Los poemas de Gloria Fuertes tratan temas de la literatura universal como el dolor y el amor, pero cualquiera que se pasee un rato por su obra descubrirá que esta poetisa madrileña destilaba rabia, desencanto e ironía por los cuatro costados. Hacemos un repaso a su poesía para ofrecerte algunos de los versos más sorprendentes.
Curiosamente, ese estilo literario de la posguerra española quedó en un segundo plano cuando, a partir de los años 70, pasó a la primera línea mediática por sus colaboraciones en programas infantiles. Siendo así, quizás muchos la recuerden por sus apariciones en espacios de Televisión Española como 'Un globo, dos globos, tres globos'.
Con todo, Gloria Fuertes defendió la igualdad sexual en una época difícil e hizo lo propio en la defensa de la paz y el medio ambiente, como se deja entrever en los versos que exponemos a continuación.
Hemos querido diferenciar dos partes en la obra de Gloria Fuertes.
La primera se centra en los poemas más desgarradores y crueles de la madrileña, aquellos que hablan sobre el dolor, la autocompasión, el hambre o el desamor.
En las noches claras,
resuelvo el problema de la soledad del ser.
Invito a la luna y con mi sombra somos tres.
No hacen falta demasiados versos para que esta autora te sorprenda. Gloria Fuertes tiene la innegable capacidad de plasmar la soledad en muy pocas palabras.
Dediqué mi libro a una niña de un año,
y le gustó tanto,
que se lo comió.
Hay que leer entre líneas para ver todo lo que la autora nos quiere decir con estas palabras. Aquí pone en relieve el hambre en la posguerra y la precariedad del poeta.
Me quité de en medio
por no estorbar,
por no gritar más versos quejumbrosos.
Me pasé muchos días sin escribir,
sin veros,
sin comer más que llanto.
Uno de los poemas de Gloria Fuertes más duros, dónde se abre en canal a sus lectores.
Estoy triste... y no sé por qué;
he bebido amor,
y aún tengo sed.
Estoy sola... y no sé por qué
quisiera saberlo, mas no lo diré...
Estoy sola y no sé por qué,
quisiera besar, y no sé a quién.
Estoy enamorada... y no sé de qué.
Quisiera saberlo... y no puede ser.
Estoy triste y sola... y no sé por qué.
Hemos escogido este fragmento para ejemplificar la sinceridad y crudeza de la autora, una de las señas de identidad de su estilo.
Nací para poeta o para muerto,
escogí lo difícil
—supervivo de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y coleando.
Nací para puta o payaso,
escogí lo difícil
—hacer reír a los clientes desahuciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando una paloma del refajo.
Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos.
Un texto casi biográfico que deja entrever la España en la que creció Gloria Fuertes.
No hay salida
me estoy acostumbrando a tu saliva.
Uno de los muchos poemas dedicados al amor que nos dejó esta excelente poetisa.
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.
Felicidades Gloria, te queremos.
Nunca encontrarás una biografía de Gloria Fuertes más sincera y certera. Así quiso ser recordada y así la recordaremos.
Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni madre.
Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni nadie.
Que no tengo ni abrigo
que llevarme a los hombros.
No tengo ni belleza
que llevarme a los hombres.
Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni labios
que llevarme a la boca.
¿Tenéis una mirada de ternura?
¿Os sobra algo de vino en la copa?
¡Un poquito de pez, que tengo hambre..!
Aunque sólo sea una mirada,
soy tan pobre, tan pobre,
que no tengo una sábana blanca...
pero si no la tengo no te vayas.
No tengo un hombro donde llorar a gusto.
No tengo un hombre donde zurcir palabras.
Unas manos, por caridad,
para las mías largas,
que tengo a mi corazón enfermo
y no tengo que darle una cucharada.
La bebida, la soledad o el llanto son constantes en su obra.
Aunque no nos muriéramos al morirnos,
le va bien a ese trance la palabra: Muerte.
Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo,
mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo.
Otra muestra de la crudeza en sus poemas. Sus versos han conmovido a millones de lectores en todo el mundo.
Somos tan... crueles
que prefieres estar unas horas con quien quieres
que toda una vida con quien te quiere,
- o al revés -.
A pesar del pesimismo que se desprende de estos versos, los españoles conocieron la cara más afable de la poetisa.
La otra mitad de la obra de Gloria Fuertes está dedicada a infundir el amor por la poesía a los pequeños. Y qué mejor manera que con estos poemas.
Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
—que esté comiendo un barquillo—;
muchas pecas en la cara
que se note que es un pillo;
—pillo rima con flequillo
y quiere decir travieso—.
Continuemos el dibujo:
redonda cara de queso.
Como es un niño de moda,
bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero
con un hermoso agujero;
camiseta americana
y una gorrita de pana.
Las botas de futbolista
—porque chutando es artista—.
Se ríe continuamente,
porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento
por eso está tan contento.
Este sencillo poema de Gloria Fuertes es toda una lección de poesía para los más pequeños.
En mi cara redondita
tengo ojos y nariz,
y también una boquita
para hablar y para reír.
Con mis ojos veo todo,
con la nariz hago achís,
con mi boca como como
palomitas de maíz.
Hay poemas ideales para que un niño descubra que la literatura también puede ser entretenida.
Los juguetes son para jugar (de verdad)
No para Jugar a Matar (de mentira)
Las pistolas (ni de agua)
El revolver (ni de broma)
La escopeta (ni tocarla)
Los juguetes para todo
Y las armas para nada.
La madrileña se hartó de las miserias de la posguerra e hizo siempre gala de su pacifismo.
La pata desplumada, cua, cua, cua,
como es patosa, cua, cua, cua,
ha metido la pata, cua, cua, cua,
en una poza. ¡Grua!, ¡grua!, ¡grua!
En la poza había un cerdito vivito y guarreando,
con el barro de la poza, el cerdito jugando.
El cerdito le dijo: saca la pata, pata hermosa.
Y la pata patera le dio una rosa.
Por la granja pasean comiendo higos.
¡El cerdito y la pata se han hecho amigos!
Un conocido poema que bien podría ser una canción de cuna.
Doña Pito Piturra tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra, muy elegantes.
Doña Pito Piturra tiene un sombrero;
Doña Pito Piturra, con un plumero.
Dona Pito Piturra tiene un zapato;
Doña Pito Piturra, le vino ancho.
Dona Pito Piturra tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra, le están muy grandes.
Terminamos esta selección con un célebre poema de Gloria Fuertes que muchos recordarán, quizás de su infancia.