Las relaciones entre el ser humano y los animales han sufrido un proceso de transformación con el paso de la historia. Al comienzo (y tal vez aún hoy en día), se trataba de un vínculo simbiótico del que ambas partes sacaban provecho.
En la naturaleza se ven varios casos en los que esta asociación se aprecia: por ejemplo, entre grandes mamíferos, como el rinoceronte, búfalo, elefantes o jirafas y los pájaros llamados “picabueyes” (pájaros desparasitadores); o entre los peces payaso y las anémonas. Sin embargo, hace ya tiempo que este lazo ha ido más allá.
El ser humano busca el cariño que profesan animales como los perros o los gatos (más comúnmente) y a cambio, les proporciona alimento, cobijo y también cariño. Tener un animal de compañía es algo tan gratificante como sacrificado, algo con lo que no todo el mundo puede lidiar.
A continuación vamos a exponerte 6 cuestiones que deberías plantearte si alguna vez te decides a dar el paso de adquirir un animal de compañía y algunos consejos a tener también en cuenta.
Las 6 preguntas previas a adquirir un animal de compañía
He aquí 6 preguntas que todo el que vaya a acoger a un animal de compañía debería hacerse antes de emprender esta experiencia a la que nos tendremos que implicar al cien por cien:
6. ¿Qué puedo ofrecer a un animal de compañía?
Antes de tomar ninguna acción, deberías pararte a considerar esta opción. Es decir, hay que ser realista: pensar en cómo es nuestro día día y hasta qué punto podremos ajustarlo para estar pendientes del animal. Si ves que tus horarios y tareas son incompatibles con el cuidado de un animal de compañía, déjalo, porque no le vas a causar más que sufrimientos al animal y, por extensión, a ti mismo.
5. ¿Dónde vivo y qué animal quiero?
Una doble cuestión vital es esta. Tenemos que ser coherentes y reflexionar acerca de cuáles son las dimensiones de nuestro hogar, qué tipo de animal queremos para convivir y de si éste va a poder estar cómodo con lo que le ofrecemos.
Si vivimos en un pequeño piso en una gran ciudad, lo menos recomendable sería un animal de grandes dimensiones (como un perro pastor), algo que tristemente abunda mucho actualmente. Para casos así, un gato puede ser una mejor opción, ya que son animales que no requieren espacios para correr de la misma forma que ciertas razas de perro. Si, por el contrario, vivimos a las afueras, rodeados de lugares naturales por los que poder pasear a un perro y vamos a poder ir a caminar con ellos: adelante.
Otras posibilidades serían peces o pájaros. Ahora bien, recuerda que los acuarios y jaulas se ensucian con rapidez, así que procura mantenerlos limpios con cierta frecuencia. Y si vas a tener un pájaro, estaría bien que lo dejaras suelto en alguna habitación donde no tengas demasiadas cosas (ni ventanas abiertas), para que pudiera salir de vez en cuando a estirar las alas.
4. ¿Puedo permitirme un animal de compañía?
Pregúntate esto también. Un animal de compañía es un fiel compañero que confía en ti y espera de ti un gran compromiso para satisfacer sus necesidades. Si estás dispuesto a entregarte incondicionalmente a ellos y a dar lo mejor de ti, no vemos inconveniente en que tengas uno.
Tener un animal de compañía no es únicamente tener algo bonito y a lo que hacer fotos para colgar en tu perfil de Instagram o Facebook; es también darle de comer, comprobar antes de salir de casa que tiene agua, limpiar su terrario o jaula, tenerle entretenido, sacarle a pasear si así lo requiere, estar al tanto de su salud o llevarlo al veterinario, entre otras cosas.
Todas estas atenciones requieren de nosotros la renuncia parcial a nuestros quehaceres habituales para asegurarnos que las de nuestra mascota están cubiertas, lo cual nos lleva a la siguiente cuestión.
3. ¿Estoy dispuesto a adaptar mi estilo de vida al animal?
Muchos dirán que es exagerado lo que vamos a decir, probablemente porque o bien no han tenido nunca un animal al que cuidar, porque lo tienen desatendido, o bien porque se encarga de él otra persona; pero tener a cargo a un animal cambia la vida del dueño.
Se suele decir que es tener un hijo lo que te cambia la vida; sin embargo (y sin desmerecer a quienes crían a sus hijos) el grado de bienestar de las mascotas varía sustancialmente según nos consagremos a ellos o bien nos limitemos a cumplir los mínimos.
Más allá del gasto económico que supondrá, ya que un animal es caro de mantener (no hablamos únicamente de desparasitarlo o tenerlo al día de vacunas, sino también de darle los cuidados necesarios cuando enferme) es también invertir en nuestro tiempo, con lo que nuestra rutina habitual deberá modificarse con tal de atender a nuestros amigos.
Es cierto que hay animales más independientes que otros, pero esto no tiene que servirle a nadie de carta blanca para evitar consagrarse a ellos. Al fin y al cabo, si no es para quererlos y protegerlos, ¿para qué los acogemos?
2. ¿Adoptar o comprar?
Una pregunta que ha ganado mucha importancia en los últimos años. El abandono de animales es una práctica habitual y deleznable que aún hoy continúa viéndose sin necesidad de ir muy lejos. Cuando llegan ciertas fechas o nuevos miembros a una familia y no hay quién pueda hacerse cargo de los animales, muchos desalmados optan por la opción más cobarde posible.
Esto ha llevado a que la población de perros y gatos en las protectoras se dispare. Muchas veces, para compensar esta entrada masiva y ante la imposibilidad por encontrar personas dispuestas a adoptar, las protectoras acaban sacrificando algunos ejemplares para dejar sitio a otros.
Sabemos que existen criaderos de confianza y que la posibilidad de comprar un animal y verlo crecer es siempre muy emotiva y complaciente; así que si conoces a un criadero de confianza o sabes de una tienda de animales de la que puedas fiarte, por nosotros perfecto.
Ahora bien, no pierdas de vista que hay perreras y centros de acogida que necesitan gente dispuesta a adoptar; y que un animal de compañía adoptado es un ser falto de cariño que se entregará a ti sin concesiones.
1. ¿Para qué quiero un animal de compañía?
Lo hemos comentado antes y a lo largo del texto, pero es primordial incidir en este aspecto. ¿Vas a tenerlo para solamente subir fotos de él a tu perfil en las redes sociales o vas a hacer algo más? Está claro que estos pequeños o grandes amigos nos proporcionan momentos muy divertidos y que a veces queremos compartir con nuestros amigos lo que para nosotros significan, lo cual no tiene nada de malo.
Pero todo esto es secundario si no le prestamos una atención de otro tipo y si no les garantizamos la seguridad de que vamos a darlo todo y a desvivirnos por ellos. Los animales de compañía son, al fin y al cabo, un añadido a nuestras relaciones sociales o un sustitutivo de las mismas (muchas veces incluso más complaciente).
Unas últimas palabras
Muchos puede que hayan leído este texto y hayan pensado que en algún momento caemos en el antropomorfismo. ¿Que qué es? Básicamente, es otorgarle cualidades o capacidades humanas a los animales, dejándolos a un mismo nivel que a los humanos. No obstante, creemos que no tiene nada que ver el promover el amor y afecto por los animales de compañía que muchos tenemos en casa con que los tratemos como a personas.
De igual forma, también somos de los que pensamos que los animales tienen una dignidad como seres vivos que son, así que les debemos dar un trato tan cariñoso como respetuoso.
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