Las plantas carnívoras o insectívoras son especies vegetales que han evolucionado de forma diferente a las plantas convencionales, pues al crecer en suelos pobres que no proporcionan los nutrientes suficientes para la supervivencia, se alimentan de insectos.
Por ello han desarrollado sofisticadas y alucinantes trampas que capturan a los bichos para sustraer los nutrientes necesarios para vivir.
LEstas especies vegetales se alimentan de insectos y protozoos, y esto las diferencia del resto de las plantas, que se alimentan de nutrientes de la tierra a través de sus raíces. Por esta particular característica, ha desarrollado una morfología de lo más peculiar.
Las plantas carnívoras disponen de un sistema de captura que varían depende de la especie, pero que incluye pinzas, pelos pegajosos, trampas de caída o mecánicas, y a través de productos químicos.
Su curiosa forma y la rareza que suponen en su especie han convertido estas plantas en un objeto de deseo para muchos aficionados que las cultivan en casa. Sin embargo, no es tan fácil mantenerlas vivas, y necesitan unos cuidados muy específicos.
Son plantas muy delicadas que han crecido en un ambiente con unas condiciones muy específicas, por lo que al cultivarlas en casa se producen, inicialmente, problemas en la aclimatación. En una pecera o un acuario podemos crear un terrario que les proporcione, en sus primeros días, la humedad y la temperatura adecuada.
El período recomendado para tener a la planta dentro de un cristal o un plástico es de un mes aproximadamente, tras la cual ya puede vivir normalmente en una maceta.
Con algunas excepciones, las carnívoras necesitan bastante luz. Sobre todo en algunas especies, como la Darlington o la Drosera, cuanto más luz reciben más vivos son los colores de sus trampas, que atraen con más facilidad a los insectos.
Plantas como la Dionaea, la Sarracena, la Darlington y la Cephalotus necesitan un mínimo de 5 horas diarias de luz directa del sol, en cambio la Drosera y la Nepenthes son más delicadas y necesitan un filtro para que las trampas no se quemen.
La temperatura es una cuestión muy relativa en las plantas carnívoras, y depende de si se trata de una especie tropical o no. La Sarracenia y la Dionaea necesitan pasar por un proceso de hibernación con temperaturas inferiores a 5 grados, o de lo contrario brotan débiles en primavera y acaban muriendo.
Otras plantas como Nepenthes o Drosera son de tipo tropical y no necesitan hibernación, al contrario, no soportan las temperaturas inferiores a 5ºC. Tampoco muy altas, por lo que lo recomendable es entre 15 y 25ºC, aunque depende de cada especie.
Una de las principales cosas a tener en cuenta para el cuidado de plantas carnívoras es que necesitan mucha humedad. Aunque ésta varia depende de la especie, por norma general hay que instalar un humidificador en la habitación, o bien poner la maceta en un cuenco con 2 o 3 centímetros de agua destilada o de lluvia.
Las plantas que necesitan más humedad, como la Nepenthes o la Dionaeas, pueden crecer con más garantías de supervivencia en un terrario, dentro de una pecera o un acuario de unos 40 x 25 centímetros.
Aunque en este apartado las planta carnívoras no exigen mucho, pues se adaptan fácilmente a cualquier terreno, sí que hay que tener en cuenta que suelen crecer en hábitats con suelos muy pobres. Por eso evita los sustratos con muchos nutrientes, porque si las plantas en tierras con sales minerales pueden morir.
El mejor sustrato el sphagnum, un tipo de musgo de PH neutro en semi-descomposición que ofrece dos ventajas principales: es pobre en nutrientes y tienen una gran capacidad de absorción de agua.
Existen más de 600 especies catalogadas 14 géneros botánicos, pero estas son las preferidas para tener en casa. Te contamos cómo son, cómo atrapan a sus presas y qué necesitas para cuidarlas bien.
Más conocida como Venus atrapamoscas, la Dionaea Muscipula es la más conocida de las plantas carnívoras, y la favorita de los aficionados a estas especies vegetales para tener en casa. Es especialmente llamativa por su morfología, que se asemeja a dos mandíbulas llenas de dientes que se cierran ante la presencia de un insecto.
En su estado relajado los lóbulos de captura son convexos, pero al cerrarse forman una estructura cóncava que encierra el insecto dentro. Las membranas tienen pelos sensitivos para notar la presencia de la presa, que activa el proceso de captura: estas se cierran y atrapan a la presa de forma mortal.
Una vez los lóbulos se consiguen cerrar herméticamente se inicia el proceso de digestión a través de la liberación, por parte de las mismas membranas, de unas enzimas.
Aunque su hábitat natural se localiza en el sureste de los Estados Unidos, se ha adaptado bien a muchos otros terrenos alrededor del mundo. Para su supervivencia exige un sustrato libre de sales minerales con una mezcla de arena de cuarzo y musgo sphagnum al 50%, y riego con agua ácida o destilada. Utiliza un PH 5 o 6, necesita mucho sol y nada de fertilizantes.
El secreto para mantener viva a una Dionaea Muscipula es recrear con la mayor exactitud posible su hábitat natural, el pantano: mantén siempre el sustrato húmedo con un mínimo de un dedo de agua. Temperatura ideal: entre 18 y 26 ºC en verano y entre 5 y 10 ºC en invierno.
Es una de las favoritas por su espectacular forma, una verdadera maravilla de la naturaleza. Se le suele llamar planta jarro por la forma de sus órganos en forma de jarrón. Su hábitat natural son las regiones tropicales de América, donde se ha visto a los monos beber agua de la lluvia en sus grandes cuencos, por lo que a menudo son conocidas como “copas de mono”.
Es, al mismo tiempo, una planta que necesita un cuidado muy atento, sobre todo porque exige unas condiciones elevadas de humedad. No son muy amantes de la luz del sol, requieren vaporizaciones de agua diarias, se tienen que podar en primavera y cambiar de maceta para favorecer la nueva floración, y un mínimo de 18 ºC.
Si consigues mantener a tu Nepenthes viva, tendrás en casa una planta espectacular formada por un tallo del que salen hojas alternas de unos 30 centímetros de longitud de color verde. Dispone de un zarcillo que le ayuda a trepar y en cuyo extremo se forma un cuenco de grandes dimensiones coronado por una estructura labial y una tapa.
En el interior almacena una especie de almíbar producido por la propia planta al que acuden los insectos atraídos por el olor del néctar. La presa cae en el recipiente y son digeridos.
Su precioso color morado hace que además de tener una planta curiosa en tu casa sirva como elemento ornamental. Por eso es una de las favoritas de los coleccionistas de plantas carnívoras. Son originales de Texas y sureste de Canadá, habituadas a suelos ácidos que carecen de nutrientes.
Para un exitoso cuidado en vistas a su supervivencia, la Sarracenia prefiere como sustrato una mezcla de turba y arena o perlita, y siempre es bueno mantener la maceta con varios centímetros de agua, pues requiere gran cantidad de agua.
Se distingue por un sistema de captura parecido al de la Nepenthes. Sus hojas forman una especie de jarra dentro de la cual se almacena un líquido viscoso. La segregación del néctar en la estructura labial atrae los insectos, que caen en la copa y son absorbidos mediante las enzimas que sintetizan las propias hojas.
Conocida también como lirio cobra tiene un dispositivo que la hace muy especial y curiosa: en vez de almacenar dentro de sus copas el agua de la lluvia, la regula dentro bombeándola o expulsándola según le conviene.
Tienen una fisiología espectacular, y por eso atraen a muchos aficionados a las plantas carnívoras. Tienen un acabado en forma de gancho que se asemeja a la cabeza de las serpientes cobra. En la parte inferior de la cabeza hay una apertura donde se posan las presas, de la que emana una lengua bífida.
La trampa dispone de una membranas en forma de ventanas por las cuales se filtra la luz del sol, de forma que el insecto va recorriendo el cuello de la planta creyendo que va a poder escapar, hasta que queda atrapado y es digerido.
Son plantas muy delicadas en cuanto a temperatura, pues en su hábitat natural crecen en tierras surcadas por las aguas del deshielo. Sobreviven con PH alcalinos y sustratos de musgo o, eventualmente, turba.
La Drosera tiene varias ventajas que la convierte en una planta muy atractiva: además de tener una forma curiosa con unos colores llamativos, tiene propiedades medicinales (es muy indicada para calmar la tos). Suele crecer en zonas de alta montaña y está en peligro de extinción.
Su morfología y el mecanismo de su trampa la hacen una de las plantas más fascinantes y letales: pocas presas consiguen escapar de sus fauces.
Se la conoce como rocío del sol o hierba de la gota, porque de su hojas rosas con tonalidades de fucsia brotan unos pelos acabados en pequeñas gotas que emulan el rocío en las frías zonas de montaña. Los insectos acuden confiados hacia estos tentáculos recubiertos de azúcares que lo atrapan.
Las terminaciones nerviosas alertan a la planta de la presencia de un insecto, y ésta multiplica la secreción de enzimas que acaban asfixiando a la presa. Entonces absorbe sus líquidos y obtiene la cantidad de nutrientes necesarios para sobrevivir.
Para un cuidado adecuado necesitan mucha luz solar con abundante agua destilada y una variación térmica entre 20 y 30ºC. Necesitan una humedad entre el 40 y el 70% y pulverización diaria. Un sustrato siempre húmedo a base de turba y perlita es lo ideal.
Esta especie de planta carnívora es natural de Australia y ha desarrollado una trampa de caída parecida a la Nepenthes o la Sarracenia, con unas hojas formadas en forma de jarra donde caen los insectos que son digeridos mediante enzimas.
La planta es algo más pequeñas que las citadas anteriormente y la trampa adquiere con la luz del sol una tonalidad de rojo intenso. La apertura donde entran los insectos tiene una estructura claveteada que facilita la entrada pero dificulta la salida.
No es una planta muy difícil de cuidar y se cultiva en todas partes del mundo. Requiere una temperatura de unos 25ºC, y en los meses de invierno pueden estar hibernando a menos de 5ºC. Un sustrato de musgo, perlita y arena es lo adecuado para esta planta carnívora que, por otro lado, requiere bastante humedad y luz directa del sol.
En terrenos húmedos pero agrestes sin vegetación a su alrededor crece una planta de aspecto inofensivo que, sin embargo, se la conoce como “Pinguicula atrapamoscas”. Tiene unas hojas largas y robustas de color verde entre las cuales nacen flores de color blanco que poco hacen imaginar que se trata de plantas depredadoras.
Sin embargo, en las hojas verdes de aspecto viscoso se desliza un líquido aceitoso que atrae los insectos y los atrapa con su efecto pegajoso. En este caso, el tamaño de los insectos es más reducido, y suelen ser moscas y mosquitos. El mismo líquido que los ha atraído los desintegra para que la pinguicula pueda absorber sus nutrientes.
La pinguicula vallisneriifolia suele crecer en la roca desnuda, por lo que un sustrato rico en minerales la mataría. Puede ubicarse en el exterior con luz indirecta, plantada en una mezcla de turba y perlita, y evitando temperaturas inferiores a los -2ºC.