No son pocas las noticias acerca de secuestradores que han mantenido durante largos periodos de tiempo a sus víctimas, creyéndose que pueden hacer con ellas todo lo que les venga en gana y reafirmarse en su poder sobre las mismas.
Ya en 2008 el mundo se conmocionó al conocer la historia del que fue apodado como “El Monstruo de Amstetten”. Joseph Fritzl tuvo secuestrada a su propia hija de 11 años durante más de 24 años en un zulo que había fabricado en el sótano de su casa.
A lo largo de todo este tiempo, la chica fue violada reiteradamente por su progenitor. Para hacer el caso aún más retorcido, tuvo siete hijos-nietos con él, uno de los cuales murió al poco de nacer y fue incinerado en el jardín de la casa.
Sin embargo, el caso de Amstetten no es el único en el que una víctima secuestrada ha tenido hijos con su captor. También en 2007 saltó a la palestra la situación de Lorena del Colle Amestoy, desaparecida cinco años atrás y que había dado a luz a dos niños durante su cautiverio.
Igualmente, en 2014, en Santo Domingo, se descubrió que otra chica había sido raptada durante doce años; durante los cuales dio a luz ocho hijos, fruto de las constantes violaciones a las que se vio sometida.
Lejos de parecer casos aislados, esta vez le ha tocado el turno a una joven de origen rumano que se trasladó a la pequeña localidad italiana de Reggio Calabria.
Un control de tráfico desajustó los planes del secuestrador
Aloisio Francesco Rosario Giordano, de 52 años, conducía su vehículo cuando fue parado para un rutinario control de tráfico el pasado fin de semana. Al cotejar sus datos, la policía descubrió que el hombre acumulaba antecedentes por una violación cometida en 1995 y por violencia doméstica.
Debido a su sospechosa reacción, la policía decidió personarse en su casa, aunque Giordano intentó evitarlo alegando que la dirección que constaba en su documento de identidad no era la de su domicilio actual y que iba cambiando cada cierto tiempo.
Un infierno debajo de casa
Al llegar al lugar, los carabinieri encontraron que el sótano de la casa se había convertido en una especie de mazmorra, hogar de una joven de 29 años. El zulo estaba poblado de ratones y todo tipo de insectos, no tenía agua corriente ni electricidad, había cubos reconvertidos en improvisados retretes y la cama estaba hecha por cuatro cartones mal apilados.
La chica pasaba todo el tiempo enmanillada a un poste metálico fijo en el suelo. Así, a su captor le era más fácil disponer de ella cuando quisiera violarla o golpearla, tanto daba.
Durante su década de cautiverio, ha tenido dos hijos (uno de 3 y otro de 9) que han presenciado todos los abusos a los que su madre ha sido sometida. Cuando la policía irrumpió en el sótano, los encontró llenos de mugre y en un deplorable estado de salud; y es que la madre ha confesado que no ha recibido ninguna asistencia médica ni para ella o sus hijos.
¿Quién es la joven?
Según ha trascendido gracias al diario Il Corriere della sera, la secuestrada, era en su día cuidadora de la mujer enferma del raptor. Al morir ésta en 2007, aprovechando que la víctima era incapaz de hablar el idioma y que no tenía a nadie en el país, Aloisio la encerró en el sótano y le impidió ningún contacto con el exterior.
Nuevos cargos para Giordano
A su condena en 1995, por la cual estuvo en prisión hasta 1999, se suman ahora cargos de malos tratos, esclavitud y agresiones sexuales. Seguramente, Giordano pasará una temporadita entre rejas (y esperamos que sea para siempre).