Muchas canciones tienen ese don para despertar nuestra faceta más sensible. Gracias a letras de las canciones tristes con las que nos sentimos identificados, nos llegan al fondo del corazón y emocionan cada vez que las escuchamos, como cuando lo hicimos por primera vez.
Esto ocurre a menudo con canciones románticas, esas que hablan de parejas enamoradas, almas encontradas, amores correspondidos y de fantasías de una vida en común. Pero, ¿y las canciones que hablan de todo lo contrario? A continuación vamos a conocer unas cuantas canciones para llorar.
Preparad pañuelos si os acabáis de llevar una decepción amorosa, porque los estribillos de algunas de estas canciones son bastante descorazonadores y más de una te hará llorar como un bebé.
Una balada en la que ambos artistas cuentan su versión de los hechos que les llevaron a la dejar de salir juntos y que se basa en el famoso “tú dijiste / yo dije”. ¿Quién iba a pensar que una ruptura iba a ser tan provechosa? Nada más y nada menos que 13 millones de copias vendidas.
En esta canción, Bono nos plantea el dilema existencial de si ser un hombre de familia comprometido o un alma libre sin ningún tipo de atadura sentimental.
Uno de los himnos del movimiento gay está basado en la letra de esta canción, que habla sobre el despecho y el reponerse a una ruptura.
Si bien cuenta con varias versiones, el mensaje de este Layla es claro: acabar algunas experiencias amorosas nos cambia de por vida, para bien o para mal.
El grupo de punk-rock icono de finales de los 90 y comienzos del 2000 deja aquí de lado las letras sobre los avatares de la adolescencia y el instituto que habían caracterizado sus inicios, para centrarse en una relación amorosa caduca.
Aunque puede parecer que está hablando acerca de la pérdida de fe en Dios, Michael Stipe en realidad se refiere a la mujer que no corresponde a sus sentimientos.
Se dice que la letra fue escrita después de que James Blunt viera a su novia en el metro con otro hombre, después haber estado él ausente durante meses. Lejos de esconderse, el ex-militar decidió lucir con orgullo su recién estrenada cornamenta y dedicarle las incisivas palabras que componen esta balada, confundida a menudo con una canción de amor al uso.
Este single del álbum Smash (1994), relata cómo un tipo sin apenas dignidad va detrás de una chica que no se esconde a la hora de encamarse con otros. Lo peor es que, en lugar de enviarla a paseo, él sigue detrás de ella como un buen perro faldero. Ya querrían muchas...
La chica sobre la que trata el single, lleva probablemente un recorrido extenso en lo que a relaciones extravagantes se refiere, así que ha ido perfeccionando el arte de cómo ganarse la atención de sus parejas mediante chantajes emocionales y utilizando el sexo como moneda de cambio para lograr sus objetivos. Esto, a Alex Turner, le parece divertido en un principio; pero pronto dejará de reír cuando vea que también le va a tomar el pelo.
La cantante expresa aquí la angustia resultante a un desengaño amoroso.
Tras un chasco amoroso, pensamos que no podremos entregarnos nunca más en cuerpo y alma a otra persona. De la misma forma, también queremos creer (casi siempre, de forma ilusa), que quien un día fue nuestro amor también se lo pensará dos veces antes de sustituir a su acompañante de cama... No es plato del gusto de nadie imaginar a su ex retozando con otra persona.
Y es que no importa las veces que nos pisoteen: hay seres humanos con especial predilección por el masoquismo, así como por vender su dignidad a cambio de un poco de atención de ese alguien idealizado, a pesar de la cantidad de desplantes que hayan recibido.
Más allá de una frase popular muy utilizada, no son pocos los que creen que más vale vivir en soltería en lugar de metido en una relación tóxica con una persona que no nos aporta nada bueno. Los chicos del cuarteto Sum 41 lo tenían claro.
Una contundente sentencia que le dedica Corey Taylor, cantante del pintoresco conjunto Slipknot, víctima de una traición, a alguien que le hizo daño y a quien ahora él paga con la moneda de la indiferencia.
La eterna pregunta de por qué el chico malo se queda mirando, impotente, cómo su amada se va con el chulo de turno que la encandila con cuatro halagos, mientras él se queda en el banquillo de los suplentes o en la temida friendzone.
Este Tender es un hermoso ejemplo que ilustra que muchas personas aún esperan conocer el verdadero amor, sin importar la cantidad de fracasos en los que se embarquen. Para esta gente, siempre prevalecerá la fe en que ese “alguien especial” aparecerá.
A pesar del ritmo desenfadado que se ha achacado a su música, Bob Marley también dejó espacio en su repertorio para componer acerca del trago amargo que suponen los desamores.
Muchas parejas tóxicas tienen como único propósito cincelar a su partenaire acorde a sus gustos y preferencias. Parece que Chris Martin vivió en sus carnes lo que se siente al ser un pelele en manos de otra persona que acabaría siendo su ex.
Un mensaje sin pelos en la lengua y contundente que pone patas arriba el mito (¿o la falacia?) del amor, en clave de hard-rock.
Con esta desgarradora canción que habla sobre los claroscuros del corazón, Adele saltó a la fama. Nos preguntamos si ya ha aprendido la lección o si sigue lamentándose mientras pasea con cierto aire taciturno por parques y se regodea en sus dramas personales...
La voz de Gwen Stefany y el sentimiento que le pone a este Don’t speak nos da una idea de la historia romántica que pudo ser y no fue.
Muchos caen en el error de creer que si hubieran sabido decir la frase correcta en el momento adecuado, habrían salvado una relación tocada de muerte. Error: muchas están condenadas al fracaso desde el primer momento.
Esta canción trata sobre la desesperación por conseguir los anhelos deseados. Cuando nos referimos al plano amoroso, las decepciones y la desesperación son a veces una constante en la eterna búsqueda. Por ello, dichas circunstancias adversas pueden volver a alguien de buen corazón en un ser carente de emociones y frío.
Como estamos viendo en este listado, todas las canciones coinciden en que el amor es un arma de doble filo que, si no se manipula con cuidado, puede dejar severas secuelas.
Con este éxito de 2002, el cantante Justin Timberlake se dedica a lanzar pullas y dardos envenenados a su (hasta ese momento) pareja, la también estrella del pop Britney Spears. A juzgar por la letra, parece que aquella relación no acabó demasiado bien.
Aunque dolorosas, muchas rupturas amorosas son un auténtico alivio. Prueba de ello es que, en ocasiones, nos abren puertas a nuevas oportunidades.
¿Cuántas exparejas han prometido amor y fidelidad eterna y luego han tenido que tragarse sus propias palabras? Esta canción no es sino un ejemplo cotidiano más de lo que muchos se niegan a reconocer.
Un error muy frecuente es el de volver con quien nos ha hecho daño, en un alarde de dependencia emocional malsana. Al menos la experiencia le valió un éxito de ventas a la nueva sensación musical del momento.
Un bonito y claro mensaje de despedida, ideal para plasmar en una expresión el odio generado tras una traición.
Ya hemos visto que a veces nos encariñamos demasiado con algunas piedras con las que nos topamos por el camino de la vida.