Uno de los sueños de todo varón es tener un miembro de un tamaño considerable con el que esperarían poder saciar más a las mujeres. El que no admita que nunca ha deseado contar con un prodigio de la naturaleza así entre las piernas, bien es porque está ya dotadísimo o porque le aflige reconocerlo. Se ha considerado erróneamente que un pene mayor es sinónimo de más habilidad en la cama, aunque nada más lejos de la realidad.
Sea como sea, un aparato grande siempre ha contribuido a mejorar la autoimagen de los hombres, como una ejemplo más con el que regodearse en su virilidad y mostrarla al mundo marcando paquete. Sin embargo, y aunque sorprenda a muchos, a veces un falo grande puede ser un absoluto incordio. Y si no que se lo pregunten a Horace Owiti Opiyo, que hasta no hace mucho ostentaba el curioso récord de poseer los genitales de mayor tamaño jamás registrados en el mundo.
Veamos quién es este joven y cómo ha podido obrarse el “¿milagro?”.
¿Quién es Horace Owiti Opiyo?
El desdichado protagonista de esta historia es un joven de 20 años originario de Kenia, llamado cariñosamente Forence. A la edad de 10 años, sintió por primera vez un bulto raro en sus partes nobles. Extrañado, fue a un médico para que le extirparan al indeseado huésped.
No tardó demasiado en volver a sentir que había algo que no debía estar ahí abajo; lo que terminó confirmando cuando se percató de que sus genitales no dejaban de crecer desmesuradamente hasta que llegaron a alcanzar el metro de longitud y los 5 kilos de peso.
Al final, la situación era tan insostenible, que Horace no podía llevar una vida normal: apenas podía caminar, ni llevar pantalones, se vio forzado a dejar la escuela y a recluirse en su casa para no ser objeto de miradas indiscretas o burlas.
¿Cómo pudieron crecer tanto sus genitales?
Al parecer, lo que causó tal inflamación fue la picadura de un mosquito cuando Horace tenía diez años. Ya en aquella época (2006), tuvo que someterse a una cirugía para extraer el quiste. Cuando parecía que había pasado todo, su pene y testículos comenzaron a inflamarse sin mesura.
¿El motivo? El pequeño bicho había puesto huevos en el interior de su bolsa escrotal. Al eclosionar las larvas e ir creciendo, poco a poco fueron obstruyendo los conductos de drenaje de líquidos del cuerpo, lo que hizo que éstos se fueran acumulando en el interior al no poder ser expulsados.
Aquí aparece el caso de Horace. Advertimos de que se muestran imágenes completamente explícitas:
La habilidad de un vecino puso fin al descomunal falo
Gracias a la publicación en Facebook que hizo un vecino de Forence, pudo revertirse la situación. Una de las personas que vieron la publicación fue la mujer del gobernador del lugar, que pidió inmediatamente que un médico emitiera un diagnóstico sobre lo que le ocurría al chico.
Por lo visto, Forence padecía una condición que se conoce como “linfedema” o también, mediante un nombre que deja menos a la imaginación: “elefantiasis escrotal”. En resumidas cuentas, acumulación de líquidos en una zona del cuerpo. En su caso, producida por las crías de mosquito.
Una vez identificado el problema, el chico fue intervenido dos veces. En la primera extrajeron la piel sobrante y se deshicieron de los 5 kilos de peso extra que había en sus testículos. La segunda operación sirvió para reconstruir su falo para que tuviera un aspecto normal.
La vida de Horace con un pene normal
Nada más salir del quirófano, el joven aseguró sentirse completamente aliviado. Evidentemente, notó que se había quitado un peso de encima y que se notaba “más ligero”.
Ahora que ha recuperado su vida, dice que lo que quiere es centrarse en sus estudios y en las actividades que más le gustan: jugar al balón, correr o nadar… Sin ánimo de frivolizar con el asunto, pero ¿seguro que ninguna más?