Dieta keto: qué es, tipos, beneficios y efectos

La dieta keto crea un estado de cetosis con unos efectos sobre el organismo sorprendentes

Analizamos la dieta keto y sus efectos.
Analizamos la dieta keto y sus efectos. | Imagen: Pixabay.

El mundo de la nutrición y las dietas está plagado de técnicas milagrosas que aseguran conseguir una disminución del peso corporal o la grasa de manera fácil y duradero, pero  la inmensa mayoría de las veces esto es simplemente mentira.

Entre todos los tipos de dietas y regímenes existentes,  la dieta cetogénica conocida popularmente como dieta keto  está causando furor entre quienes la siguen. Por esto, vamos a dedicar el presente artículo a descubrir si realmente funciona y sobre todo, si es así, entender cómo.

Origen de la dieta keto

Aunque se haya puesto de moda en los últimos años, lo cierto es que como muchas modas fueron engendradas mucho antes.

El concepto original de dieta cetogénica fue descrito por primera vez por Russell Wilder en el año 1921. La idea que describe esta dieta es muy sencilla: pretende generar una situación de cetosis en el cuerpo de quien la practica.

La cetosis es un estado que genera el cuerpo de manera natural cuando este se ve privado de una ingesta suficiente de alimentos, especialmente de glúcidos o carbohidratos.

Bajo este estado aparecen varios cambios en el organismo, siendo el más buscado hoy en día el de la reducción de la grasa corporal.

Tipos de dietas cetogénicas

Existen 2 tipos de dietas cetogénicas, aunque cada una de ellas puede ser modificada dependiendo de cómo distribuyamos la ingesta de macronutrientes.

Dentro de cada tipo  se han diseñado y comercializado varias dietas con distintos nombres, como la dieta Atkinson, pero los principios son siempre los mismos:

1. Dieta baja en glúcidos

Este tipo de dieta cetogénica se centra en la reducción de glúcidos (carbohidratos). Normalmente la ingesta debe ser menor a 50 o 60 gramos  dependiendo de las condiciones iniciales de la persona.

Además es probablemente la modalidad más seguida en especial por deportistas y sobre todo, para aquellos que quieren lucir un cuerpo musculoso y definido al mismo tiempo (combinación bastante difícil de lograr).

El principio fundamental es reducir la ingesta de carbohidratos para obligar al cuerpo a que utilice la grasa corporal como suministro de energía. Esto se conseguirá aumentando la cantidad de proteinas y grasas de nuestra alimentación y disminuyendo los glúcidos.

2. Dieta hipocalórica general

Para conseguir un estado de cetosis la dieta hipocalórica es un clásico ya que consiste en disminuir el consumo de energía general independientemente del tipo de macronutriente. Dicho con otras palabras, si antes comías X, ahora comerás la mitad.

Los valores como siempre variarán entre cada persona y es importante seguir cualquiera de estas dietas a través de un profesional de la medicina o la nutrición. De todos modos, cuando se habla de dieta cetogénica se suele referir al primer tipo ya comentado.

¿Cómo funciona?

Llega la parte interesante. A niveles teóricos la dieta cetogénica se vende como una herramienta que permite la reducción de la grasa corporal entre otros muchos supuestos beneficios.

Tal es así que se ha incluso llegado a recomendar para tratar problemas como la epilepsia (permitiendo reducir las crisis convulsivas) o para mejorar capacidades cognitivas como la memoria.

Cuando la ingesta de carbohidratos se reduce lo suficiente, en el hígado (y en menor medida en el riñón) se comienzan a generar los conocidos cuerpos cetogénicos que permiten proporciona energía al resto del organismo (especialmente corazón y cerebro) ya que el cuerpo no está recibiendo el suficiente aporte calórico mediante la ingesta.

Este mecanismo se puede interpretar como una señal de alarma de que al cuerpo le falta energía para seguir funcionando. Ante esta situación,  la grasa se convierte en el primer suministro de energía.

Los defensores de esta dieta achacan su funcionamiento y propiedades al cuerpo cetónico que se ha conseguido relacionar con un aumento de la resistencia celular a la oxidación,  lo que implicaría una disminución del envejecimiento. El problema es que esto solo se ha podido estudiar con roedores.

Desde aquí mostramos nuestro escepticismo a que el beneficio de algo tan complejo como una dieta se pueda reducir a una molécula, con todas las implicaciones que conlleva detrás (como el no tomar frutas y verduras).

¿Qué alimentos tomar?

Al optar por la restricción de los alimentos ricos en glúcidos, se debe eliminar todo aquello que tenga azúcar nada más empezar. A parte de esto habrá que  eliminar: pan, pasta, legumbres, arroz e incluso las frutas y verduras  que contengan grandes cantidades de carbohidratos. Entonces, ¿qué nos queda?

Bueno, llegados a este punto,  la carne, el pescado, el queso, los frutos secos, el huevo inundarán nuestra mesa  y será prácticamente lo único que comeremos.

Efecto secundarios

Seguir esta dieta, sobre todo cuando se lleva a cabo de manera brusca, suele producir una serie de efectos secundarios fruto de la pérdida de energía que sufre el organismo. Al cuerpo le costará habituarse entre una y tres semanas. Los efectos son los siguientes:

Deshidratación

La disminución de hidratos de carbono hace que el cuerpo deje de retener gran parte de líquido que tenía. Deberás beber agua e irás mucho más al baño.

Mareos

Tu cerebro no dispondrá de la cantidad de glúcidos a los que estaba acostumbrado.

Dolor de cabeza

Al igual que los mareos, el cerebro se resiente cuando no dispone de la energía suficiente para trabajar.

Hipoglucemia

La disminución drástica de los glúcidos, si es muy acentuada (y acostumbrabas a tomar bastantes) puede llevarte a sufrir una hipoglucemia.

Hipertensión

Sobre todo para quienes padecen de hipertensión, esta dieta, en especial al principio, puede disparar la tensión porque la mayoría de los alimentos que se toman al inicio suelen contener bastante sal.

¿Funciona realmente?

La dieta cetogénica  puede ser útil para la reducción de peso y la grasa corporal, pero los pocos estudios que lo demuestran se ven sobrepasados por las contraindicaciones que aparecen.

Se ha visto que puede ser beneficioso en algunos casos para personas con diabetes y que puede reducir las enfermedades de origen metabólico. 

También se ha recomendado para combatir el Alzheimer pero la relación está pillada con pinzas, ya que los estudios daban cuerpos cetogénicos de manera oral a los pacientes con demencia, en vez de seguir este tipo de dieta. Por otro lado, las contraindicaciones deben tenerse en cuenta:

En primer lugar, se desconoce los posibles efectos adversos de seguir este tipo de dietas durante mucho tiempo (más de un año).

El mayor problema es la poca variedad de nutrientes. Aunque se pueda recibir un pequeño beneficio gracias a la restricción de energía y la aparición de los cuerpos cetogénicos, eliminar la fruta y la mayoría de las verduras de la dieta es con toda probabilidad algo realmente perjudicial para la salud.

Por si fuera poco puede generar estreñimiento debido a que la ingesta de fibra desaparece casi por completo, lo cual trae consecuencias negativas a corto y largo plazo. Asimismo, es bastante probable que  al dejar la dieta aparezca un fuerte efecto rebote o yo-yo.