Las rupturas con otras personas son dolorosas. Ya sea una relación familiar, de amistad o romántica el sufrimiento suele aparecer inevitablemente. En el caso de las rupturas amorosas, este dolor es con frecuencia intenso y persistente, dependiendo de diversos factores.
El lazo emocional que se ha construido con el paso del tiempo resulta difícil de borrar, sobre todo si es de forma abrupta. Por este y otros motivos las personas suelen preferir mantener relaciones de amistad, más o menos cercanas, con sus exparejas, pero ¿es recomendable esta práctica? ¿debería la gente continuar teniendo relaciones de amistad con sus exparejas?
Motivos para mantener la amistad
Existen más formas de vivir una relación sentimental que personas hay en el mundo. Los altibajos de una relación pueden desembocar en la ruptura definitiva, conllevando una cantidad de problemas variables dependiendo de los rasgos de cada uno de los componentes de la pareja.
Cada persona reaccionará de una forma ante la ruptura, en gran parte condicionado por los motivos de la decisión final. De hecho, la mayoría de parejas que rompen la relación, lo hacen de manera unilateral, es decir, es muy raro que ambos estén de acuerdo en romper definitivamente.
Por esto, debemos tener muy presente que lo más frecuente es que uno quiera terminar la relación y el otro continuarla. Dependiendo de cual sea tu posición dentro de estas dos opciones, deberás plantearte unas u otras cosas.
Las siguientes motivaciones y sus consecuencias ha sido descubiertas y estudiadas en un reciente estudio sacado este 2017 en la revista Personal Relationships titulado: Staying friends with ex-romantic partners: Predictors, reasons, and outcomes.
1. Seguridad
Las relaciones amorosas, bien construidas, aportan grandes dosis de seguridad y tranquilidad. Poder contar con esa persona tan especial tanto en los días buenos como en los malos, crea un “colchón” que puede ayudar a sobrellevar los golpes más duros de la vida. Es por esto, que muchas personas se niegan a dejar escapar esa seguridad y prefieren continuar teniendo una relación de amistad con la otra persona, aunque ya no haya amor.
2. Pragmatismo
Este motivo hace referencia a la motivación que siente una persona por mantener la relación con la otra para obtener beneficios prácticos. La persona puede obtener beneficios económicos, facilidades en el transporte, alojamiento, mejorar su imagen y relaciones sociales, etc.
3. Cortesía
Ciertas personas prefieren mantener una relación de amistad por miedo a distanciarse demasiado y herir a su expareja. Estas personas suelen tener rasgos de cuidador/a y suelen preocuparse generalmente bastante por los demás. Tal vez a la larga sea peor, pero si la comunicación es buena, poco a poco la distancia puede ir aumentando para hacerlo más llevadero para los dos.
4. Deseos románticos
Una de las causas más frecuentes y ocultas, son los deseos románticos por una de las dos personas que componían la pareja. Estas personas, normalmente de manera encubierta, prefieren tener una relación de amistad, para al menos, seguir viendo y manteniendo en contacto con la otra persona. Más adelante veremos las implicaciones de esto.
Motivos y consecuencias
Dependiendo de la motivación de cada persona, los resultados pueden ser dañinos o no para la relación. Si bien las intenciones pueden ser positivas, tal vez no sea lo mejor para la otra persona. A continuación, vamos a ver cuales de estas motivaciones descubiertas, son las mejores o peores para sostener una relación de amistad con la expareja.
Motivos sanos
La seguridad es el primer motivo que asegura con cierta fiabilidad que la amistad no sea tóxica para la pareja. Las personas que mantienen una relación de amistad con las exparejas por este motivo, suelen tener relaciones de amistad más sanas y fructíferas.
El pragmatismo, si bien suena a motivación maquiavélica y psicopática es en realidad un tipo de relación generalmente poco dañina con resultados más positivos para la pareja. Siempre que no se exceda unos límites y consista en un quid pro quo, la buenaventura estará asegurada.
Motivos perjudiciales
Desgraciadamente para muchos, los motivos sentimentales son los más perjudiciales para intentar mantener una relación de amistad con la expareja. Esta motivación, suele ser encubierta por una de las dos personas y suele acabar dañando la relación a la larga. Pero es obvio, si la relación no funcionó cuando era romántica, una relación de amistad basada en la atracción de este tipo no podrá funcionar.
Antes de empezar una amistad con el/la ex, debemos asegurarnos de que no nos hacemos un flaco favor o de que la otra persona no se está agarrándo a un clavo ardiendo.
¿Qué amistades son más largas?
De las 4 motivaciones analizadas, existen 2 que predicen con bastante certeza una larga duración de la relación de amistad. Estas son el pragmatismo y la cortesía. Pero por encima de estás, están los deseos románticos.
Independientemente de si la relación es cómoda y sana (cada cual deberá evaluar su situación), lo cierto es tanto la cortesía como el tener una visión práctica de la relación conlleva en muchos casos a mantener la nueva relación a lo largo del tiempo.
Por encima de lo anterior, las relaciones amistosas motivadas por los deseos románticos fueron las más duraderas pero sin obtener beneficios. Es decir, el deseo es suficiente para mantener la “amistad” aunque la relación no sea positiva. Esto es potencialmente peligroso, porque puede sostener a lo largo de mucho tiempo amistades tóxicas en las que una de las personas sienta un deseo amoroso por la otra persona.
La clave eterna: comunicación
Sería ridículo pretender anticipar los resultados de cualquier tipo de relación teniendo solo las estadísticas de diversos estudios. Si bien dan información muy útil que debemos tener siempre presente, lo realmente importante es amoldar estos datos a la casuística especial de cada relación.
La mejor vía, por tanto, será en primer lugar conseguir una comunicación de calidad entre los dos componentes de la pareja. Si uno de los dos (o los dos) siempre ha tenido dificultades para expresarse, deberá hacer un esfuerzo por el bien de ambos, y expresar cuales son sus necesidades, temores y objetivos con respecto la nueva situación relacional.
En segundo lugar, pero no menos importante, ser sincero con uno mismo con respecto a las motivaciones será la base para una buena comunicación entre ambos.