Desde hace unos años, el Método KiVa se ha erigido como una respuesta eficaz al bullying y al acoso escolar. Os explicamos en qué consiste este método, cuáles son objetivos y las posibilidades de implantar este procedimiento educativo en otros países.
Aunque muchas veces no es visible, el acoso escolar es un problema real en las escuelas e institutos y conlleva una serie de consecuencias físicas y psicológicas para quienes lo sufren. Para atajar este asunto tan complejo, el sistema educativo finlandés (siempre a la vanguardia) quiso poner en marcha un programa que ofreciera buenos resultados. Tras unos años de experimentación, dieron a conocer el método KiVa.
Este programa nació en Finlandia en 2006 para reducir los casos de acoso escolar y, hasta el momento, ha ofrecido excelentes resultados. De hecho, según el Índice de Competitividad Global (ICG), el país nórdico ocupa año tras el primer puesto en educación primaria y secundaria, evaluando factores como el bienestar de los alumnos.
El programa debe su nombre a las palabras “Kiusaamista Vastaan”, “contra el acoso escolar” en finlandés, e inicialmente se implantó de forma aleatoria en algunos colegios del país. En vista del éxito, en la actualidad el programa se desarrolla en el 90% de centros finlandeses. Evaluando los ensayos controlados de “más de 30.000 alumnos de intervención y 30.000 de control”, su eficacia se hizo evidente.
Para saber en qué consiste el programa KiVa debemos preguntarnos cuáles son sus objetivos.
Sabemos que el bullying o acoso escolar no afecta solo al acosador y a la víctima, sino a todo el entorno escolar. Por lo tanto, el objetivo es actuar a todos los nivelescon acciones concretas para parar este fenómeno. No se trata de señalar a los responsables, sino de reforzar los tres pilares básicos de la educación.
Uno de los objetivos del programa es dotar a los docentes de los mecanismos necesarios para prevenir las situaciones de acoso, que en ocasiones no son tan evidentes o visibles como sería prefreible. Por otro lado, el método KiVa establece un seguimiento de casos concretos para actuar en consecuencia y atajarlos cuanto antes.
Como hemos señalado anteriormente, el bullying afecta al conjunto del alumnado. Existe, por lo tanto, la necesidad de formar a los menores para que empaticen con sus compañeros y, si son testigos de una situación de acoso, lo comuniquen a los docentes. Otro objetivo importante del programa es canalizar los sentimientos negativos del acosador y cambiar su sistema de valores.
Muchos padres creen que el acoso escolar es un problema ajeno a ellos, pero lo cierto es que son una parte activa del asunto. El programa les ofrece pautas de actuación e información para que puedan identificar una situación de acoso.
Antes de actuar hay que prevenir. Y la mejor manera de prevenir es formar a los alumnos, hacer que pasen de ser testigos del acoso a una parte activa de la solución. Los formadores influirán al grupo para que no fomenten los abusos y corrijan estas situaciones incluso antes de que se produzcan. Esta es una parte esencial del proceso de implantación del método KiVa y trata el problema de fondo.
Por lo general, el acosador actúa amparado por la aprobación de sus compañeros. El mensaje es claro: no hay que reírle la gracia porque hay un compañero que está sufriendo.
El director de cada centro escoge un equipo de 3 formadores que imparte unas 20 clases a los 7,10 y 13 años de edad. Estos formadores no solo se sirven de charlas, sino de material audiovisual, videojuegos y otros formatos para que la experiencia sea más amena e interesante para los alumnos.
Otra de las actividades concretas que se llevan a cabo es la puesta en marcha de un buzón virtual, un espacio donde los alumnos pueden denunciar posibles casos de bullying desde el anonimato. Después de identificar el problema, los formadores pondrán en práctica un trabajo de autoavaluación y autoreflexión para mejorar la convivencia.
Por otra parte, hay que mostrar a la víctima que no está sola frente a los abusos y que puede confiar en los profesionales del equipo KiVa. En cuanto al acosador, no se trata de imponer un castigo, sino de hacer que empatice con la víctima y recomponer su escala de valores.
Otro de los detalles destacables del programa es que el equipo KiVa lleva un chaleco reflectante y vigila a los menores en los pasillos y la hora del recreo. Esto puede parecer irrelevante, pero con la presencia constante de los formadores, el alumno siente que el centro y los profesores están haciendo algo para ayudarle. De alguna forma, se siente más protegido frente a las situaciones adversas.
Según varias encuestas, en torno al 98% de los responsables de los centros finlandeses que han participado en el programa creen que la convivencia ha mejorado significativamente. La eficacia del método también ha sido probada en Italia, Países Bajos y Reino Unido. Entonces, ¿es posible trasladar el método KiVa a los centros españoles? La respuesta es compleja.
España no es una excepción por lo que respecta a los casos de bullying. Se calcula que más del 70% de los menores de 15 años han sufrido algún tipo de acoso escolar, por lo que el sistema educativo español necesita implantar, cuanto antes, un remedio eficaz a esta problemática.
Para los expertos, existen una serie de dificultades a la hora de implantar el sistema en España. Para empezar, traer un proyecto como KiVa requiere de una cultura colaborativa que no existe en España. Por otra parte, requiere de un esfuerzo económico que las administraciones españolas no siempre están dispuestas a afrontar.
Aunque algunos centros de España ya se han interesado por el programa, hasta el momento no se han estudiado las vías de implantación y cada escuela e instituto afronta a su manera esta problemática.
Web oficial del programa anti-bullying KiVa. Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia.
AZOFRA, ANDREA. Acoso escolar en Educación Primaria: KIVA y otros nuevos métodos de abordarlo. Universidad de La Rioja.
SOLER, PABLO. KiVa, el programa finlandés contra el acoso escolar, llega a España. 2017. El Mundo.