The Rolling Thunder Revue' es la nueva colaboración entre Bob Dylan y Martin Scorsese después de la exitosísima ‘No Direction Home’ en 2005. Al igual que en su predecesora, Scorsese realiza un trabajo alucinante de documentalismo, explorando muchos de los matices que han marcado a Dylan y le han ensalzado como una figura fundamental en la historia de la música popular moderna.
Son, por lo tanto, documentales con un alto valor informativo. Bob Dylan, premio Nobel de Literatura, artista camaleónico, el mayor revolucionario de la historia de la música pop-rock y leyenda de la (contra)cultura, entre otras muchas cosas, ha sido siempre, también, un personaje hermético y poco accesible que ha despreciado las entrevistas o las ha usado a modo de performance.
Es por esto que ‘No Direction Home’ sorprendió por lo exhaustivo de su trabajo y la claridad con la que Dylan hablaba de lo que había sucedido en los años en los que cambió el rock&roll para siempre; algo que no sucede en este ‘The Rolling Thunder Revue' que Netflix nos ha traído al salón de casa.
Verdades y mentiras en la Rolling Thunder Revue
Y es que Dylan y Scorsese han aprovechado la atmósfera circense en la que se desarrolló esta gira que recorrió durante varios meses los Estados Unidos de costa a costa, y que supuso la vuelta de Dylan a los escenarios después de su ya mítico parón tras su accidente de motocicleta para armar un relato que, por un lado, bucea en tópicos que están totalmente ligados a la gira: la facilidad de los artistas para entrar y salir de la formación que subía al escenario cada noche, la recuperada relación entre Bob Dylan y Joan Baez (con una escena muy graciosa en la que hablan del matrimonio del cantante) o el nuevo Dylan, alejado del sofisticado y trajeado joven que había cambiado la música diez años antes y que aparece en ‘No Direction Home’ por uno más visceral aunque igual de esquivo, y que, sin embargo, por otro, también deja otros muchos aspectos de la gira ocultos o al menos fuera del ojo del espectador inexperto. Son una muestra de cómo se desarrolla el concepto del documental.
Un ejemplo: cuenta la leyenda que durante la Rolling Thunder Revue corrieron kilos y kilos de cocaína, que evidentemente influyeron en la actitud con la que salen los artistas al escenario y las relaciones que se desarrollaban entre ellos cuando termina el show. Scorsese, listísimo, elige un metraje de los conciertos en los que podemos ver a un Dylan bastante desencajado (“Knockin’ on Heaven’s Door”, por ejemplo), obviamente bajo los efectos de la coca. Pero no se hace ni una sola referencia a la misma en todo el documental. Y así con todo lo que hay en la superficie del mismo y en su fondo.
Scorsese en estado de gracia
Parece mentira que el bueno de Scorsese tenga ya 76 años. Es complicado pensar en un director más joven que sepa imprimir a lo que hace el ritmo y la visión estética que consigue Marty. En este acercamiento a la Rolling Thunder Revue que nos trae Netflix junto al director italoamericano las imágenes hablan por si solas: el tono, el color, de ñas imagines de archivo y la mantra en la que Scorsese las ordena hacen de gran parte del documental un mosaico maravilloso.
Pero es, evidentemente, a nivel de contenido, donde Scorsese vuelve a hacer de Dylan un personaje de ensueño que ya le gustaría a muchos haber escrito para sus novelas o películas. Dylan, como bien dice Allen Ginsberg en uno de sus poemas, es un chamán que sube al escenario a hipnotizar a todos con sus gestos, sus palabras y su voz. Pero su influencia también trasciende a lo que hay fuera del escenario: las relaciones con sus compañeros y con los periodistas encargados de seguir la gira o los documentalistas que filman las imágenes gracias a las cuales estamos hoy comentando esta maravilla.
Una maravilla que es también una buena noticia para Netflix, que hace un esfuerzo importante (Dylan y Scorsese nunca fueron baratos) pero que consigue romper la imagen que tiene de productos prefabricados, con estética sencilla y simple, como del Ikea, y incorpora a su catalogo (en exclusiva, además) un documental sobre un artista que es histórico hecho por uno de los mejores cineastas de la historia.
'The Rolling Thunder Revue': crítica y conclusión
Fuera de momentos surrealistas como el de Sharon Stone formando parte de la crew de Dylan durante la gira y que sirve como poco más que como escarceo con la ficción de Scorsese, el documental es un trabajo de calidad, que indaga lo justo y fantasea con el resto.
Al fan de Dylan le parecerá increíble que estas imágenes hayan estado tanto tiempo en el olvido o sin ver la luz, ya que hay piezas de gran valor para que los freaks del de Minnesota (como el que escribe) sepamos aún más de cómo era Bob Dylan, a pesar de que sea más de cuarenta años después y mediante un documental que juega al engaño. Por otro lado, quien no conozca bien al cantante verá que es un artista diferente, y que durante la Rolling Thunder Revue ofreció algunas de las mejores actuaciones en directo de su carrera, mientras capitaneaba a un equipo de artistas que le reconocían como un referente.
Dice Dylan que cuando alguien lleva una máscara lo más probable es que te diga la verdad, y que, si no la lleva, lo más probable es que te esté mintiendo. Lo dice con la cara al descubierto y con esa media sonrisa que lleva embaucando al mundo los últimos 30 años. Depende de vosotros ver si os merece la pena creerle o no… A mi me parece mucho más divertido así.
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