Mitos sobre dioses y su origen.

Los 10 mitos teogónicos más sorprendentes

A lo largo de la historia, las culturas han desarrollado mitos para el origen de sus dioses.
Mitos sobre dioses y su origen.
Mitos sobre dioses y su origen. | Artem Bali.

 

Las mitologías son el vehículo mediante el cual las diversas civilizaciones  han intentado comprender la creación del mundo, el surgimiento de los fenómenos naturales y la existencia de los dioses. A continuación podrás descubrir una serie de narraciones mitológicas sobre el origen de la Vía Láctea, los atributos de un dios o el nacimiento del hombre.

ÍNDICE

1. Mitos teogónicos populares

2. Mitos teogónicos cortos

Mitos teogónicos populares y su origen

Desde la cosmogonía taoísta y los mitos griegos, hasta las narraciones más exóticas de la mitología nórdica y las leyendas de los indios norteamericanos. No te pierdas las siguientes historias, a cual más enriquecedora.

1. El nacimiento de la Vía Láctea

Los griegos solían pasarse largo rato mirando al cielo, y como buenos astrónomos, la mitología les servía para poner nombre a las estrellas. Este es el origen del mito sobre la creación de la Vía Láctea, que concede tal privilegio a Hera, esposa de Zeus.

La versión del mito más extendido en la cosmogonía griega dice que Hera, celosa por las aventuras amorosas de su marido, el dios de los dioses, Zeus, intentó frustrar el nacimiento de Hermes, un héroe de la mitología griega clásica.

Este había nacido de la unión de Zeus con Alcmena, hija del rey Electrión de Micenas, y después de yacer con Zeus lo hizo también con su marido, Anfitrión. Quedó así embarazada de ambos, albergando en su vientre a Heracles, hijo de Zeus, e Ificles, hijo de Anfitrión. La ira de Hera estalló cuando Zeus reconoció a Heracles, aún no nacido, como su hijo favorito.

Así que se propuso impedir a toda costa el nacimiento de aquel semidiós. Cuando Heracles nació, después de seis meses, Hera le mandó dos serpientes que el niño asfixió demostrando una fuerza sobrenatural. A pesar de su fuerza, Heracles era mortal, y solo podría alcanzar la inmortalidad de los dioses mamando de los pechos de Hera.

Hermes, el dios mensajero, llevó a Heracles junto a Hera y este empezó a amamantarse mientras la diosa dormía. Al despertar y ver a Heracles en sus pechos, Hera lo apartó bruscamente pero su leche siguió brotando y esparciéndose por el universo.

Estatua de Zeus.
Estatua de Zeus. | Francisco Ghisletti.

 

2. Los ocho genios del taoísmo

El panteón de los dioses taoístas, una de las religiones más populares en China, está formado por los ocho genios, que consiguieron la inmortalidad por medio de la alquimia y adquirieron una serie de atributos que les convierte en divinidades.

Lu Dongbin es el maestro de los demás inmortales, el más sabio y el protector de los enfermos, que ahuyenta los malos espíritus y la desgracia con la espada. Lan Caihe es un dios hermafrodita sin sexo determinado, ataviado con cañas de bambú y flores, protector de los floristas y horticultores.

Zhang Guo Lao es un anciano que asegura sabiduría y longevidad, mientras que He Xiangu es la deidad femenina asociada a la flor de loto, garante de la salud física y mental. Han Xiangzi es el guardián de los secretos de la alquimia, y Li Tieguai, con su aspecto desaliñado, protege a los más débiles y aquellos que necesitan ayuda.

El panteón de los ocho inmortales también alberga a Zhongli Quan, que tiene la sorprendente capacidad de revivir a los muertos y transformar las piedras en materiales preciosos, y a Cao Guojiu, que con sus tablillas de jade representa el teatro.

3. La leyenda del Minotauro

Este es uno de los mitos teogónicos de la mitología griega más populares. Su antagonista es el minotauro, un ser engendrado por la mujer del rey Minos de Creta, Pasifae, y un toro blanco enviado por Poseidón, el rey del mar. Mitad hombre mitad toro, el minotauro vivía en un laberinto donde se alimentaba de carne humana.

En realidad, el minotauro era un castigo de Poseidón al rey Minos por haber ofendido a los dioses. Con intención de esconderlo, por vergüenza, Minos le había encerrado en el laberinto y le ofrecía cada año siete hombres y siete mujeres que imponía como tributo a la ciudad de Atenas (esta había perdido la guerra contra Creta).

El valiente heredero del trono ateniense, Teseo, se ofreció como voluntario para entrar en el laberinto, derrotar al minotauro y liberar a su ciudad de tan trágico impuesto. Al llegar a Creta, la hija del rey Minos, Ariadna, se enamoró perdidamente de Teseo, y le regaló un hilo invisible que le había facilitado Dédalo, el constructor del laberinto.

Así Teseo, después de matar a la bestia, podría encontrar la salida y reunirse otra vez con su amada. Y así es como sucedió,  cerrando el mito con un final feliz.

4. El nacimiento de Sleipnir

Según la mitología nórdica, la muralla de Asgard, morada de los dioses, había sido destruida y estaban a merced de los gigantes. Un constructor se ofreció a levantar un muro robusto en dieciséis meses, pidiendo solo a cambio a la diosa Freya, el Sol y la Luna.

Los dioses se enfurecieron ante tal osadía, pero Loki, el gigante embaucador, dijo a los dioses que si podía construir el muro en sólo seis meses sería aceptado. Los dioses aceptaron, y utilizando su caballo Svadilfari, llevaba las piedras de un lado a otro con sorprendente rapidez. Cuando faltaba poco para que expirar el plazo, la muralla estaba casi lista.

Los dioses, asustados, no querían entregar a la bella Freya, y mucho menos entregar la Luna y el Sol. Pidieron ayuda a Loki, y este les dio la clave: sin su equino, el albañil no podría culminar su obra. Loki, disfrazado yegua, se llevó al caballo lejos y el constructor, al darse cuenta, montó en cólera con tal irritación que se le cayó el disfraz: en realidad era un gigante.

Thor le dio su merecido con un golpe de martillo en la cabeza, y Loki volvió como yegua embarazada dando a luz a un caballo de ocho patas llamado Sleipnir, el cual entregó como regalo a Odín prometiendo que le llevaría más rápido que nadie por tierra, mar y aire.

La mitología nórdica también explica el origen de sus dioses.
La mitología nórdica también explica el origen de sus dioses. | Pierre Bouillot.

 

5. Un mito de los indios norteamericanos

De regreso a casa, un grupo de indios norteamericanos hambrientos se dispersaron para buscar comido, y uno de ellos, apoyando su oído en la tierra,  creyó escuchar una manada de búfalos acercándose. El grupo se dispuso a atacar, con el líder en la cabeza. Sin embargo, lo que apareció no fueron búfalos, sinó una serpiente gigante.

Después de matarla y cocinarla, los indios aseguraron que la carne de esa serpiente era más sabrosa que la del búfalo, y todos comieron satisfechos excepto un niño que acompañaba al grupo. A media noche, el jefe de la tribu despertó horrorizado al ver a todos sus compañeros convertidos en serpiente.

Incluso su propio cuerpo había empezado a transformarse en una serpiente. Todos rodearon al niño pero, en vez de comérselo, le dieron todos sus amuletos y le pidieron que los dejaran en una cima, debajo de unos árboles.

El niño volvió al poblado con un mensaje: los guerreros-serpiente visitarían a sus familiares en verano, y así lo hicieron. Y llegado el invierno, desaparecieron para siempre con sus caballos y sus quehaceres.

6. Horus contra Seth

Según la mitología egipcia, antes de morir Osiris había sido un rey mítico fundador de la nación y un gobernante sabio y bondadoso. Durante su reinado, Osiris visitaba territorios e instruía a los campesinos para el cultivo, lo cual le hizo ganar más y más adeptos en todos los lugares. Pero mientras él viajaba, su hermano Seth, envidioso, ocupó su trono.

Dice el mito que en una lucha por el dominio de Egipto Seth mató a su hermano y lo cortó en pedazos, esparciéndolo por todo Egipto. Isis recogió los trozos y los unió para embalsamarlo y volverlo a la vida. Así engendró a Horus, que estaba designado a vengar la muerte de su padre con la asistencia del dios Ra.

Cuando estuvo preparado, su padre le ayudó a reunir un ejército y transformado en un gigante para salvar a los barcos de la tormenta que le envió Seth, acabó matándole disparando un arpón a la boca de este, que se había convertido en un hipopótamo.

Mitos teogónicos cortos

Existen otros mitos teogónicos cortos que condensan en uno o dos párrafos narraciones extraordinarias acerca del origen de los dioses o su acción en la naturaleza y los hombres. Reunimos a continuación la mitología budista, azteca, griega y mesopotámica.

7. Ometéotl, el dios que se creó a sí mismo

Según la mitología azteca, Ometéotl es el dios que se inventó a sí mismo para originar todo lo demás. Su fuente es una mezcla de caos y orden, vida y muerte, blanco y negro, y toda una serie de antagónicos que le dan el poder de crear y destruir. Representación máxima del equilibrio, es la única divinidad que no participa en los asuntos humanos.

8. Brahma y la inmortalidad del hombre

Dice la mitología hindú que al inicio los hombres eran inmortales, pero Brahma les robó tal privilegio por su mal comportamiento. Se reunió con otros dioses para decidir dónde escondería la mortalidad, y después de mucho pensar tuvo una idea genial: en el único lugar donde el hombre nunca la buscaría, dentro de su propio ser.

Desde entonces, el hombre vive en la ignorancia de llevar la inmortalidad dentro de él.

Mitos teogónicos cortos de diversas culturas.
Mitos teogónicos cortos de diversas culturas. | Dominik Vanyi.

 

9. El origen de la Fortuna

La diosa Fortuna, hija de Zeus, había sido entrenada por Mercurio para correr más que nadie. Su padre le había encomendado una tarea: recorrer cada madrugada toda la tierra para recoger los frutos de la inmortalidad que consumían los dioses antes de que los primeros rayos del sol los destruyeran.

Cuando un humano se cruzaba con ella, los dioses temían perder su alimento así que concedían un deseo para que la liberaran. De ahí el origen de la Fortuna.

10. El mito mesopotámico de la creación del mundo

La civilización mesopotamia nació en torno al río, sobrevivió gracias al río y creció siempre con el río como referencia. Por eso, según sus creencias, el caos era un océano inmenso y  el mundo se originó a partir de la fusión de dos ríos: las divinidades Tiamat y Apsu, el agua dulce y el agua salada. De su unión salieron los primeros dioses.