En este artículo, encabezado por un título cuanto menos inquietante, vamos a analizar algunos datos sobre el preocupante descenso de la población de insectos. Científicos de distintos ámbitos de las ciencias naturales, aseguran que este descenso no es mera especulación.
Plantearse un mundo donde los insectos se hayan extinguido vislumbra una imagen totalmente trágica, ya que sin insectos, los ecosistemas se colapsarían en poco tiempo y la Tierra misma, como la conocemos hoy, estaría abocada a su fin.
Especulación sobre la extinción de los insectos
A cualquier persona que se le pregunte sobre un posible descenso de la población de insectos, contestará con afirmaciones rotundas sobre su disminución. Desde los residentes de las grandes urbes, hasta los habitantes de las zonas rurales y de cultivos, tienen la sensación de que en las últimas décadas, la cantidad de insectos ha disminuido notablemente.
Pero no hablamos solo de personas corrientes, que nada tienen que ver con el estudio de los antrópodos, sino de verdaderos especialistas, como el catedrático de Zoología de la Universidad de Murcia, Juan José Presa, del que hablaremos más adelante.
También se habla coloquialmente del “fenómeno parabrisas”. Dicho fenómeno describe el tiempo que invierten los conductores en limpiar los insectos de sus lunas. El director del Instituto Leibniz de Biodiversidad Animal, habla sobre este fenómeno en la revista Science.
Amenaza real para los antrópodos
Retomando al investigador Juan José Presa; no solo nos alerta de una disminución drástica de la población de insectos, sino que aporta datos al respecto. A principios del 2017 publicaba un estudio que surgió gracias a la colaboración entre la Unión Europea y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), demostrando que alrededor de un 30% de las especies de ortópteros (saltamontes, langostas, grillos, etc) están amenazadas y una alta cantidad en peligro de extinción.
En otro artículo de la revista Science, se ha descrito la situación estudiada durante los últimos años en Alemania, en la Sociedad Entomológica de Krefeld, donde los insectos han disminuido desde 1989 un increíble 80%. Para hallar este dato, se han basado en comparar la cantidad de insectos que se capturan mediante distintos métodos en varios periodos de tiempo.
Por poner datos más concretos, en España, tres cuartas partes de las distintas especies de mariposas están disminuyendo rápidamente su población. Esto lo confirma el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de Cataluña y el Museo de Ciencias Naturales de Granollers, de la misma provincia. Estos datos, son el fruto de dos décadas de trabajos. Esta investigación se basó en los resultados de 66 de las 200 especies presentes en la Comunidad Autónoma de Cataluña.
Si bien realizar estudios en esta área es difícil, por la complejidad técnica que implican, las fuentes que apuntan en la misma dirección son abundantes. Desde el Instituto de Biología Evolutiva alertan sobre la amenaza que sufren los zapateros y las libélulas. Alerta que comenzaron a lanzar hace ya una década.
Causas de la desaparición
Determinar qué factores contribuyen a la desaparición de los insectos es demasiado complejo por la multiplicidad de variables interrelacionadas que existen. De todos modos, algunos factores son bien conocidos:
El urbanismo desmedido, que limita el terreno e invade los hábitats naturales de los insectos, la agricultura basada en el uso de compuestos químicos que erradican poblaciones enteras de antrópodos, elaumento de la población humana y el turismo, con todo lo que esto conlleva, la alteración de la sincronía entre la eclosión de insectos y la floración de plantas, etc.
Otros factores archiconocidos como son: El cambio climático, las sequías, y la extinción de otras especies de animales y plantas, se suman imparablemente para erradicar la población mundial de insectos.
¿Hay algún remedio?
Se suele decir que todo tiene solución. Independientemente de si esto es cierto o no, lo que sí es verdad es que para que una solución surta efecto debe aplicarse de manera idónea, y este no parece ser el caso.
El gran problema con el que nos encontramos, es similar al del calentamiento global. Las medidas que podemos llevar a cabo son demasiado lentas como para detener el declive, o ni siquiera frenarlo significativamente.
Pero es que, de entrada, la información disponible es muy escasa. Sabemos que la disminución de la población de insectos de distintas especies es real. ¿Pero hasta qué punto?
Por poner un ejemplo, el catálogo nacional de especies amenazadas de España incluye a 90 especies de invertebrados. De esta cantidad, 35 son insectos. Unos datos completamente discrepantes en comparación con las 38.311 especies que estima la Comunidad VIrtual de Entomología (España). Por lo tanto ¿cómo luchar contra una amenaza tan desconocida?
¿Cómo repercute en otras especies?
Es difícil determinar cuál es la causa y cuál el efecto, pero de todos modos no es ni siquiera necesario. La realidad es que otras especies de animales se ven afectadas por esta disminución de la cantidad de insectos.
Desde los pájaros hasta las ranas que podíamos encontrar en zonas urbanas han disminuido. Así lo confirma la Sociedad Española de Ornitología. Dicha Sociedad ha constatado que la disminución de la población de distintas aves es un hecho preocupante; y no hablamos de especies exóticas que ya estaban en peligro de extinción, sino de especies comunes como las golondrinas, tórtolas, gorriones y perdices.
Porque es lógico pensar, que si el alimento de una especie disminuye, la especie también lo hace. Sobre todo cuando se le suman otras amenazas como los incendios y las sequías, que no solo arrasan grupos enteros de estos animales, sino también de lagartijas y anfibios, sus principales presas.
Para concluir, comentar los resultados del gran metaanálisis, que reunió 539 estudios científicos, llevado a cabo por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Barcelona. Esta gran investigación concluyó que el 65% de las especies analizadas (en total 313), están sufriendo una disminución significativa de su población por culpa del cambio climático.