Atrás ha quedado la época en que las series europeas eran sinónimo de mala calidad. La industria televisiva del viejo continente ha utilizado el tirón de plataformas como Netflix o HBO para demostrar al mundo que las buenas historias no solo se fabrican en Estados Unidos. Si te gusta ese tono oscuro y profundo que se desprende de las series de Europa, toma buena nota de esta selección.
Si estás cansado o cansada de americanadas, te recomendamos doce series europeas que no te decepcionarán. También te indicamos dónde puedes verlas.
Si la serie perfecta fuera un cóctel, probablemente tendría una pizca de amor juvenil, un chorro de ciencia ficción y mucho misterio. The Innocents tiene todo esos ingredientes y los mezcla con esa atmósfera oscura e inquietante que tanto dominan las series nórdicas, aunque a veces peca de poco ambiciosa con una trama que, si bien resulta interesante, no acaba de engancharnos al televisor.
Si te gustan series como The End of the Fucking World o The OA, esta coproducción británica y noruega es muy disfrutable. Lo mejor de todo es que les auguramos un gran futuro a los dos actores principales: Sorcha Groundsell como June McDaniel y Percelle Ascott como Harry Polk.
The Wire atrapó a los espectadores estadounidenses por recrear el ambiente sórdido y decadente de las bajos fondos de Baltimore y Luther hace lo propio con la Londres actual. La serie no inventa la rueda, y es que saca a relucir las bondades como detective del protagonista principal, pero los casos son de lo más variopintos y los antagonistas, despiadados hasta la médula.
Su tercera temporada ha suscitado algunas críticas negativas, y lo cierto es que la sequía creativa empieza a ser evidente. Siendo así, te recomendamos encarecidamente que le des un repaso a las dos primeras temporadas. Una cita obligada para los amantes de las series policíacas europeas.
Nos la vendieron como la respuesta europea a Stranger Things, pero las diferencias son más que evidentes. Ambas están ambientadas en los años 80 y tienen elementos de ciencia ficción, pero Dark es mucho más oscura y se construye sobre saltos temporales bastante más complejos. Más allá de comparaciones, disfrutarás con sus sorprendentes giros de guión.
Si eres fan del trabajo de Tom Hardy tienes que ver Taboo, un drama de época que gira en torno al personaje de James Delaney, un hombre que regresa de entre los muertos para recuperar el imperio de su padre. Esta serie británica recrea de manera fidedigna la sucia Londres de principios del siglo XIX, pero se permite ciertas licencias históricas para mantener el interés.
En definitiva, una historia de aristócratas, piratas, bandidos y prostitutas que te atrapará, sobre todo si te gustó Peaky Blinders.
En el sexto puesto la lista de series europeas encontramos un nordic noir en toda regla, una historia detectivesca en el frío que va camino de convertirse en un nuevo referente, al estilo The Killing o Bron. Un grupo de noruegos atrapados, macabros crímenes en los fiordos y un protagonista que trata de encajar el rompecabezas mientras se enfrenta a sus propios demonios. La fórmula de siempre, pero refinada.
Bron o El Puente es una producción sueco-danesa que, igual que The Killing consiguió cruzar la frontera y allanar el camino al resto de series nórdicas. Como su nombre indica, tiene lugar en el Puente de Oresund, que conecta Malmo y Copenhague, donde se produce el hallazgo de un cadáver. Dos jefes de policía, con personalidades diametralmente opuestas, se verán obligados a trabajar conjuntamente para resolver el caso.
Como todo lo que triunfa en Europa, la serie tiene su equivalente estadounidense. Sin embargo, la secuela The Bridge se quedó a años luz de conseguir el éxito de la serie original.
Antes de que Narcos estallara en Netflix, Gomorra era el referente en cuanto a series sobre drogas y narcotráfico. Basada en la novela homónima de Roberto Saviano, la serie sigue los pasos de la camorra napolitana con una crudeza difícil de olvidar. Tal ha sido el éxito de la serie, que la televisión italiana ya prepara un spin-off en forma de película, basada en el personaje de Ciro Di Marzio.
Si te acabas las tres temporadas y te has quedado con ganas de más, en España también contamos con otra serie excelente de narcos como Fariña.
En el quinto puesto encontramos una producción danesa que (sin que sirva de precedente) no trata sobre el hallazgo de un cadáver en un paisaje gélido. Borgen es para seguidores de The Good Wife o House of Cards, una serie sobre intrigas políticas que tiene como eje vertebrador a Birgitte Nyborg, una mujer de fuertes convicciones que llega a Primera Ministra. Con esa simple premisa, las sorpresas están aseguradas.
Si te gustó True Detective o Broadchurch, estás tardando en ver The Missing, la mejor serie de desapariciones que desfilará por tu retina. Con apenas dos temporadas se ha convertido en un referente por su factura técnica, su ambientación, y una tripleta de protagonistas que siempre da la talla. Como la mayoría de esta lista, no es una serie fácil de ver, pero tampoco te será fácil de olvidar.
A estas alturas, hay muy pocos seriéfilos que no conozcan Peaky Blinders, un drama de época inglés sobre una familia de gánsteres de Birmingham. Goza de una cuidadisima ambientación y de un excelente reparto, entre otras tantas virtudes. Steven Knight y los demás creadores se basaron en una histórica pandilla criminal que se dedicaba al robo, a la extorsión y al crimen organizado a principios del siglo XX.
Las series europeas no tendrían el reconocimiento que merecen de no ser por The Killing, precursora del género policíaco nórdico. Estrenada en el año 2007 en la BBC One, se emitió durante tres temporadas y cosechó grandes críticas y otros tantos premios, incluyendo un BAFTA y un Emmy Internacional.
En el año 2011, la cadena AMC produjo un remake para la televisión estadounidense. Fue ahí donde el gran público descubrió que en Europa las series tenían una personalidad única, esa ambientación oscura y profunda que tantas series posteriores han tratado de imitar.
En los últimos tiempos hemos visto una cantidad exorbitante de series europeas que han elevado el listón, pero ninguna ha conseguido destronar (por el momento) a una de las mejores series de la historia como Black Mirror. Esta producción británica es capaz de conmovernos y perturbarnos al mismo tiempo, presentando en cada capítulo un futuro distópico distinto con un objetivo común: sacar a flote lo peor del ser humano.
La conclusión siempre es la misma: el avance de la tecnología y las nuevas formas de comunicación nos planteará dilemas morales difíciles de solucionar. En 2012 ganó un Emmy Internacional a la mejor miniserie, un premio más que merecido para una ficción antológica.
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