Oporto tiene un encanto indiscutible. Ni las cuestas ni el tiempo inestable hacen mellan es esta ciudad portuguesa a orillas del Duero, que atrae año tras año a miles de turistas de todo el mundo. Incluso en China se han dejado seducir por Oporto; no importan los kilómetros a recorrer porque la visita vale la pena.
Oporto, o Porto como se dice en portugués, tiene mucho que ofrecer. En principio, dos días bien aprovechados serían suficientes para descubrir la capital, pero, si disponéis de más tiempo, mucho mejor. Antes de hablar de rutas, un par de aspectos prácticos: desde hace un año, los alojamientos cobran dos euros en concepto de tasa turística; no es uncargo significativo, pero está bien saberlo. Desde el punto de vista del transporte, olvida el coche privado porque la orografía es complicada; con metro, bus y tranvía se llega a todas partes.
Oporto es la capital del azulejo. Estas típicas baldosas azules se han convertido en símbolo de la ciudad y forman parte de las fachadas de numerosas iglesias y edificios. Catedral, capilla de las Almas, iglesias del Carmen y San Ildefonso… son muchos los centros de culto que incorporan azulejos con escenas religiosas. Y en cuanto a la arquitectura civil, el ejemplo más destacado es la estación de São Bento, una de las más bellas del mundo. En total, más de 20.000 azulejos que reproducen escenas de la historia de Portugal.
La ruta de los azulejos puede hacerse en transporte público, pero la mayoría de visitantes la hacen a pie porque las distancias no son grandes. Eso sí, preparad bien vuestras pierna; las cuestas son imponentes.
Oporto viene de Porto, que significa puerto, y se extiende a orillas del Duero. Allí se levantan seis puentes que comunican la ciudad con Vila Nova de Gaia. El más famoso y representativo es el Dom Luis I, creado por un discípulo de Eifell. Por la parte de arriba circula el metro y por debajo el tráfico rodado. Los peatones pueden cruzar el puente por ambas partes, aunque las vistas más impresionantes se disfrutan desde arriba. Si no tenéis miedo a las alturas, no os perdáis la experiencia.
La mejor forma de conocer los seis puentes es en barco. Del puerto salen numerosos cruceros que hacen un recorrido por el Duero y que permiten conocer el paisaje desde otra perspectiva.
Cruzando el puente de Dom Luis se llega a Vila Nova de Gaia, donde se concentran las principales bodegas de vino oporto de la capital. La mayoría se pueden visitar y ofrecen degustaciones de distintas variedades. También hay la posibilidad de comprar un billete combinado que incluye un paseo en barco por los seis puentes, entrada a una bodega y degustación.
Este barrio castizo, que se extiende en la ribera del río, es la zona más popular de Oporto y una de las más fotografiadas. Sus fachadas de colores y sus característicos balcones de hierro se han convertido en un icono de la ciudad. Es un lugar perfecto para pasear y está repleto de restaurantes con terrazas, donde se puede degustar el famoso balacao de Portugal. Algunos de los establecimientos amenizan la velada con música de fado.