Con los grandes avances de la ciencia y en especial, de la medicina, el ser humano ha conseguido entender un gran número de enfermedades así como métodos para hacerlas frente y prevenirlas.
La muerte súbita, es un caso especial. El número de investigaciones que reúne esta causa de muerte son cada vez mayores, pero debido a las características de la misma, es un trabajo extremadamente complejo aprender sobre ella. De todos modos, en el presente artículo, vamos a ver exponer las cosas que se saben a día de hoy.
El nombre completo es "muerte súbita cardiaca", ya que esta causa de muerte se relaciona con una disfuncionalidad del corazón y con enfermedades arteriales.
Está considerada una causa de muerte natural e inesperada, de origen difuso. Para su diagnóstico, quienes la han sufrido, debían encontrarse en perfecto estado de salud entre 24 y 2 horas antes del síndrome de muerte súbita.
Se han barajado varias explicaciones con mayor o menor éxito. La mayoría de investigaciones relacionan el síndrome de muerte súbita con una falta de riego sanguíneo del cerebro que hace perder la consciencia. Si la situación se mantiene y la falta de sangre y por tanto, de oxígeno, continua, las células cerebrales empezarán a destruirse hasta que la persona fallece.
Por esto, el principal origen del síndrome suele ser una parada cardiaca. De hecho, el 80% de las muertes súbitas en adultos tienen un origen cardíaco, a pesar de que se pueda dar en personas inicialmente sanas.
Se pueden diferenciar dos tipos de muerte súbita dependiendo de la edad en la que aparece, ya sea en el adulto o en un lactante. El caso de los lactantes es un caso particular que merece especial atención.
Alrededor del 90% de los casos en bebés, se dan entre los 2 y lo 6 meses, siendo más frecuente en invierno.
En cuanto a cifras en infantes encontramos que cada 1.000 nacimientos, en España fallecen 0,2 niños por SMSL (síndrome de muerte súbita del lactante), en Estados Unidos 0,5 y en la Unión Europea entre 1,5 y 2.
Esto lo convierte en la primera causa de muerte de bebés sanos con más de un mes de vida.
Contando los adultos, se calcula que el 12,5% de las muertes por causas naturales se deben a muerte súbita. En el caso de pacientes con cardiopatía isquémica, este porcentaje aumenta hasta el 50%.
Por poner un ejemplo, en España se producen entre 10.000 y 15.000 muertes por muerte súbita entre personas de 24 y 74 años; y esto teniendo en cuenta que es uno de los países industrializados con menores muertes súbitas del mundo.
Hay dos periodos de especial riesgo a sufrir el síndrome de muerte súbita cardíaca. El primero es, entre el nacimiento y el año, a esto se le llama muerte súbita del lactante, como veremos más adelante.
El segundo periodo crítico es entre los 45 y los 74 años. Siendo las probabilidades más altas cuanto más años se cumplen. Paradójicamente, sucede lo contrario en pacientes afectados por cardiopatía isquémica, disminuye el riesgo conforme avanzan en edad.
El síndrome de muerte súbita es más frecuente en varones, al igual que la cardiopatía isquémica. Si analizamos los datos globales, se estima que en torno al 80% de los casos de muerte súbita ocurren a varones.
Las diferencias entre sexos es más acentuada en la población de joven.
La inmensa mayoría de casos de muertes súbitas se relacionan con una cardiopatía isquémica, concretamente en torno al 80% de los casos en población adulta.
La relación con el deporte es compleja, ya que se ha encontrado que la práctica regular de deporte es un factor protector para las patologías isquémicas y por tanto de la muerte súbita, sin embargo, practicar deporte de manera muy intensa puede propiciar la muerte súbita.
De todos modos, la relación es mínima, ya que el 70% de las personas adultas que mueren por esta causa estaban en reposo y de hecho, en el caso de deportistas jóvenes, la cantidad de muertes suele ser de 1 entre 200.000 casos.
El consumo de tabaco, tanto a medio como largo plazo, se ha visto relacionado con la la muerte súbita. Tal es la relación, que es uno de los principales factores predisponentes.
De igual modo que la obesidad se relaciona con la mayoría de problemas de corazón, también lo hace con el síndrome de muerte súbita.
Determinados fármacos que facilitan la aparición de arritmias aumentan las probabilidades de esta patología. Podemos encontrar desde la cocaína, hasta diuréticos y fármacos arrítmicos.
Este tipo de muerte se conoce de bastantes formas como: síndrome de muerte infantil súbita, síndrome de muerte súbita del lactante, muerte en la cuna, o de manera abreviada SMSL.
Consiste en una muerte repentina y aparentemente inexplicable. La autopsia no revela ninguna causa de la muerte. Estos niños suelen ser mayores de un mes y menores de un año y el nombre “muerte en la cuna” no es casualidad, ya que la mayoría suelen ser encontrados muertos en sus respectivas cunas.
Es una de las principales causas de muerte, casi todas entre bebés de 2 y 6 meses. Los datos de los que se dispone en el caso de la muerte súbita infantil (en comparación con la adulta) es más escasa, pero se conocen formas de disminuir los riesgos.
Existen diversas recomendaciones que permiten reducir el riesgo de que un bebé sufra una muerte súbita.
Lo recomendable es situar al bebé boca arriba. Se aconseja que siempre que el bebé tenga el vientre en contacto con el colchón, debe estar despierto y con un adulto vigilando.
Al menos durante los 6 primeros meses se aconseja que el bebé duerma en la misma habitación que los padres, pero siempre en un área apta, como una cuna o un moisés. Sea como fuere, nunca en la misma cama.
Está contraindicado dejar al bebé en superficies demasiado blandas. A veces lo mejor es cubrir el colchón con una sábana ajustada.
Dejar todos los objetos blandos y ropa fuera del alcance del bebé cuando este duerme.
Se ha encontrado que los bebés que son amamantados tienen menos riesgo de sufrir una muerte súbita.
Hay que estar seguros de que el bebé no tiene mucho calor. Bastará con que la habitación tenga una temperatura agradable para un adulto con ropa ligera.
Evitar el humo del tabaco sobre el bebé y por supuesto, que la madre fume durante el embarazo serán factores decisivos para prevenir la muerte súbita del lactante.
El consumo de alcohol y otras drogas durante el embarazo se han descubierto como factores de riesgo para el futuro lactante.
Dar de comer miel a un lactante se ha visto como factor de riesgo para el síndrome de muerte súbita porque aumenta las probabilidades de que el bebé padezca botulismo.
Se ha visto que los bebés que se van a dormir con un chupete o un biberón que puedan chupar disminuye el riesgo de sufrir una muerte súbita. Se piensa que es porque permiten que las vías respiratorias del bebé permanezcan más abiertas. De todos modos, durante el primer mes estaría desaconsejado su uso para que no interfiera con la lactancia.
Los siguientes factores se han relacionado con las probabilidades de sufrir un una muerte súbita. Ninguno de ellos determinante. Además, las estrategias de prevención previas, de no seguirlas, también se considerarían factores de riesgo añadido.
Se ha visto que las madres adolescentes, cuantos más hijos tienen, más probabilidades de que el bebé sufra una muerte súbita.
Entre los 2 y 6 meses el riesgo es máximo. Cuando es recién nacido o acaba de cumplir un año, el riesgo es cercano a cero.
Cuando una madre da a luz a varios bebés seguidos, el riesgo de sufrir muerte súbita aumenta. El tiempo considerado de riesgo es el que comprende un año entre el primer y el segundo parto.
Una mala nutrición de la madre cuando esta está embarazada se relaciona con el síndrome de muerte súbita en el lactante.
Los bebés nacidos de manera prematura tienen más riesgos de sufrir este síndrome, llegando a ser hasta 50 veces superior.
De todos los bebés que mueren por muerte súbita, aproximadamente el 60% son varones.
Los bebés nacidos con bajo peso, y sobre todo, los que pesaron menos de 1,5 kg, tienen más riesgo de sufrir este síndrome.
Si uno de los hermanos ha sufrido previamente una muerte súbita, el riesgo aumenta para el resto.
Los partos múltiples como en los casos de mellizos o gemelos, aumentan el riesgo de muerte súbita de los lactantes.
Si la madre padeció sobrepeso durante el embarazo el futuro bebé tendrá más riesgo de sufrir una muerte súbita.
Si creemos que una persona puede estar sufriendo una muerte súbita, tanto si es adulto como niño o lactante, lo primero será comprobar si respira. En caso negativo, se debe comenzar una RCP. Por esto se recomienda, especialmente en el caso de ser cuidador/a y estar al cargo de un bebé, conocer la técnica de reanimación cardiopulmonar.
Por supuesto, al mismo tiempo que se inicia la reanimación, se debe llamar al servicio local de atención sanitaria.