¿No sabes qué es un músculo esquelético? ¿Quieres entender las funciones de estos músculos? El concepto de músculo esquelético es sencillo de entender pero de vital importancia para comprender el funcionamiento del sistema encargado del movimiento en los animales y seres humanos.
En este artículo encontrarás de forma sencilla, respuestas a todo lo relacionado con este concepto de anatomía.
CONTENIDO DEL ARTÍCULO
1. ¿Qué es un músculo esquelético?
2. ¿Para qué sirven los músculos esqueléticos?
3. Tipos de músculos esqueléticos.
4. Cómo se estructuran los músculos esqueléticos.
Los músculos esqueléticos forman parte del grupo conocido como músculos estriados. Estos están unidos al esqueleto (huesos) y están formados por células y fibras de características alargadas y polinucleadas (con varios núcleos a lo largo de las mismas).
Para que nos hagamos una idea, en torno al 90% de los músculos del cuerpo humano forman parte de este tipo de músculos.
Como acabamos de decir, los músculos esqueléticos son uno de los tipos de los músculos estriados.
Esta categoría está compuesta por músculos con estrías unidos a huesos o piel y que funcionan bajo el control voluntario. Se caracterizan además por contracciones de alta velocidad.
Los músculos esqueléticos, como cabría esperar, tienen una larga lista de funciones ya que cubren gran parte de nuestro cuerpo y conforman gran parte del tejido del mismo. A continuación vamos a ver las funciones de los músculos esqueléticos más importantes:
Gracias al sistema nervioso, que es el encargado de enviar las señales, los músculos esqueléticos reaccionan a estos estímulos para elongar o contraerlos.
A diferencia de otros músculos no esqueléticos (como puede ser el corazón), producen movimiento pero también desplazamiento. Esto permite que un organismo se desplace por el espacio sin tener que volver al punto inicial.
Gracias a la energía química, los músculos son los encargados de obtener energía mecánica. Sería el proceso bioquímico necesario para las dos funciones anteriores de mayor orden.
Una de las principales funciones de los músculos esqueléticos, incluso cuando no reciben señales del sistema nervioso, es mantener las articulaciones en sus sitios.
A pesar de que el cuerpo cuenta con varios tipos de protección (desde la piel hasta el sistema inmunológico, por ejemplo), los músculos esqueléticos también ponen su granito de arena para conseguir este objetivo.
Dado que mantiene las articulaciones en una posición determinada (con poco o ningún esfuerzo), los músculos esqueléticos nos permiten mantener una posición a lo largo del tiempo.
Todos hemos oído hablar de sentidos como el olfato y la vista, pero, ¿qué es la propiocepción? Pues bien, es el sentido que te permite saber en qué posición está una parte de tu cuerpo, sin necesidad de mirarla o de que entre en contacto con otro objeto.
Similar a la anterior, solo que en este caso nos avisa del estado de los órganos internos. Un ejemplo es el que sucede en los cólicos.
Cuando una zona está demasiado fría (o caliente) la sangre, que circula a través de los músculos esqueléticos, es la encargada de regular esta variable.
Si bien no se trata de la función principal, la contracción de los músculos fomentan el bombeo de sangre a los músculos activados.
Hay varias formas de clasificar los tipos de músculos estriados. Aquí te presentamos las principales.
Los músculos nunca actúan solos; por eso, podemos clasificar los músculos dependiendo de la relación que se establecen entre ellos.
Son los músculos que siguen la dirección del movimiento, permitiendo su realización. Por supuesto, no tiene por qué haber solo uno (de hecho, se puede decir que siempre hay varios músculos agonistas y varios antagonistas). Los agonista pues, son los que se contraen.
Al contrario que los agonistas. Estos músculos deben relajarse para permitir la acción del músculo esquelético agonista.
Se podría decir que los sinergistas son músculos agonistas pero con menor relevancia para realizar la acción. Dicho de otra forma, son como músculos auxiliares.
Existen 5 tipos distintos de músculos esqueléticos dependiendo del movimiento que realizan.
El ejemplo más típico de movimiento muscular. Es por ejemplo la contracción del bíceps para levantar el antebrazo.
Por continuar con el ejemplo, el músculo extensor del caso anterior sería el tríceps.
Los músculos esqueléticos que realizan este tipo de movimiento son aquellos que permiten una separación con respecto al plano de referencia. Por ejemplo, si estamos en de pié en posición recta, levantar los brazos como si quisiéramos volar como un pájaro, sería un movimiento de abducción del hombro.
Un movimiento que consiste en girar sobre un eje propio. Hay dos subtipos: pronación y supinación.
También conocidos como estabilizadores, estos músculos esqueléticos mantienen una parte en una posición estática al mismo tiempo que realizan una tensión hacia otra dirección (o varias).
Hay dos tipos de fibras musculares. Cada una cuenta con sus propias características bioquímicas. Todos los músculos están compuestos por ambos tipos, lo que cambia es la proporción. Además, puede cambiar dependiendo del tipo de entrenamiento (más velocidad o más resistencia).
Se caracterizan por tener un color más rojo. Además son más resistentes pero tienen una menor velocidad.
Son de color más blanquecino. Permiten movimientos más rápidos y explosivos. Usan más cantidad de glucosa que las de tipo I, pero se fatigan con más facilidad.
Las células que componen los músculos esqueléticos se estructuran de forma cilíndrica generando largas fibras que se agrupan paralelamente, las unas al lado de las otras.
Los músculos del cuerpo, y en especial los músculos esqueléticos, son los órganos con mayor capacidad de adaptación del organismo (ya sea animal o humano). Son capaces de reforzarse y crecer a través del entrenamiento y atrofiarse hasta límites insospechados ante la ausencia de uso.
Por poner un ejemplo, si inmovilizamos un brazo en una posición de contracción (por ejemplo, plegando el brazo por completo), la longitud del músculo se verá menguada de forma significativa en poco tiempo.
Al contrario, dada la estructura de los músculos esqueléticos, si un músculo permanece mucho tiempo estirado al máximo, puede repercutir negativamente llegando a causar inestabilidad articular debido a la hiperlaxitud.