Onicofagia: qué es y cómo podemos evitar este hábito

¿Cómo evitar una costumbre que tienen hasta el 30% de las personas?

La onicofagia puede llegar a ser realmente incontrolable.

La onicofagia puede llegar a ser realmente incontrolable. | Imagen: Wikimedia Commons

La onicofagia es el hábito de morderse las uñas. Ya sea como producto de un comportamiento más nervioso en general o por una situación concreta que nos hace estar inquietos (como un examen, una reunión o una cita importante), muchas personas recurren a esta práctica como vía de escape para relajar la tensión.

Sin embargo, morderse las uñas tiene repercusiones tanto a nivel estético, ya que no proporciona exactamente una buena imagen de la persona; como para la salud, pues contribuye a deteriorar los dientes, dañar las encías y los dedos.

La onicofagia es también una costumbre insana, puesto que utilizamos las manos para todo tipo de actividades de nuestro día a día, lo que implica que éstas entren en contacto con elementos que pueden contener bacterias contagiosas que se depositan en los dedos y que luego nos llevamos a la boca.

Posibles causas de la onicofagia

Conforme a los expertos en la materia, morderse las uñas podría tener su origen en los primeros estadios de la infancia. Por todos es conocida la afición que tienen los bebés con sus manos cuando descubren que con ellas pueden influir en el entorno a voluntad. Al fin y al cabo, ¿quién no ha visto a un bebé chupándose las manos? De hecho, muchos niños pequeños continúan haciéndolo en los primeros años. 

La onicofagia sería la consecuencia directa de vicios como la succión del pulgar (incluso cuando otros niños de la misma edad han dejado de hacerlo) o, como se ha dicho, estar constantemente con las manos en la boca.

Cuando esta patología se genera en la niñez es cuando su eliminación se torna más compleja, ya que se ha cronificado, por lo que será más común que ocurra con más frecuencia ante cualquier circunstancia que dispare la ansiedad de la persona. Para este tipo de casos puede ser recomendable realizar algún tipo de  tratamiento farmacológico que permita suprimir esta conducta y compaginarlo con uno psicológico para indagar en sus causas. Podríamos diferenciar las causas en dos:

Externas

Son debido al estrés del día a día en el trabajo, los estudios o con la pareja; entre otros. Su abordaje es más sencillo y con mejor pronóstico, ya que con un poco de motivación para el cambio y mantenimiento de la conducta, puede abandonarse.

Internas:

Más enrevesadas, puesto que conforman el motivo por el que la onicofagia se cronifica. Suele ser producto de traumas psicológicos en la infancia, por dinámicas familiares disfuncionales, maltratos o autoestima baja.

Si bien algunas veces algunas personas recurren a la onicofagia puntualmente como mecanismo para afrontar una situación concreta; otras se torna en compulsión, lo cual hace más difícil el reto de abandonarla. Aun así, seguidamente veremos de qué forma podemos combatir esta costumbre desagradable y antiestética.

Claves para dejar de mordernos las uñas

Una costumbre como la onicofagia tiene repercusiones tanto en nuestra autoimagen como en la que transmitimos a los demás. La gente con la que interactuamos pueden percibir fácilmente por el aspecto de nuestras manos si somos de tendencia nerviosa y si nos mordemos las uñas.

Además, si se realiza de forma muy compulsiva,  los dedos se deforman y pierden su contorno original. Hay incluso veces que, superado el hábito, la uña no vuelve a crecer de forma normal, alcanzando una extensión menor a lo largo del dedo.

Así pues, si tienes en cuenta todas las repercusiones que la onicofagia tiene en la salud en general, tienes que estar atento ante las siguientes pistas que te animamos a seguir:

1. Tomar conciencia del problema

Con frecuencia suele decirse que el primer paso para confrontar un problema es aceptando que se padece y de qué forma nos está afectando a nuestro funcionamiento global. Si no se realiza este paso, seguramente las probabilidades de éxito se vean reducidas.

Para evitar que esto ocurra,  la persona debe detectar bajo qué circunstancias tiene más tendencia a morderse las uñas; así como en cuáles es más difícil que lo haga, para tratar de mantener las manos ocupadas.

2. Mascar chicle

La goma de mascar es un buen sustitutivo para dejar las uñas quietas y alejadas de la boca. Eso sí, procura que ésta sea sin azúcar, ya que tu placa dental puede resentirse y provocar que se te piquen los dientes, con lo que estarías añadiendo más problemas.

3. Masticar regaliz

Para los que no les convenza la opción anterior, los palitos de regaliz conforman una alternativa adecuada, ya que además tiene propiedades beneficiosas para el hígado y sirve como digestivo.  Si tienes caries o poco esmalte dental, te recomendamos más el regaliz.

4. Tiritas

En cualquier farmacia o supermercado las venden. Simplemente tienes que engancharlas con la parte adhesiva cubriendo la uña e intentar acostumbrarte a llevarlas puestas.

5. Cremas

Se trata de un remedio que crea rechazo, puesto que consiste en aplicar geles especiales sobre las uñas. Estos ungüentos tienen un sabor amargo, así que si tienes el impulso de acercar las manos a tu boca,  se te quedará impregnada de su sabor amargo, de modo que la próxima vez lo pensarás dos veces antes de hacerlo.

6. Uñas postizas

Tal vez una opción que a más de uno le parezca radical, sin embargo es muy efectiva. Aunque se han asociado siempre con la belleza femenina, lo cierto es que hoy en día se fabrican uñas falsas con apariencia de uña real. Con engancharlas encima de las nuestras por la parte adhesiva, ya será suficiente.

7. Ponte guantes

Especialmente en invierno, tanto para protegernos del frío como para ocultar las manos. Si estás en un espacio cerrado o es una época de más calor,  puedes usar guantes finos que transpiren bien pero que cumplan su función para ayudarte con tu vicio.

8. Encuentra un hobby

Como lo lees. Encuentra una actividad que te mantenga ocupado y que te tenga la cabeza despejada para prevenir que te muerdas las uñas, como por ejemplo la pintura, maquetismo o la cerámica. Si te gusta la música, prueba a tocar un instrumento.

9. Escribe cómo te sientes

Para superar muchos miedos o ansiedades, se recomienda escribir todo aquello que nos pase por la cabeza. En este caso se trataría de anotar los pensamientos que fluyen en nuestra mente cuando sentimos el impulso de morder nuestras uñas.

Puedes comprarte una pequeña libreta de mano que lleves a todos los sitios contigo, por si te ocurre en algún trayecto hacia tu casa o el trabajo, por decir un caso. Estaría bien que esto lo complementases con ayuda psicológica, para que utilizaras ese espacio con tal de compartir lo que has escrito y que el profesional te ayude en el proceso.

10. Reconoce tus logros

Es igual de importante saber admitir que se tiene un problema, como decíamos al comienzo de la lista, como saber decir cuándo estamos progresando.

Cuando comiences a notar cambios y veas que tus uñas crecen,  permítete el gusto de sentirte bien contigo mismo: ese es el empujoncito que necesitas para mantenerte por el buen camino. Igualmente, cuando los demás lo perciban, te felicitarán por tus progresos y reforzarán tu idea de mantener este comportamiento.