Este repaso por los mejores cantautores españoles desde los 70 hasta hoy es un viaje nostálgico al pasado y una reivindicación presente de todos esos poetas de la música que se han abierto paso en un mundo cada vez más comercializado.
Hoy que el reggaeton y los géneros comerciales copan el panorama musical, volvemos a las canciones con mensaje, de los sentimentales y nostálgicos a los vitales y comprometidos.
CONTENIDO DEL ARTÍCULO
1. Cantautores españoles de los 70
2. Cantautores españoles de los 80.
3. Cantautores españoles de los 90.
4. Cantautores españoles actuales.
La canción española de los años 70, deudora de los pioneros de la canción protesta que arranca de la década anterior, estuvo marcada por el mensaje político, el lirismo y la evocación de la tradición poética de la generación del 27 (Lorca, Miguel Hernández, Machado…).
Hablar de la canción protesta es hablar de Joan Manuel Serrat (¿Cómo olvidar su voz sobre los versos de Miguel Hernández Para la libertad sangro, lucho, pervivo?), pero Serrat es mucho más, y su talento llega hasta nuestros días como uno de los artistas más laureados, premiados e internacionales de la canción española.
A finales de los años sesenta empezó a cantar en español con temas imposibles de olvidar, entre los que destacan Mediterráneo, Lucía y Esos locos bajitos. Desde entonces ha publicado veinte sencillos y otros veintitrés recopilatorios en español, cantando junto a otros mitos como Sabina, flirteando con los ritmos latinos e inspirado en poetas como Machado y Alberti.
Además ha realizado giras y conciertos por todo el mundo.
Nacido durante la guerra civil, Paco Ibáñez compuso las piezas más populares de la canción protesta, la mayoría de ellas sobre las letras de los poetas más famosos de la generación del 27. Destacan Andaluces de Jaén, de un poema de Miguel Hernández, y Palabras para Julia, de los versos de José Agustín Goytisolo.
Algunas, de cuño propio, llegaron a ser todo un himno de lucha y reivindicación, como A galopar. Su impacto en toda una generación de izquierdas llega hasta nuestros días, pues esta fue una de las canciones que acompañó los mítines del partido Podemos desde sus inicios.
Una de las anécdotas que habla por sí misma de la talla del artista es cuando conoce a Pablo Neruda en París y este le dice: “Tu voz está hecha para cantar mi poesía”.
Uno de los cantautores más influyentes en la música española es Luis Eduardo Aute, artista polifacético (músico, compositor, director de cine, actor, escultor, escritor, poeta y pintor). Curiosamente, Aute nació en Manila (Filipinas) y por eso, además de español, catalán, inglés, francés e italiano, habla también tagalo.
En los años sesenta empezó a escribir sus primeras canciones, muy influenciado por Bob Dylan, pero la música no tomó un lugar central en su vida hasta los setenta. Es en esos momentos cuando compone su tema más conocido, Al alba, y empieza a internacionalizarse su figura, celebrando conciertos en América Latina con Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.
Al alba es una canción de homenaje a los últimos fusilados del franquismo, pues en su etapa de mayor éxito Aute estuvo ligado a la canción protesta.
Tendríamos que añadir “...y Ana Belén”, pues este matrimonio formaron el dúo más importante de la música de la transición española, con canciones inolvidables como La puerta de Alcalá y Quiero abrazarte tanto. En 1970 consagra su figura como cantautor emergente con un primer disco que le consolida y empieza a dar conciertos en América.
En la década de los setenta Víctor Manuel conoce a la actriz Ana Belén, que le presentó en un concierto en La Coruña, y empieza una de las parejas más fructíferas de la música española. En esa década también hace frente a la censura y la persecución, pues en muchas de sus canciones se percibía su ideología de izquierdas.
De hecho, el matrimonio se tuvo que exiliar en México por problemas con las autoridades franquistas. En su dilatada carrera ha publicado decenas de sencillos y recopilatorios.
Pero los años setenta, aunque convulsos políticamente, daban margen y espacio para la música ligera. Toda una generación se enamoró y lloró con las canciones de José Luis Perales, un cantautor de éxito indiscutible muy popular también en América Latina.
Sin ir más lejos, uno de los referentes de la música latina, Marc Anthony, siempre ha asegurado estar profundamente inspirado por las canciones de Perales, y llegó a versionar con mucho éxito el tema mítico ¿Y cómo es él? Sigue siendo el cantautor hispano más versionado.
Las canciones de Perales hablan del amor y de la pérdida, muchas veces con un tono melancólico y triste, aunque las melodías siempre son animadas y pegadizas. También incluye en sus temas cuestiones como la paz y la libertad.
Algunos le conocen como el cantante-activista que levantaba la voz en momentos duros, otros como el campechano político que durante décadas defendió en el parlamento los valores de la izquierda en democracia, y otros como el mochilero mediático que por su naturalidad se metió en los corazones de un país descubriendo los rincones desconocidos de España.
Cuando murió, la figura de José Antonio Labordeta se había convertido en un mito popular que congregó miles de personas en la plaza de San Felipe para cantar al unísono aquel Canto de la Libertad que solía cantar empuñando la guitarra con un pañuelo rojo al cuello: “Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos un tierra que ponga libertad”.
Labordeta era también un gran aragonesista, y el amor por su tierra quedó plasmado en muchos de sus temas.
Hijo de un barrio humilde en Vallecas, Luis Pastor descubrió como adolescente las canciones de Paco Ibáñez y la poesía, y su talento por la música le llevó a componer los primeros temas. Su tono político le convirtió en uno de los cantantes de moda en los círculos izquierdistas, y en los años setenta inicia una carrera prolífica y conflictiva.
De hecho, su vertiginoso éxito con discos como Felicidad y Vallecas le llevan a retirarse en 1979, según él porque había descubierto de forma frustrante que se había convertido más en un agitador que en un músico.
Sin embargo volvió, y desarrolló una carrera dispar con éxitos y fracasos, pero su nombre sigue estando entre los más respetados de aquellos momentos.
La movida madrileña marcó tendencia en unos 80 donde la sociedad española metabolizó de forma abrupta los cambios políticos de la transición. Eso impactó en la música: el compromiso político dio paso a la rebeldía individual y la contracultura.
Son años de sexo, drogas y rock&roll, de cantautores cuyo arte traspasa, igual que sus experiencias vitales, los límites de lo prohibido.
De hecho, los 80 fueron una década más de grupos que de cantautores, y de una de las bandas míticas, Nacha Pop, surgió la personalidad más auténtica de la canción española de fin de siglo, Antonio Vega: un artista total y un cantautor maldito.
En ningún otro cantautor la tragedia de la vida se acopla con tanta naturalidad a su arte. Cuando murió, en 2009, de un cáncer de pulmón, muchos lo recordaron como el joven de la voz rota, eternamente deprimido, cuya existencia fue un cóctel de drogas, alcohol y melancolía, y cuya sensibilidad solo encontró una brecha por donde filtrarse: la música.
La chica de ayer, Lucha de gigantes, y El sitio de mi recreo siguen golpeando con su crudeza poética el corazón de aquella generación.
Nacida en un pequeño pueblo de la Galicia interior, Luz Casal transmite con su voz esa misma melancolía que combina profundidad y niebla, nostalgia y vitalidad. A lo largo de una dilatada carrera musical, se ha hecho un lugar como una de las cantautoras femeninas más potentes del panorama de la canción española.
Aunque empezó su carrera musical en los años 80, su éxito fue progresivo, y no empezó a despuntar hasta los años 90. Fue entonces cuando canciones como Loca y No me importa nada le convirtieron en una de las voces más arrebatadoras de los noventa, relanzando su carrera, también, a nivel internacional.
Luz Casal se ha convertido en ejemplo también de la lucha contra el cáncer: en 2007 y
Es considerado uno de los pioneros del rock español y, sin lugar a dudas, una figura central en la música de autor. Su carrera es larga y exitosa, desde que alcanzara la popularidad en los setenta, hasta su disco más vendido (Rock and Ríos, 1982) y su fulgurante crecimiento en los años 90 por España y Latinoamérica.
Estas últimas dos décadas han servido para consolidar sus éxitos y recibir elogios y reconocimientos a su figura. De sus éxitos recordamos, con especial ahínco, El himno de la alegría y Bienvenidos (canción, esta última, con la que solía abrir los conciertos).
El maestro sigue activo y reinventándose, como lo demostró este verano iniciando una gira en el Teatro Real de Madrid adaptando sus canciones al rock sinfónico. Será por aquello de que los viejos rockeros nunca mueren.
Otra vida cuya tragedia queda íntimamente ligada a la sensibilidad de su arte es la de Antonio Flores, descendiente de una saga de artistas encabezada por la emperadora Lola Flores y el patriarca “El Pescaílla”, y compositor de canciones como No dudaría y Siete vidas. Fue conocido también por su adicción a las drogas.
Los que lo conocieron lo describen como un ser profundamente atormentado cuya extrema sensibilidad le impidió superar la muerte de su madre, y lo llevó al suicidio a la edad de 33 años. Su pop-rock con tintes de cantautor dejó para la historia canciones que seguimos cantando, y que son expresión de su talento lírico y su altura espiritual.
Javier Krahe es uno de esos cantautores españoles que hace el viaje de la poesía a la música, y cuya personalidad artística se apoya más en sus letras que en sus melodías. Escuchar una canción de Krahe es escuchar una historia relatada con un fondo de guitarra.
Pero su ingenio y su talento por la ironía y el humor le hicieron famoso en los bares de Madrid, inspirando a toda una generación de poetas cantantes que explotarían en los años 90 y cuyo principal exponente fue Joaquín Sabina. Fuera de una élite sibarita, Krahe ha quedado olvidado por el gran público, pero podemos recordarlo en canciones como Un burdo rumor.
Heredero aún de los tiempos de la protesta, tampoco rechazó la crítica: en 1986, en un concierto con Joaquín Sabina en Televisión Española, censuraron una canción que caricaturizaba al PSOE.
Aunque la carrera de Loquillo se extiende por los años noventa y hasta la actualidad, es en los sórdidos ambientes de los suburbios de la España de los ochenta cuando forjó su imagen de rockero duro e indomable: “Las tres F, feo, fuerte y formal”.
Sus casi dos metros de altura, su corpulencia y su toupé ofrecían un aspecto aguerrido a un joven que, sin embargo, hablaba del fracaso y el desamor dejando al descubierto un alma sensible. A su vez, sus canciones eran un manifiesto de defensa de los valores del rock and roll y la pureza de la música y su poesía.
Loquillo sigue publicando álbumes y canciones, pero quedará siempre como ese chico rebelde que lloraba, a bordo de un cadillac solitario, con una botella de ginebra en las manos.
La frontera entre los 80 y los 90 es mucho más difícil de marcar: esa década consolidó muchos jóvenes cantautores que habían empezado su carrera en los años anteriores, la mayoría de ellos en bares y locales de ensayo. Mientras tanto, el género musical se va renovando y los aires pop dejan atrás el espíritu de la canción protesta y la movida.
Probablemente el cantautor más prolífico, popular y auténtico de la historia en España, pues a lo largo de cuatro décadas (sigue activo) ha publicado 18 álbumes, además de recopilatorios y directos, por los que han desfilado las canciones más potentes a nivel musical y poético. En ese sentido, estamos seguramente ante el cantautor de más talento.
El universo de Joaquín Sabina es el abrigo de los melancólicos, los fracasados y los desamparados, donde el desamor y la nostalgia alcanzan la belleza en temas inolvidables como 19 días y 500 noches, Y sin embargo, Nos sobran los motivos, Contigo y Y nos dieron las diez. Su voz rota le otorga un carácter más bohemio.
De hecho, la vida de Sabina ha estado ligada a su imagen artística, pues su flirteo con las drogas y la mala vida han vestido sus canciones de realismo y pureza. No ha faltado, en su carrera musical, el compromiso político y momentos para la polémica. Sin embargo, sigue siendo el cantautor más venerado y querido por el gran público.
Si hablamos a nivel internacional, Alejandro Sanz es el cantautor español con más éxito, como lo avalan más de 25 millones de discos vendidos, 20 Grammys latinos y 3 Grammys americanos, además de giras internacionales y colaboración con los artistas más importantes del panorama musical.
Empezó como Alejandro Magno a final de los ochenta, pero el gran salto lo dio en 1991 con canciones de pop romántico orientadas a un público femenino que, literalmente, se enamoró de este atractivo madrileño. Tocó el cielo en 1997 con el álbum Más en el que se incluía la canción Corazón partío, que sigue siendo una de las más conocidas de la música española.
Ese disco sigue siendo el más vendido en la historia de España, aunque lejos de acomodarse el artista ha buscado explorar otros géneros y ha publicado un buen puñado de discos más.
Albert Pla, el enfant terrible de la canción española, es imposible de clasificar: actor, pensador, escritor, músico y, ante todo, showman, libre y provocador. Sus canciones nos hablan desde hace décadas del lado oscuro de la vida, de la locura y lo prohibido, levantan tabúes y meten el dedo en la llaga de forma irreverente y sin piedad.
Su figura está permanentemente en cuestión: ¿Es un loco o un tipo angustiosamente lúcido? ¿O es un payaso provocado? Dicho sea, lo de payaso, desde su acepción más aséptica, pues a su arte le acompaña, además de una poética irónica y sagaz, una extraña combinación circense que refleja un espíritu infantil y anarquista.
Lo que pasa es que a Albert Pla, con 12 discos y muchas horas en los escenarios en conciertos y obras de teatro, hay que quererlo como es, con sus contradicciones.
Albert Pla, aunque histriónico y muy particular, introdujo una cierta corriente circense en la música española que han seguido personalidades muy marcadas como la de Enrique Bunbury, que tras muchos años de carrera ha encontrado la fórmula del éxito en la mezcla de una música impactada por el estilo transgresor de los ochenta y una estética bohemia.
Se dio a conocer como líder de un grupo de referencia en los ochenta, Héroes del Silencio, y aunque mantiene el espíritu rockero de aquellos años, desde que empezara su andadura en solitario en 1997 ha madurado como artista al calor de otros géneros que van desde la electrónica a la música experimental, el flamenco y el cabaret.
También es difícil limitar el nombre de Enrique Bunbury al ámbito de la música: es mucho más que eso, un mito, un seductor, un intelectual, un poeta y un bohemio.
La nueva generación de cantautores de los años 90 tiene un fiel reflejo en Ismael Serrano, aunque recoja más la tradición de los cantautores de los setenta que las excentricidades de los ochenta. Hijo de un poeta, la poesía forma parte del universo de sus canciones, inspiradas sobre todo en Alberti, Benedetti y García Montero.
Fruto de esas influencias de la canción protesta fue el primer sencillo, en el que se incluyen canciones como Papá cuéntame otra vez y que se convirtió en disco de platino en 1997. Solo un año después renovó el éxito con La memoria de los peces. En total ha publicado quince discos, el último hace solo un año.
Además de su sensibilidad poética, a lo largo de estos años ha demostrado un talento musical puro que le ha permitido explorar muchos otros géneros, desde la electrónica al hip-hop.
Manolo García es uno de los cantautores españoles más queridos porque, además de ser un artista total con una contrastada y dilatada carrera, es un personaje austero y reservado que rehuye la fama.
Tras mucho tiempo de trabajo productivo junto a Quimi Portet en el exitoso grupo “El último de la fila”, empezó su carrera en solitario en 1998 con el disco Arena en los bolsillos que vendió más de 900.000 copias. Su éxito fue vertiginoso, aunque no fugaz. Se reivindicó con su segundo sencillo, Nunca el tiempo es perdido, que muchos consideran su mejor trabajo.
A lo largo de los años Manolo García se ha reivindicado como un compositor de éxito y un músico prolífico que no necesita fama ni lujos para transmitir su arte. Sigue en activo con su mezcla de música experimental y palabrería oriunda.
Pedro Guerra es un ejemplo del éxito cuando se combinan tres factores: talento, formación y sensibilidad. Quince discos y dos recopilatorios avalan la carrera musical de este canario que tras formarse en guitarra en el Conservatorio Superior de Música empezó a desarrollar su talento en uno de los grupos referentes de la Nueva Canción canaria: Taller.
El talento de Pedro Guerra era tan evidente que empezó a contar con colaboraciones de lujo como Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez y Luis Eduardo Aute, y dio el salto al otro lado del charco. En los años 90 empieza viaja a Madrid donde, en plena resaca de la movida y en la efervescencia de los bares musicales, su carrera en solitario.
A lo largo de los años encontrará el reconocimiento del público y la academia gracias a un estilo muy particular en el que se perciben las esencias de la música canaria y el mestizaje.
En 1996 la cantante y compositora canaria Rosana aterrizó en los corazones de mucha gente con una canción romántica pero sutil, El talismán, un éxito que se ha mantenido como el más conocido de esta artista. El álbum en el que estaba incluída, Lunas rotas, vendió más de 3 millones de copias y se convirtió en el fenómeno revelación.
Después del éxito arrollador Rosana se mantuvo como una de las artistas españolas con más discos vendidos en el mundo, y publicó una decena de álbumes más. Su imagen fresca y cercana, carente de glamour, austera pero cálida, envolvió sus canciones románticas y optimistas con el valor añadido de la sinceridad.
Plasmó la sensibilidad de su alma poética en el libro Material sensible.
José María López Sanfeliu despuntó en la música en los años 70 con el grupo Veneno junto a Raimundo y Rafael Amador. Tras un éxito breve, en 1982 publicó su primer disco en solitario convertido en Kiko Veneno, nombre que ya no lo abandonará como uno de los mejores cantautores españoles. Sigue en activo.
Durante los años 80 desarrolló su verdadero talento artístico en el marco de la movida madrileña, pero fue en los años 90 con la firma por una de las mayores discográficas españoles cuando conoció el éxito comercial. En esos años colaboró estrechamente con músicos como Juan Perro y Santiago Auserón, y alcanzó la cumbre con el disco “Échate un cantecito” (1992).
Desde entonces ha publicado varios álbumes y ha consolidado un público fiel, pero también se ha visto inmerso en polémicas como la de su candidatura a la presidencia de la SGAE.
La herencia de todos esos artistas han influenciado, de un modo u otro, la nueva hornada de cantautores que en la actualidad emergen con fuerza en el panorama musical, desafiando la amenaza del reggaeton y el trap.
A nivel artístico, el cantautor español con más nivel en la actualidad se llama Nacho Vegas. Con un mensaje sofisticadamente adornado a través de una poesía barroca y alegórica ofrece una seductora mezcla de folk y rock con la que ha presentado siete discos de éxito.
Su obra cumbre fue Cajas de música difíciles de parar, publicado en 2003 y en el que se incluye su mejor canción, En la sed mortal. Es, más que un disco, una concepción poética estructurada en la que transpira la filosofía y las cuestiones existenciales. También ha hecho gala de un estilo intimista e introspectivo con una fuerte carga autobiográfica.
Nacho Vegas también se ha mostrado políticamente comprometido con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y la formación Podemos.
Guiu Cortés es el nombre del barcelonés que bajo el pseudónimo El niño de la Hipoteca pasó de tocar en el metro a triunfar en el mundo de la música gracias a las canciones que él mismo escribe y el apoyo de la plataforma Youtube. Con sus dos primeros discos, Que te vaya bien y Mi novia de 2º B se aseguró un público fiel y creciente.
Gracias al impulso que le da ese medio consiguió renovar su logística y reinterpretar sus canciones, que publicó en 2016 en Operación Guitarra Sessions. Se convirtió, de la noche a la mañana, en uno de los cantautores españoles más conocidos, y empezó a hacer exitosas giras por toda la península y Latinoamérica.
Es el artista revelación de la última década y, actualmente, el que más genera. Pablo Alborán es sinónimo de trabajo y éxito, talento y emoción. Irrumpió en 2011 con un disco que llevaba su nombre y batió todos los récords manteniéndose varias semanas en la lista de éxitos. En solo unos meses encandiló al mundo con una actuación junto a Demi Lovato en los Grammy.
Desde entonces, el cantautor malagueño ha enamorado a su público con canciones románticas interpretadas desde la sencillez y el lirismo. En 2012 volvió al número uno en ventas con su segundo álbum Tanto, y sigue en la vorágine con Terral en 2014. Tras una pausa de tres años, publicó su cuarto álbum en 2017: Prometo.
Pablo Alborán ha conseguido un público fiel, sobre todo femenino, que se emociona con canciones sentimentales como Solamente tú, su mejor tema.
La canción con mensaje profundo y melodía delicadamente compuesta y con sentido es algo caro de ver, en los tiempos que corren, y una de sus firmes defensoras en España durante más de una década se llama Vanesa Martín.
En 2006 y de la mano de Carlos Jean, Vanesa Martín entró en el circuito musical con el disco Agua, apoyada por una gran discográfica, lo cual advierte del talento que ya se entreveía en esta joven compositora. Con canciones de gran sensibilidad pero letras accesibles y ritmos digeribles, se ganó el calor del público y el favor de la crítica.
Ha colaborado con primeras flechas como Alejandro Sanz, malú, Melendi y Pablo Alborán, y su nombre se encuentra en la élite de la música de autor en España.
Salida del programa musical Operación Triunfo, Mercedes Mígel Carpio, se ha hecho un nombre en el panorama musical como una reputada cantautora bajo el pseudónimo Vega. Su primero disco en 2003 fue un éxito con más de 150.000 copias vendidas, y su canción ¡Grita! logró alcanzar el número uno de la lista de Los 40 Principales.
Desde entonces la producción musical de esta artista talentosa y ambiciosa no ha dejado de dar éxitos y proyectos, también más allá de nuestras fronteras. Sin ir más lejos, en 2006 la cantante consiguió fundar su propio sello discográfico. Aunque su inquietud le ha llevado a explorar otros terrenos, siempre se ha movido en el confort del pop rock.
Cuando decimos Sr. Chinarro queremos decir, en realidad, Antonio Luque, el único miembro fijo del grupo sevillano que durante veinte años se ha reinventado continuamente. En su estilo sobrevive, sin embargo, una base de indie con reminiscencias de Kiko Veneno.
Por eso el grupo ha ido cambiando de componentes, excepto el alma del proyecto, Luque, cuyo producto final es difícil de clasificar. Después de algunos discos experimentales, la crítica aplaudió la madurez alcanzada en El fuego amigo, en 2005, en la que además cuenta con la colaboración de un mito como Enrique Morente.
Esta joven albaceteña, con un máster en Musicoterapia y experiencia en organizaciones humanitarias y trabajo con sectores sociales excluidos, transmite su pureza de alma y su bondad en canciones que, desde 2013, la han llevado al frente del panorama musical español. Conocida como Rozalén, lleva ya tres discos en solitario.
Cuando los productores reconocieron en esta artista su talento rebosante entró a formar parte de importantes discográficas y grupos de representación. En 2013 cumplió las expectativas: con el single 80 veces superó el millón de visitas en Youtube.
Su segundo gran disco fue aún más aplaudido, y el tema dedicado a las personas con VIH Comiéndote a besos fue aún más visitado. Demostró su talento como compositora creando la banda sonora de la película Perdiendo el norte, y trabajó en un tercer álbum de éxito.
Con una original mezcla de Extremoduro y La Cabra Mecánica este cantautor malagueño se ha convertido en una referencia musical en nuestro país. Empezó su andadura en solitario en 2007, aunque no fue hasta 2011 que publicó su primera maqueta, Más triste es robar.
Después de atraer una gran cantidad de fans con un estilo desenfadado y cercano, El Kanka (pseudónimo de Juan Gómez Canca) se ha convertido en un personaje popular y aclamado aunque, como suele suceder con las estrellas modernas, lo es más en las redes sociales que en los mass media.
Tras varios discos ha conseguido crear su propio sello discográfico y ha colaborado con cantantes de primer nivel en el panorama actual como Rozalén y Jorge Drexler.