durante todo el metraje a pesar de que nos falte esta explicación.
6. El soldado Ryan (Salvar al soldado Ryan, 1998)
Una nueva muestra de que los McGuffin pueden ser usados en forma de persona: el soldado James Francis Ryan (Matt Damon), "protagonista" de la película de Steven Spielberg que narra cómo un destacamento de marines es enviado a buscarle.
La misión de rescate tiene por objetivo evitar la muerte casi segura de Ryan, perdido en algún lugar de la Francia ocupada por los nazis. Durante el transcurso del film, seguimos el avance por territorio enemigo de la patrulla encabezada por Tom Hanks, pero no es hasta el final que no le ponemos cara a quien le da nombre a la película.
Aunque para ser justos, cabe mencionar que James Ryan sí juega un papel importante aun siendo un McGuffin del que se prescinde durante gran parte de la historia, ya que cuando se niega a abandonar a su unidad a su suerte y volver a casa, indirectamente está sellando el destino de toda la compañía de rescate.
5. El Santo Grial (Indiana Jones y la última cruzada, 1989)
Escogemos la Copa Sagrada como ejemplo de McGuffin de una de las sagas de aventuras más célebres, si bien cualquiera de los objetos que dan comienzo a la acción en el resto de películas podría haber ocupado su lugar (incluidas las calaveras de la infame cuarta entrega).
Esta tercera parte empieza con un flashback en el que vemos que el padre de Indiana Jones lleva toda su vida buscando este tesoro perdido. Ya en la actualidad, sabemos que los nazis también van detrás de él. Pero no es hasta que secuestran a su padre (para que les ayude a encontrarlo), que Indiana Jones no se pone también en marcha para encontrarle, dar con el Grial juntos antes que los malos y salvar el mundo.
No obstante, poco llegamos a ver por qué el Grial es una pieza tan valiosa, pero la copa ha llevado al espectador a lo largo de la acción hasta el final.
4. El contenido del maletín (Pulp Fiction, 1994)
Una particularidad de los McGuffin es que, cuando se trata de objetos, no necesariamente tienen que explicarnos qué son o para qué sirven. Y en Pulp Fiction lo vemos claro. La enrevesada trama de Tarantino progresa aunque nunca se dé a conocer el contenido del maletín que tantas vueltas da. Pero, ¿realmente importa? Sabemos que es importante y que los personajes pueden llegar a matar por él, pero nunca sabemos qué hay dentro. Ni nos importa.
En Internet se ha especulado durante años con qué era lo que brillaba tanto y que iluminaba las caras de quienes lo contemplaban cuando el maletín se abría, pero Quentin Tarantino ha admitido que no hay respuesta a este enigma.
3. Los 40.000 dólares (Psicosis, 1960)
Un buen ejemplo muy representativo de la obra Hitchcock, que era un entusiasta de este recurso. Psicosis es una película pionera que se atrevió a hacer algo que para muchos cineastas sería impensable: matar a su protagonista en mitad del segundo acto. Además, incluye un McGuffin que llega a extraviarse y aun así, el foco de atención del espectador se mantiene. Nos referimos al sobre con dinero que Marion Crane roba al comienzo del film.
Tras fugarse con él, seguimos su viaje en coche por todo el estado, creyendo que la persigue la policía; hasta que se detiene en el famoso motel Bates. Después de la escena de la ducha, con Marion ya muerta, desaparecen el coche, su cuerpo y los cuarenta mil dólares que tantos quebraderos de cabeza le han dado. ¿Perjudica esto a lo que queda de película hasta el final? Para nada. La investigación posterior a su desaparición continúa su curso sin problemas.
2. El coronel Kurtz (Apocalypse Now, 1979)
Nuevamente, un McGuffin encarnado por un personaje de carne y hueso. En este caso, se trata del descastado coronel Kurtz de Apocalypse Now, la personal adaptación de Francis Ford Coppola de la novela El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad.
En este caso, una expedición capitaneada por el capitán Willard debe adentrarse a través de la selva camboyana y remontar el río Mekong hasta dar con el coronel Kurtz, un enajenado que ha renegado del servicio militar y se ha erigido como un dios que gobierna con mano de hierro sobre una tribu autóctona.
Igual que en el caso de James Ryan, lo poco que sabemos de Kurtz es lo que se desvela al protagonista (y de rebote, al espectador) nada más empezar la película; además de las inquietudes y dudas que este enigmático personaje le generan a medida siente que se va acercando más a él.
1. El Anillo Único (saga El Señor de los Anillos, 2001 - 2003)
Sí, el famoso Anillo de poder de la adaptación de Peter Jackson de la obra de Tolkien también es un McGuffin. Reflexionemos y pensemos acerca de lo que conocemos de esta pequeña joya indestructible: Sauron, el incansable villano moviliza a todas sus fuerzas oscuras para que den con el pequeño objeto. ¿Qué más? Pues que es un arma de poder muy anhelada por todos los pueblos y que, de caer en manos enemigas, supondría la destrucción de la Tierra Media.
Pero, admitámoslo, ¿qué muestras de poder da el Anillo? Atrae a los Espectros del Anillo cuando su portador se lo pone en el dedo, intenta seducir a personajes secundarios y se desprende de su dueño a voluntad… Pero ya está, nos basta y nos sobra para que sigamos el viaje de la Compañía del Anillo a lo largo de tres películas y desear que el Bien triunfe sobre el Mal. Nuestro interés recae en el viaje de los personajes, no en el objeto en sí.
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