Piercing en el pene: ¿es recomendable?

¿Conoces cuál es la curiosa historia del piercing en el pene? Te contamos el origen de este adorno, además de dar una serie de claves para un correcto aseo y hacer un repaso por otros ornamentos sólo para hombres.
Varias dudas que debes resolver antes de hacerte un piercing en el pene.
Varias dudas que debes resolver antes de hacerte un piercing en el pene. | Imagen de: Ryan Mcguire.

 

En lo que a mutilaciones en el cuerpo se refiere, gana quien elija la zona más descabellada o impensable.  Muchos valientes se perforan la nuca, el labio, un pezón… Incluso las partes nobles.

Seguidamente, analizamos la historia que hay detrás del piercing en el pene, aportaremos algunos consejos de higiene para evitar problemas para quien esté considerando ponerse uno y conoceremos qué nombre y cómo son los abalorios para el falo más conocidos.

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La historia del piercing en el pene

Resulta que este particular adorno en los genitales masculinos se conoce popularmente como ‘Príncipe Alberto’. Contrariamente a lo que pueda parecer, no se llama así al piercing en el pene por ninguna referencia simbólica a la reluciente calva del actual regente de Mónaco; más bien tiene que ver con una anécdota que data de la época Victoriana y cuyo protagonista es otro “miembro” de la Realeza, aunque Británica.

Se cuenta que el gran diseñador de moda Beau Brummell era un gran amigo de Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, también conocido como “príncipe consorte” y, según se dice, premiado en la lotería de la genética masculina. Como anécdota dentro de esta anécdota, comentaremos que es a este modisto a quien le debemos la invención del traje con chaqueta; pero su papel en la historia del piercing en el pene discurre por otro camino.

Resulta que el bueno de Brummell ideó un ingenio para que, cada vez que el noble montara a caballo, le evitase molestias en su prodigioso falo producidas por el bamboleo del galope, a la par que disimulaba sus generosas erecciones si se admiraba demasiado ante las damas de la corte. Así pues, se le ocurrió mantener fondeado dentro de sus ceñidos pantalones el cetro del aspirante a rey, sin que saliera a saludar efusivamente, mediante un aro que atravesara el glande y se uniera por abajo con la prenda.

Si te estás preguntando cómo es este piercing en el pene o ‘Príncipe Alberto’, debes saber que se realiza atravesando la uretra, para luego salir por la parte baja del glande, por donde éste se une al tronco del falo.

Recomendaciones a la hora de hacerse un piercing en el pene

Más allá de la teoría, aquí van una serie de consideraciones que hay que tener en cuenta si queremos seguir adelante con este procedimiento sin jugarnos nuestra integridad física.

1. ¿Pueden los circuncidados hacerse un piercing en el pene?

El primer consejo concierne a aquellos hombres que no estén circuncidados. Mientras que los que se extirparon el prepucio y tienen el glande al descubierto no tienen que preocuparse; quienes no se desprendieron de esta piel que se retira al miccionar o cuando el pene está erecto, deben consultar antes con su médico para que les indique si es prudente. En caso de que lo sea, debe quedar claro a qué altura colocar la salida del adorno para que el prepucio se retraiga y pueda volver a su posición.

2. ¿Qué diámetro es el adecuado para un ‘Príncipe Alberto’?

No hay que perder de vista que el piercing en el pene está pensado tanto para cuando está en erección como cuando está flácido. No obstante, a diferencia de otros adornos perforantes, el hierro que se coloque ha de tener un diámetro algo más grueso, de esta manera el organismo no tratará de expulsarla al notar un cuerpo extraño que no debería estar ahí. Este punto es importante, pues el proceso es bastante doloroso y sangrante, al tratarse de una zona muy vascularizada.

Igualmente se recomienda utilizar un diámetro estándar para evitar el llamado “corte de queso”, un tajo en mitad del glande producido un hierro demasiado fino o pesado.

3. ¿Qué materiales son aconsejables?

Como en otros casos,  se emplearán materiales que no provoquen alergias en la piel, de modo que mientras la herida todavía no haya cicatrizado las opciones serán titanio, titanio negro (“blackline” según la jerga), oro de circón (una aleación de tres metales carente de níquel). Una vez el agujero esté cauterizado, entonces se podrán añadir como opciones el coco o el acero, pero hasta entonces es recomendable ceñirse a estos tres.

4. ¿Qué medidas higiénicas hay que tomar?

Dependiendo de cómo reaccione cada varón al piercing en el pene, se requiere de una serie de cuidados para que éste no se infecte y cicatrice con normalidad, especialmente durante las primeras semanas.

Aquí van unos breves consejos para mantener una buena higiene:

4.1. Lavarse las manos antes de entrar en contacto con la zona

Cuando la herida todavía esté cerrándose,  es imprescindible primero lavarnos las manos con agua y jabón (incluso con algún producto desinfectante que contenga alcohol), para así eliminar cualquier residuo en los dedos y que pudiera penetrar en el interior.

4.2. Utilizar jabones antibacterias

A la hora de ducharnos, será conveniente utilizar jabones especiales (el médico o quien nos realice la intervención puede recomendarnos qué marca utilizar) y hacer espuma con él, lavando la zona a conciencia.

4.3. El mantenimiento del Príncipe Alberto

La barra de hierro deberá también pasar por un proceso de limpieza. En este caso, utilizaremos una solución salina y lo dejaremos sumergido en ella unos diez o quince minutos aproximadamente antes de ponerlo y después de haber realizado las curas pertinentes.

4.4. ¿Cuánto tiempo aproximado tarda en cicatrizar?

Dependerá del caso, pero se estima que puede tardar un mínimo de un mes y hasta un máximo de seis, aun siendo la persona más escrupulosa con la higiene del piercing en el pene; así que paciencia.

5. ¿Y qué pasa con la masturbación y el sexo?

Tanto el onanismo como las relaciones sexuales son prácticas que van a tener que interrumpirse  mientras los piercing genitales cicatrizan. A algunos lo segundo quizás no les cueste tanto, en contraposición a lo primero.

Como siempre, conviene atender a nuestro cuerpo y comenzar a explorar poco a poco hasta dónde podemos llegar una vez hayan transcurrido algunos días. Igualmente, con el sexo hay que tener en mente que, además de las razones habituales para ponerse condón, se suma otro factor, pues no interesa que la herida entre en contacto con fluidos que no sean los propios. No hay que tener miedo, pues no hay riesgos de desgarros del látex, ya que el adorno se acomoda en el receptáculo del semen.

Otros tipos de piercing en el pene

Además del ‘Príncipe Alberto’, existen otros nombres para designar otros ornamentos con los que se puede decorar el pene. En cualquier caso, todos ellos están concebidos para una mayor estimulación sexual de las zonas más sensibles, tanto para un mayor goce del portador como de su pareja.

1. Ampallang

Con este apelativo se conoce al piercing en el pene que perfora el glande en horizontal, atravesando la uretra o pasando por encima o debajo de dicho conducto. Los hay quienes prefieren ponerse el ampallang en el tronco del miembro viril, en lugar de en una zona tan sensible como lo es el glande.

2. Apadravya

Una de las variantes de piercing en los genitales masculinos es el ‘apadravya’, cuya diferencia está en que atraviesa el glande y la uretra de forma vertical y sale por la parte inferior. Según dicen, es una de las perforaciones más dolorosas, incluso más que el Príncipe Alberto.

3. Magic cross

Se llama “cruz mágica” a la unión de un ampallang y un apadravya, es decir, sendos piercings en el pene, uno en horizontal y el otro en vertical. Como en los anteriores casos, puede decidirse si perforar o no la uretra.

4. Apadydoe

Con este nombre casi impronunciable es por el que se conoce a un tipo de apadravya con otro tipo de piercing en el pene, el ‘dydoe’ (colocado en la cresta del glande). Estos dos abalorios se unen mediante un anillo que orbita sobre la cabeza del pene. Se recomienda primero realizar cada perforación por separado, antes de unirlas con la argolla, para que cicatricen antes.

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