Todos tenemos grabadas a fuego en nuestras retinas imágenes de brujas reales que nos ponen los pelos de punta. Si te preguntas si de verdad existen las brujas, tienes que leer este artículo, y adentrarte en la profundización de los conceptos antropológicos de bruja y hechicera.
Conocerás también la historia de brujas capturadas que han pasado a la historia por sus supuestos poderes y maleficios reales. ¿Qué hay de verdad en todo esto?
CONTENIDO DEL ARTÍCULO
1. ¿Existen las brujas reales?
2. Las brujas reales de la historia más espeluznantes.
3. Las brujas reales en España más famosas.
La tradición judeocristiana cultivó en las culturas occidentales a partir de los siglos medievales la imagen de la bruja como chivo expiatorio de los males sociales. La construcción del arquetipo de la bruja como una anciana con la nariz ganchuda que utilizaba las fuerzas sobrenaturales para hacer el mal arraigó en las sociedades supersticiosas.
En realidad, la extensión de la criminalización de la bruja responde a una visión misógina de la mujer en las sociedades cristianas, que se remite sin ir más lejos a las Sagradas Escrituras: “A la hechicera no la dejarás viva” (Éxodo 22:18).
Sin embargo, aunque se relacionaba su actividad con el culto a Satán, en realidad se trataba de mujeres que buscaban un encuentro con la naturaleza para así librarse de las restricciones morales de la época. Las mujeres se reunían para danzar por las noches y buscar la adoración del placer, y lo que para la Inquisición eran aquelarres, en realidad era la celebración de la vida contra la imposición de la prohibición sobre su propio cuerpo.
Hay que decir, en contra de la creencia generalizada, que en las sociedades católicas del sur de Europa, como España, las famosas cazas de brujas apenas tuvieron incidencia, a excepción de algunos brotes como el famoso caso de las Brujas de Zugarramurdi. En cambio en el norte de Europa hubo una auténtica fiebre de brujería, sobre todo en los siglos XVI y XVII.
Se estima que en ese período en el sur de Alemania fueron quemadas 3.229 brujas, 4.400 en Escocia y más de 2.000 en Lorena. En plena histeria brujeril se publicaron tratados como el Malleus Maleficarum, difundido en Alemania a partir de 1487, o la Demonomanía del jurista francés Jean Bodino.
Pero, ¿Existieron realmente las brujas? Hay que diferenciar, en este punto, entre brujería y hechicería. Mientras que la bruja es un personaje rural vinculado al culto al demonio y víctima de la superstición y la instrumentalización religiosa, la hechicera es un personaje urbano que utiliza medios empíricos para conjurar poderes sobrenaturales a su favor.
Eso explica que a lo largo de la historia hayan existido brujas de verdad, hechiceras que han pasado a la posteridad por sus prácticas rituales, sus supuestos poderes sobrenaturales y sus historiales verdaderamente espeluznantes.
Su historia saltó a la popularidad gracias a la películaEl Proyecto de la Bruja de Blair (1999), en la que tres cineastas se pierden en los bosques de las Colinas Negras, en Maryland, mientras buscan el rastro de la leyenda local de la bruja de Blair.
La base real de la ficción es la historia de Elly Kedward, una anciana oriunda del pueblo de Blair (actualmente rebautizado como Burkittsville) que en febrero de 1785 engañó a algunos niños del lugar para que acudieran a su casa, donde les sacó sangre para, supuestamente, realizar hechizos. El desenlace de la historia es aún más macabro.
Cuando los niños explicaron en casa lo que había sucedido, los lugareños capturaron a Elly Kedward, la ataron a una carretilla y la abandonaron en las profundidades del bosque, donde murió como consecuencia del riguroso frío. Lejos de desaparecer los problemas, tras la muerte de la bruja de Blair empezaron algunas misteriosas desapariciones.
Presos de la histeria y creyendo que se trataba de la maldición, los habitantes de Blair abandonaron el pueblo.
Helena von Hahn, más conocida como Madame Blavatsky, es una de las brujas más conocidas de la historia. Nacida en Rusia en 1831, es conocida por ser la fundadora de la Sociedad Teosófica a través de la cual transmitió toda una serie de creencias y conocimientos acerca de la reencarnación, la clarividencia y el ocultismo.
En realidad, Madame Blavatsky fue perseguido por poner en cuestión las bases científicas y religiosas de la sociedad de finales del siglo XIX. En 1875, en su primera gran obra Isis sin velo, recogió la historia de las ciencias ocultas y el origen de la magia, haciendo hincapié en los fallos de la teología cristiana.
Más tarde reforzó sus creencias a partir de varios viajes al Himalaya donde entró en contacto con el universo budista. Su fama fue creciendo, y se le atribuían poderes mediúmnicos y proféticos. Como sucedería más tarde con la vidente búlgara Baba Vanga, al mismo tiempo que era denostada por los estamentos oficiales, muchos hombres poderosos y miembros de la realeza solicitaron sus servicios.
Murió en 1891, a la edad de 60 años: se cree que murió prematuramente por haber utilizado varias veces su propio cuerpo para producir manifestaciones fenoménicas.
En la Inglaterra de Enrique VIII, en 1488, nació una niña que desde muy joven reveló poderes para la adivinación. Ursula Southeil, que pasaría a la historia como la Madre Shipton, se hizo famosa por la profetización de hechos muy remarcables como la aparición de Internet o el estallido de la Segunda Guerra Mundial. ¿Realidad o montaje?
Dicen que nació en una cueva, en Knaresborough (Yorkshire), y que desde muy pequeña demostró la capacidad de predecir el futuro. Entre sus profecías destaca la caída del cardenal Thomas Wolsey, la supresión del catolicismo durante el reinado de Enrique VIII y la muerte prematura de su hijo, la plaga de Londres de 1665, la capitulación de la armada española y la llegada de la reina Victoria al trono inglés.
En algunos de sus versículos muchos ven la adivinación de la llegada de internet y la telefonía móvil: “Los carruajes andarán sin caballos y los accidentes llenarán el mundo de dolor. Los pensamientos volarán alrededor de la tierra en un abrir y cerrar de ojos”. ¿Twitter? ¿Facebook? ¿Whatsapp?
En realidad, la figura de la Madre Shipton es paralela a la emergencia del célebre vidente Michel de Nostradamus, pero al ser una mujer no recibió instrucción ni trascendió su figura, que aún hoy sigue envuelta en el misterio y que muchos creen que es un relato inventado.
No en vano Mercedes Elizabeth Kearsey, más conocida como la sacerdotisa pagana Laurie Cabot, escogió como lugar para vivir y desarrollar su labor la ciudad de Salem, famosa por ser el centro de la mayor caza de brujas de la historia de Estados Unidos en 1692-1693. Hoy, Laurie Cabot es una de las brujas más prestigiosas y conocidas alrededor del mundo.
Nació en Oklahoma en 1933, y ya desde niña desarrolló un gran interés por las cuestiones ocultas. Ella misma cuenta cómo devoraba libros esotéricos en la librería pública de Boston, y en sus años de juventud empezó a profundizar en los rituales de la magia wicca (mezcla de tradición pagana celta y prácticas ocultistas).
Durante décadas ha dirigido celebraciones y rituales wicca como sabbats y el samhein, además de regentar una famosa tienda de brujería llamada “The Cat, the Crow and the Crown”. Sin embargo, también se ha hecho famosa por algunas polémicas como haber amenazado a un agente de policía con un arma de fuego.
Laurie Cabot, la “Bruja Oficial de Salem”, no solo es una de las brujas reales más conocidas sino también una de las principales difusoras del conocimiento mágico a través de numerosos libros que atraen numerosos aficionados al ocultismo.
Sin duda una de las brujas más terroríficas es Marie Laveau, una mujer nacida en 1794 en la ciudad porteña de Nueva Orleans. Esta localidad es famosa por las leyendas urbanas y sus costumbres ligadas al vudú africano, un caldo de cultivo más que suficiente para que se desarrollara la leyenda negra alrededor de esa mujer.
La muerte de su primer marido, en 1820, bajo circunstancias poco claras, empezó a extender los rumores acerca de ciertas prácticas de brujería de esta mujer, que por lo demás poseía un aspecto físico exótico e hipnotizador. Esto coincidió con el momento en el que Marie Laveau empezó a familiarizarse de verdad con el vudú y la brujería.
En 1830, murió su segundo cónyuge, lo que dio pié a la consolidación de su fama como bruja y se la apodó la “Reina del Vudú de Nueva Orleans”. Sus prácticas rituales, en las que mezclaba elementos de santería con tradiciones africanas, atraían a muchas mujeres blancas del lugar a la vez que extendían su temida fama como vidente y hechicera.
Se creía que tenía la habilidad para echar el mal de ojo y provocar la muerte de las personas. Murió joven, a la edad de 41 años, dejando en el mundo varios hijos, entre los cuales otra de las brujas reales que han pasado a la historia: Marie Laveau II.
Las brujas más famosas de la historia se encuentran en el norte de Europa y en las colonias inglesas de Estados Unidos, pero también en España ha habido casos de brujería cuya labor como alcahuetas y hechiceras se mezcla con la superstición y las acusaciones.
Los archivos de Cuenca están llenos de documentos que atestiguan la histeria brujeril de la España profunda durante los siglos modernos. Fernando de Rojas consiguió plasmar la figura de las hechiceras de aquel tiempo en la obra fundamental de la literatura española La Celestina, cuyo personaje podría haber estado inspirado en la alcahueta de Cuenca.
En 1602 la Inquisición abrió un proceso contra varias mujeres entre las que se encontraba Teresa Hernández, una gitana acusada de ejercer la brujería junto a la menor Juana Pérez, también procesada. Según los testigos, la bruja preparaba ungüentos y realizaba hechizos para conseguir el favor de algunos hombres.
Teresa Hernández fue considerada culpable y obligada al destierro, y fue el precedente de la oleada de brujería que se extendió por Cuenca a partir de 1615, solo cinco años después de los famosos procesos de Zugarramurdi.
En las declaraciones, los testigos aseguraban escuchar ruidos extraños por las noches, así como la realización de danzas macabras consistentes en hacer círculos y arrojarse finalmente al suelo. La alcahueta de Cuenca, así como las brujas que le siguieron, eran especialmente atacadas por tratar cuestiones del amor y la potencia sexual de los amantes.
En la historia de Enriqueta Martí, la vampiresa de Barcelona, se mezcla la superstición y la carrera delictiva de una asesina en serie con trastornos mentales. Lo que hay de verdad y de falsedad en este expediente sigue siendo motivo de polémica.
De hecho, a pesar de la fama que ha arrastrado su figura en la cultura popular hasta hoy, recientes investigaciones policiales ponen en duda los asesinatos que se le atribuyen.
Enriqueta Martí nació en Sant Feliu de Llobregat en 1868, y en sus años de juventud mostró un carácter esquivo y problemático que se agravó cuando empezó a ejercer la prostitución. A los investigadores les ha atraído siempre su doble vida: por el día mendigaba y vagabundeaba por las calles, mientras por las noches vestía lujosos vestidos y se mezclaba con la élite social.
Probablemente entró en contacto con las clases acomodadas barcelonesas como proxeneta de niños. La policía la detuvo por utilizar su casa como burdel ilegal donde prostituía niños de entre 3 y 14 años. Al mismo tiempo, Enriqueta Martí ejercía de curandera preparando ungüentos y pociones para enfermedades como la tuberculosis.
Pronto empezó a ser extendida la creencia de que la “vampiresa de Barcelona” utilizaba a los niños para extraerles la sangre y utilizarla, junto a sus cabellos, sus huesos y su grasa, para realizar los ungüentos mágicos.
En 1912 se encontró en su piso el cadáver de la única víctima de la que se pudo confirmar su autoría. Se trataba de la niña Teresita Guitart Congost, una niña que había desaparecido días antes y cuyo cadáver apareció en casa de Enriqueta Martí.
Este fue el inicio de otras acusaciones de asesinatos de niños que la convirtieron en una asesina en serie.
Otro de los ejemplos de brujas reales que ejemplifican las prácticas inquisitoriales y la histeria brujeril en la España moderna es la historia de “Dominica la Coja”, una partera que practicaba abortos y otros métodos de la medicina de mujer contraviniendo los preceptos marcados por las restricciones de la moral católica.
Su historia se sitúa en Pozán de Vero, una pequeña localidad del Pirineo aragonés, donde en el siglo XVI esta sabia mujer desarrolló un admirable conocimiento de las plantas medicinales del lugar que pronto aplicó en sus labores como partera y curandera.
Con estos remedios naturales, Dominica ayudaba a los enfermos del pueblo, aunque pronto empezaron a extenderse los rumores de que había hecho un pacto con el diablo, y que se la veía sacando venenos de los sapos y las culebras para realizar ungüentos con los que mataba a los niños. También se la acusaba de realizar maleficios y abortos.
En una reunión plenaria los habitantes del lugar decidieron implementar una nueva legislación para poder acusar de brujería con el simple apoyo de la declaración de los testigos. Sin necesidad de ninguna prueba, Dominica fue acusada de brujería, juzgada y torturada. Vieja y moribunda, la partera fue ejecutada en la horca por la Inquisición de Zaragoza.