Cómo hacer un ensayo y sus partes

Cómo hacer un ensayo con cinco consejos básicos y sus partes fundamentales para exponer con éxito tus ideas ante un tribunal o tu superior.

Si te ha cogido la inspiración y te preguntas cómo hacer un ensayo, debes saber que se trata de un tipo de texto con una estructura muy rígida que debes respetar. Por eso, antes de ponerte a escribir, lee este artículo.

¿Qué es un ensayo?

Hoy en día se considera al ensayo como un género literario, en el cual se persigue la exposición de una cuestión que el autor considera de interés y con la que pretende estimular el debate, exponer nuevas perspectivas o expresar la propia opinión a partir de sus experiencias personales o sus investigaciones.

Existen varios tipos de ensayo, pero a grandes rasgos diferenciamos el ensayo académico, que sirve para exponer una investigación científica, del ensayo general, en el que se exponen pensamientos de carácter político, social, económico, cultural, o sobre un tema que despierte interés.

Por eso el ensayo puede contener temas científicos como la influencia de la revolución francesa en las guerras de independencia en América Latina, y polémicos como el aborto o el matrimonio homosexual. 

Por lo tanto, aquello que define el objetivo de un ensayo es la persuasión. A diferencia de otros géneros como la novela, la poesía o la dramaturgia, el ensayo pretende convencer. Por eso es muy importante saber cómo hacer un ensayo y conocer sus partes, y eso es lo que te vamos a enseñar a continuación.

¿Cómo hacer un ensayo? 5 consejos básicos

Antes de ponerte a escribir ya habrás supuesto que para hacer un ensayo no es suficiente la inspiración. Estamos ante un documento con una metodología académica y, por lo tanto, respetar la estructura forma parte del proceso.

1. Centra el objeto de estudio

Probablemente la parte más importante, el fundamento de la investigación y aquello que le da dirección. De la elección de un buen tema y la delimitación de su campo de estudio dependerá una investigación potente, con interés y ágil. Hay dos cosas importantes.

Una es la originalidad del tema y su interés. Hay que evitar abordar una cuestión ya estudiada por el riesgo de ser reiterativos, a menos que tengas una tesis novedosa que ofrecer. Pero es evidente que un tema original nos ofrece un horizonte con más posibilidades. Además, el tema debe estimular al receptor y, por lo tanto, tienes que buscar algo que interese.

La segunda condición importante es la delimitación del tema. A no ser que seas un genio, escribir un ensayo es algo muy complicado y laborioso, que requiere tiempo. Centrar el objeto de estudio  te permite ganar tiempo y agilidad. Evita abordar cuestiones muy amplias.

2. Selecciona la bibliografía

Eso nos lleva al segundo punto. En el mundo académico existen millones y millones de libros, publicaciones y artículos que amenazan con convertir tu estudio en una lectura interminable que añada más confusión al ensayo.

De ahí la importancia de centrar el objeto de estudio, porque nos permite reducir también la bibliografía necesaria. Una vez conseguido esto, debes saber que la bibliografía es una parte esencial  del ensayo. Un buen apoyo bibliográfico refuerza la credibilidad de tus reflexiones.

Sin embargo, elaborar un listado bibliográfico muy largo es un peligro.

Si elaboras una lista interminable de libros para ratificar tu tesis, corres el riesgo de perder el hilo de lo esencial y entretenerte en elementos accesorios. Una recomendación: utiliza solo autores importantes que den peso de autoridad a tus ideas.

3. Utiliza un estilo directo y sintético

No estás escribiendo una novela, así que céntrate en el tema que estás abordando y trata de resumir las ideas de forma clara y directa.

La precisión es un valor fundamental para dar solidez a las ideas, y por lo tanto debes evitar ser errático en tus exposiciones. Por el contrario, divagar mucho en párrafos muy extensos restará credibilidad y potencia a tus planteamientos y pondrá en riesgo el conjunto. Lo peor en un ensayo es mostrar dudas y titubeos.

Por eso, una de las mejores formas de conseguir un texto sólido y potente es escribir frases cortas. La síntesis es una forma de evitar largas divagaciones que se pierden en la inconcreción. Condensa las ideas en párrafos cortos y potentes.

4. Respeta la estructura

En cuanto al estilo, la estructura es otra parte fundamental para dar a las ideas más valor. Ya has visto que el ensayo requiere de una rigidez particular, y que la clave del éxito está en respetar su estructura.

En el siguiente punto te explicaremos de qué partes consta un ensayo. Síguelas punto por punto para dar fundamento a las explicaciones.

Por una parte, respetar la estructura del ensayo nos ayuda a seguir una metodología que garantiza el éxito al abordar una cuestión. Al someternos a la disciplina de una estructura, asumimos también las exigencias metodológicas que ésta nos impone.

Pero no solo eso, sino que también da más credibilidad a nuestras ideas. Si no sigues la estructura dada en un ensayo, tu texto corre el riesgo de perderse en la inconcreción y el caos, y no hay nada menos creíble que un texto sin estructura y desordenado.

5. Aporta reflexiones

En el apartado de la bibliografía has aprendido que un buen ensayo debe tener siempre una parte de obras consultadas y que, lo más inteligente, es apoyarse en una bibliografía corta y con autores célebres.

Pero un ensayo carece de valor y originalidad si no aportas tu punto de vista. Los ensayos que se reducen al análisis bibliográfico de un tema son poco originales y se acaban convirtiendo en meras obras de consulta. Para escribir un ensayo que tenga valor para el lector debe aportar algo nuevo, perspectivas interesantes y estimulantes.

Por lo tanto, además de la descripción de los hechos debes introducir reflexiones que aporten algo nuevo al tema. Entonces decidirás si quieres aportar un punto de vista más serio y académico, o reflexiones polémicas que estimulen el debate.

Las partes de un ensayo

Una vez que tengas claro qué es un ensayo y los pasos a seguir para abordarlo con éxito, es el momento de ponerse a escribir. Y para hacerlo, será mucho más ágil si tienes claro de qué partes consta un ensayo, y las sigues con disciplina.

Ya has visto que seguir la estructura de un ensayo es fundamental para que tus ideas ganen claridad y eficacia. Ahora presta atención a sus partes.

Antes de hacer un ensayo, es importante seleccionar el tema y la bibliografía.
Antes de hacer un ensayo, es importante seleccionar el tema y la bibliografía. | Imagen de: Nicole Honeywill / Unsplash.

 

1. Título

Parece evidente que todo ensayo debe llevar un título. Sin embargo, puesto que la persuasión es el elemento clave de un ensayo, en este género literario el título es especialmente importante. En el título se pueden decir muchas cosas.

Primero, es el primer estímulo que recibe el lector, y por lo tanto debe ser todo lo provocador o estimulante que se puede. En segundo lugar, debe contener la tesis que queremos transmitir.

Por eso, muchas veces, el título de un ensayo consta de dos partes: una primera parte impactante o provocadora, seguida de un texto más explicativo.

Por ejemplo, Heroínas anónimas: La lucha por los derechos de la mujer en el siglo XX.

Otra técnica muy útil para atraer la atención del lector es plantear un interrogante, que se supone que el ensayo va a resolver.

Por ejemplo, ¿El fin del mundo? Los retos del cambio climático en nuestro planeta.

2. Introducción

Cuando ya disponemos de un título que llama la atención, debemos ofrecer al lector  una invitación a la lectura, y eso se hace por medio de la introducción.

En primer lugar, en una introducción debes presentar el tema que vas a abordar, definiéndolo someramente (pues la gran explicación se hará en el desarrollo) y despertando el interés del lector planteando las principales polémicas del debate. Muchos autores aprovechan la introducción para abrir interrogantes.

En segundo lugar, el autor explica cómo va a abordar esos temas e insinúa la tesis general. La clave de la introducción es el equilibrio: no debe ser ni muy esquemática, pues la falta de contenido resta interés a la obra, ni demasiado cargada, pues exponer todas las ideas en la introducción hace que el resto del ensayo carezca de sentido.

Finalmente, la introducción es un buen pretexto para explicar la estructura del libro (que muchas veces ya lleva implícita una intención), introducir agradecimientos y explicar la bibliografía (por qué se ha escogido a esos autores y no otros).    

3. Desarrollo

Una vez que has conseguido atraer al lector con un título eficaz y una introducción mesurada, es el momento de poner toda la carne en la parrilla. En el desarrollo es donde el autor se juega la credibilidad y el éxito del ensayo.

Se considera que el desarrollo debe contener el 80% del ensayo, pero su éxito no está en la extensión, sino en la capacidad de síntesis, la potencia de las ideas y el seguimiento de la estructura.

En una exposición de un ensayo, existen dos variantes: la inductiva y la deductiva.

Mediante la exposición inductiva de una argumentación, el autor expone una tesis general a partir de varias premisas previas: es decir, va de lo particular a lo general. Es la forma más utilizada de afrontar una investigación científica.

Mediante la exposición deductiva de una argumentación, el autor considera que la conclusión va implícita en las premisas, y que por lo tanto partiendo de lo general se va a lo particular. Se basa, por lo tanto, en leyes generales que presuponen una verdad.

Sea cual sea el método que elijas para desarrollar tu ensayo, ten presente la claridad en la exposición, la capacidad de síntesis, el respeto de la estructura y la combinación de datos y realidades con opiniones personales y reflexión.

4. Conclusiones

Las conclusiones son un mero refuerzo de la tesis que has desarrollado en el cuerpo central del ensayo. Algunos autores dejan para las conclusiones la exposición de la tesis, pero no es lo más común ni lo más recomendable.

Las conclusiones suelen servir para sintetizar y dar más fuerza a la tesis. Por eso, una de las claves de esta parte del ensayo es su concreción y su limitada extensión. Las conclusiones deben ser cortas y precisas, reforzando lo que ya hemos dicho de una forma clara.

5. Anexos

Muchos ensayos carecen de esta parte, que no solo es opcional sino además prescindible a no ser que un documento avale de forma fehaciente nuestra opinión. No es necesario que avales cada opinión  con la presentación física de un documento, basta con citarlo.

Sin embargo, cuando se trata de una argumentación muy polémica o cuando necesitamos mostrar una imagen o un gráfico, se añaden anexos en la parte final del libro, después de la exposición.

6. Bibliografía

Para sostener la consistencia de tu estudio debes también añadir una bibliografía donde se citen los libros, publicaciones y artículos consultados, en orden alfabético y siguiendo los métodos preestablecidos de citas bibliográficas.

Cuando se trata de una exposición científica, la nota a pie de página es un recurso cada vez más en desuso. Las referencias  se suelen citar al final de cada capítulo o al final del libro, y algunas veces basta con una lista bibliográfica en las últimas páginas.