Un tipo de dudas tienen que ver con las circunstancias de nuestra futura muere. Cómo moriremos, cuándo, de qué, son algunas de estas dudas. Concretamente, el modo en el que moriremos es una de las preguntas esenciales que nos hacemos por miedo a sufrir en nuestros últimos instantes. A lo largo de la vida luchamos para eliminar o disminuir el sufrimiento, pero con respecto a esos últimos momentos, esa lucha se hace más fuerte.
Las 10 muertes más tormentosas
A continuación vamos a ver, en este ranking, de menor a mayor, las peores muertes que no debes desear ni a tus peores enemigos. Entre ellas encontraremos algunas clásicas y otras que no lo son tanto.
Uno de los problemas que nos encontramos al realizar esta lista es que dependerá bastante de la tolerancia de cada persona a cada tipo de sufrimiento. Hay personas que temen más el dolor físico y otras el psicológico. La duración e intensidad del tipo de muerte se combinan normalmente de manera negativa, es decir, cuanto más aumenta una más disminuye la otra. De todas formas, podemos encontrar alguna excepción en las torturas.
En la lista hemos reunido causas de muerte y hemos excluido torturas complejas que muchas veces se basan en la combinación de distintos métodos (quemar, cortar, asfixiar, introducir, etc).
10. Descompresión
El proceso de descompresión aparece cuando la presión externa que envuelve un cuerpo desciende bruscamente. Esto hace que el propio cuerpo se expanda. Aplicado a los seres humanos, puede suceder en cualquier contexto en el que una persona se encuentre en lugar con una determinada presión y en exterior, haya una mucho menor.
Puede por tanto sucederte si viajas al espacio, practicas buceo o vas en avión (aunque se requiere muchísima altitud para ser letal). En el caso, por ejemplo, de ir dentro de un submarino y salir estando debajo del agua, el proceso es a la inversa, ya que la presión exterior es mayor a la interna.
La muerte sucede porque los pulmones (especialmente si estaban hinchados y la persona intentó coger aire para aguantar más tiempo) ante el cambio de presión se expanden enormemente. A más diferencia de presión, más expansión.
Los tejidos se rasgan por la expansión y el oxígeno que circulaba por el torrente sanguíneo y los pulmones se escapa por el aumento de volumen. Todo el cuerpo se comienza a hinchar y la persona acaba muriendo de un paro cardíaco.
9. Asfixia
Ya sea porque una personas se encuentra aplastada por una muchedumbre (lo que le impide expandir el tórax) o porque tiene las vías respiratorias obstruidas, morir por asfixia es una causa de muerte relativamente frecuente.
Dura más tiempo que la muerte por descompresión y es bastante más angustiante. A nivel psicológico también es muy “dolorosa”, en especial en los casos en los que se sabe que no se podrá retomar el oxígeno.
El tiempo es bastante importante en esta muerte y un gran desconocido. En primer lugar, se tarda entre 1 minuto y 2 en perder la consciencia. Segundos después el cuerpo deja de respirar. En ese momento el cuerpo entra en un estado de “pausa”, donde si no se toman medidas, el corazón dejará de latir entre 1 y 3 minutos después, pudiéndose diagnostica “muerte clínica”. Finalmente, la muerte neurológica llegará poco después.
8. Ahogo
Este tipo de asfixia hace referencia a la asfixia por obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño (OVACE). Siendo la más frecuente el ahogamiento en el agua o por alimentos, este tipo de muerte es igualmente terrible como la anterior.
Existen dos diferencias a tener en cuenta. En el caso de estar sumergido en una gran masa de agua, la angustia psicológica suele ser mayor así como la sensación de no-escape. Llegado el momento, la persona involuntariamente intenta respirar debajo del agua tragándola e inundando sus pulmones mientras está consciente.
En el caso de morir atragantado por un objeto, existe la posibilidad de que el objeto no ocupe toda la vía y deje pasar un poco de aire, esto alargará la agonía.
Por estos dos motivos concretos, consideramos el ahogamiento por delante de la asfixia general.
7. Radiación
La muerte por radiación (ionizante) es bastante variada dependiendo de la fuente de radiación, el tiempo de exposición, las dosis y la persona.
De entrada, aumenta el riesgo de leucemia y prácticamente cualquier cáncer. Otros síntomas son, diarrea, fatiga, desmayos, quemaduras en la piel y en los órganos internos, vómitos, caída de cabello, delirios, hemorragias internas, disminución del sistema inmune, esterilidad, etcétera.
En dosis mortales los síntomas generan un malestar casi insoportable en todo el cuerpo y los órganos comienzan a funcionar mal. Lo peor, es que entre la administración de la dosis y la muerte, hay un periodo de supuesta recuperación, que desaparece pocos días después, cuando las células del sistema intestino fallen.
Una dosis extrema causa la muerte en poco tiempo a causa de la destrucción de las células que componen el sistema nervioso.
6. Congelado
La muerte por congelación supuso una de las grandes trampas de la segunda guerra mundial para el ejército Nazi durante el ataque a Rusia.
Esta muerte, que suele ser larga, dado que el cuerpo pierde temperatura con relativa lentitud, pasa primero por varias fases en las que los síntomas son variados y muchas veces reversibles con relativas pocas secuelas (como la amputación de un miembro).
La tercera fase de la hipotermia, antesala de la muerte, se caracteriza por la desaparición de los escalofríos extremos de la fase anterior. Aparece la incapacidad de mover las extremidades y la boca, el metabolismo celular se anula, la piel se vuelve azul, aparecen delirios y el estupor, los órganos empiezan a fallar, hasta que se pierde la consciencia y posteriormente la actividad cerebral.
Lo inquietante de esta muerte es el proceso previo, donde el dolor en las extremidades, como si de agujas clavadas se tratasen, resulta insoportable hasta que se termina de perder la sensibilidad. Un alivio temporal hasta que se descubre que las células nerviosas del miembro han muerto, y por tanto, habrá que ampurtarlo en caso de sobrevivir.
5. Hambre
El ser humano puede soportar semanas sin comer. Algunos expertos sostienen que incluso más de un mes. Si el hambre ya aparece cuando permanecemos 8 horas sin comer (sin contar el tiempo de dormir), ¿cómo se sentirá una persona que lleva una o dos semanas sin comer nada?
El tiempo que sobreviva dependerá de la cantidad de masa corporal (grasas, músculos, etc) de la que disponga el cuerpo para obtener la energía. Con el paso del tiempo, los órganos empezarán a fallar dejando como últimos supervivientes al cerebro y el corazón.
4. Sed
Morir de sed es mucho peor que de hambre. La sed es una sensación mucho más desquiciante que el hambre. De hecho, cuando se está un tiempo sin comer ni beber agua, la sed eclipsa por completo al hambre.
El cuerpo humano es sabio. Ante la imposición de una temporada de sequía, el organismo se revela haciendo aparecer la sed. Como el ser humano puede permanecer semanas sin comer, pero no sin beber, la obtención del agua es el principal objetivo, y por eso, el sufrimiento que provoca es mucho mayor al del hambre.
Además, cuando llevas mucho tiempo sin comer, llega un momento en el que el propio cansancio del cuerpo impide sentir hambre; pero esto no pasa con la sed. La sed nunca deja de aumentar hasta el último momento. Tal es su imperante llamada que la orina aparecerá como una salvación rápidamente sin ni siquiera cuestionarlo.
3. Perforación (empalamiento)
La clásica tortura del empalamiento consistía en colocar a la victima sobre una gran estaca (normalmente de madera) sobre la que se dejaba caer lentamente. La estaca solía introducirse por el recto o por la vagina, en el caso de las mujeres. Otras veces por la boca, de manera inversa. Existe incluso una variante en la que la estaca se calentaba primero al rojo vivo antes de dejar caer a la persona.
Este atroz método de tortura y asesinato podía durar desde los pocos segundos hasta 1 o 2 días. Todo dependía del curso que siguiese la estaca (ya que podía o no dañar los órganos vitales) y de la velocidad con la que caía la persona debido a su propio peso.
2. Quemado
Probablemente uno de los dolores más extremos del mundo, pero que no ocupa nuestro primer lugar por dos motivos. El primero: cuando la piel se quema junto con los tejidos, también lo hacen las terminaciones nerviosas encargadas de enviar las señales de dolor, lo que hace que desaparezca el dolor de determinadas zonas.
El segundo motivo y el más importante: La persona, a causa del fuerte dolor suele desmayarse, ya que el cerebro humano “desconecta” para no tener que soportar tal activación. Si esto no sucediese, una persona en llamas muere en muy poco tiempo, aunque depende de la intensidad del fuego y de si hay humo o no (pudiendo perder la consciencia por asfixia).
1. Infecciones e Insectos (Escafismo)
Este método de tortura consistía en introducir a una persona en una artesa (pequeña caja de madera) con varios agujeros por donde colocar brazos, cabeza y pies. El verdugo embadurnaba la caja con leche y miel para atraer a todo tipo de insectos y alimenta con el tiempo a la víctima con alimentos en mal estado. Esto último produce fuertes diarreas en la persona que atraerán aún más a los insectos.
La caja permanece en todo momento cerrada, por lo que los insectos, el olor y los residuos en proceso de putrefacción comienzan a crear un clima del todo insoportable. El mayor problema aparece cuando los insectos empiezan a introducirse dentro de los orificios de la víctima para depositar los huevos dentro de él. Con el paso de los días los insectos en el interior comienzan a alimentarse de la persona. Al final, muere por múltiples infecciones y fallos orgánicos.
Existe una versión en la que, en vez de una caja, se utiliza un animal muerto de gran tamaño (un caballo normalmente), y se emplea la misma técnica de introducir dentro a la persona con las extremidades fuera.