¿Necesitan los ciudadanos ser gobernados por mandatarios con poder suficiente para emitir leyes que administren la vida en sociedad?, ¿o mejoraría nuestra calidad de vida si tuviéramos la capacidad de autogobernarnos si no existieran estamentos superiores que lo hicieran por nosotros?
Este es el planteamiento que desde el anarquismo se ha difundido: el ser humano no puede ser controlado de ninguna forma por una minoría que ostente el mando. Vamos a explicar en qué consiste esta doctrina y qué ideales sostiene.
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¿Qué es el anarquismo?
En términos generales, el anarquismo es una ideología político-filosófica que sostiene la teoría de una forma de mando del pueblo sobre el propio pueblo, lograda tras la abolición de cualquier tipo de Estado y de jerarquía política que mande sobre la mayoría; consideradas formas de control perjudiciales para el ser humano y contrarias a su naturaleza libre.
Para el anarquismo, son los ciudadanos quienes deben ser soberanos de sí mismos, algo que debe conseguirse haciendo desaparecer cualquier jerarquía que conlleve desigualdades sociales entre los individuos. De esta manera, será posible evolucionar hacia una sociedad verdaderamente libre.
Orígenes del anarquismo
Aunque como doctrina política se atribuye a una propuesta del filósofo William Godwin, que defendía un mundo libre de las leyes imperantes del capitalismo; en realidad ya se hablaba de anarquismo en la Antigua Grecia, para designar los periodos en los que los helenos estaban sin mandatarios.
De hecho, si desgranamos la palabra “anarquismo”, comprenderemos mejor su significado: este término está compuesto por el prefijo an - (que significa “sin”) y por arkhé (cuya traducción es “mandato o soberanía”).
5 principios que sostiene el anarquismo
Ya los veníamos adelantando unas líneas más arriba, pero a continuación explicamos más a fondo cuáles son los fundamentos en los que el anarquismo se basa.
1. Rechazo del capitalismo
El anarquismo surgió como un movimiento de protesta reaccionario contra los estragos del capitalismo en los albores de la industrialización. Las clases sociales formadas por los esforzados trabajadores sufrieron las consecuencias de un sistema que les explotaba a cambio de un salario muy pobre y a costa de unas condiciones laborales pésimas.
Por ello, la principal lucha del anarquismo es contra el capitalismo, ya que los partidarios de esta forma de gobierno argumentan que la primera causa de las grandes desigualdades sociales es este sistema y todo lo que trae consigo. A partir de aquí, todas las siguientes medidas son una consecuencia directa de esta.
2. Acabar con el poder
Entendiendo como “poder” las estructuras superiores que dominan al pueblo, legislando y, para los anarquistas, recortando sus libertades. Eliminando las clases políticas y cualquier forma de soberanía, se acabarían las injusticias sociales, fruto de un sistema que justifica los medios para conseguir el máximo rendimiento al mínimo coste.
Así es como se alcanzaría una sociedad más igualitaria gestionada por los mismos ciudadanos, a quienes los anarquistas creen perfectamente capacitados de gobernarse a sí mismos, debido a una bondad que se atribuye como inherente a nuestra especie.
3. Supresión de las clases sociales
Igualmente, el anarquismo propugna que se termine también con los desequilibrios entre los propios ciudadanos, derrocando las clases sociales para que todos gocen de una igualdad real que vaya más allá del papel y que dé el mismo trato a todos.
4. Fin de la propiedad privada
En la definición del anarquismo entra también la abolición de toda propiedad privada, un concepto que se refiere a los medios de producción que las empresas privadas poseen y emplean para sus fines económicos.
En opinión de esta doctrina, los recursos deben ponerse a disposición de todos y expropiarse de las garras de los privilegiados, para el usufructo común.
5. Asociación libre
Finalmente, el anarquismo aboga por un sistema fundamentado en la cooperación entre los individuos que viven en comunidad, donde los intereses de unos pocos no pueden anteponerse a los de la mayoría social.
Educando correctamente a las gentes, enseñándoles a tomar las riendas de su vida y demostrándoles que nadie debe imponerse a ellas mismas; llegado el momento, éstas serán libres para vincularse voluntariamente en pequeños grupos de trabajo donde no haya desequilibrios de poder.
Los 3 pensadores trascendentales en el anarquismo
El anarquismo surgió gracias a las ideas de las siguientes tres personalidades, aunque cada una de ellas tenía una forma distinta de entender el movimiento.
1. Pierre-Joseph Proudhon (1809 - 1865)
Proudhon destacó por su discurso radical y por su concepción del anarquismo, que para él debía llamarse “mutualismo”. Fiel a sus ideas de que las clases humildes vivían subyugadas a los más acomodados y de que toda noción de libertad no era más que una ilusión, este revolucionario se dedicó en cuerpo y alma a dotar de dignidad a los desfavorecidos.
De acuerdo con sus aspiraciones, el proletariado terminaría por erigirse e imponer su propia ley, destinada a acabar con la burguesía y, en último término, con el sistema capitalista. Para Proudhon, no podía existir ningún poder político; además, era un gran partidario de poner a disposición de los trabajadores todos los medios de producción.
2. Mikhail Bakunin (1814 - 1876)
Activista consumado y luchador por los derechos de los trabajadores, Bakunin fue uno de los impulsores principales del anarquismo por Europa.
Estaba fuertemente vinculado a la masonería, ya que creía que esta logia podría emplearse para la lucha de clases que tanto ansiaba llevar a cabo. Ferviente defensor de la abolición del Estado como entidad soberana donde se organiza toda la actividad sociopolítica de un territorio, se le ha conocido por su rivalidad acérrima con Karl Marx, hecho que contribuyó a que fuera denostado y mancillado.
3. Piotr Kropotkin (1842 - 1921)
El anarquista Kropotkin fue otro de los intelectuales ideólogos de este movimiento. En su caso, tenía en mente la creación de comunas autogestionadas por los ciudadanos, donde imperase la colaboración entre todos, o como a él le gustaba llamarlo, el “apoyo mutuo”. Los valores que deberían imperar en esta nueva forma de sociedad serían la justicia, solidaridad entre iguales y, por supuesto, la libertad.
Considerado el padre del anarcocomunismo, era favorable de la toma de acción por parte de los sindicatos, única vía para que toda la ciudadanía adquiriese conciencia; y contrario a toda forma de poder.
Decía en 1883:
“Queremos la libertad y creemos que su existencia es incompatible con cualquier poder, sea cual sea su origen y forma (...) El mal, a ojos de los anarquistas, no está en la forma de gobierno, sino en la idea misma del gobierno, en el principio de la autoridad en sí”
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