La colonización de otros lugares en el espacio, es desde hace décadas, uno de los objetivos de la especie humana. Si bien plantea problemas a nivel tecnológico, para poder llevar a cabo este ambicioso plan, deben emplearse estrategias con imaginación e ingenio. Uno de los objetivos a corto plazo consiste en recoger información del universo y enviar nanonaves al espacio es una de las últimas propuestas.
Concretamente, serían 50 sondas de tamaño minúsculo. Dichas sondas se desplazarían gracias a unas velas solares (conocidas como velas E) que les permitirían llegar a un cinturón de asteroides para recabar información. Finalizado el proceso, volverían a la tierra para analizar y procesar los datos recabados.
¿De quién ha sido la idea?
La curiosa propuesta fue puesta sobre la mesa por un equipo de investigadores finlandeses. El plan, es que estas sondas tomen datos de más de 300 asteroides situados relativamente a corta distancia. El viaje, de hecho, costaría alrededor de 3 años en realizarse.
La idea fue propuesta recientemente por Pekka Janhunen, en el Congreso Europeo de Ciencia Planetaria (EPSC, por sus siglas en inglés) en Riga, Letonia. Por si fuera poco, la particular nano-flota ya ha sido bautizada como Asteroid Touring Nanosat Fleet.
¿Cómo se desplazan las nanonaves?
La estructura general de la nave, se divide en dos piezas conectadas entre sí por una correa. La primera pieza es la nave principal en sí, la cual cuenta con un emisor de electrones y una fuente de alto voltaje; la segunda pieza, de menor tamaño, es una unidad remota.
Ahora llega uno de los puntos más interesantes del proyecto. Las nanoaves, como hemos dicho, cuentan con las velas E. Estas particulares velas se sirven de un tipo de corriente de partículas eléctricas irradiadas por el Sol. El mecanismo en cuestión permite a nuestras viajeras desplazarse sin necesidad de un propulsor.
La velocidad necesaria para desplazar la flota de nanosats se adquiere en gran medida del impulso inicial del lanzamiento. Para realizar el resto de cálculos, se debe tener en cuenta que las naves pesaría unos 5 kilogramos y podrían obtener por si mismas una aceleración de 1 milímetro por segundo, suficiente para llegar al objetivo en el plazo de tiempo propuesto.
¿Qué componentes tienen las nanosats?
Debemos tener en cuenta que la misión consistirá en segundo lugar, después de alcanzar el destino, sobrevolar a los asteroides a una distancia de 1.000 kilometros. Cada nanonave va equipada con un pequeño telescopio de unos 4 centímetros.
A pesar de su diminuto tamaño, es capaz de observar a los asteroides desde estos largos kilómetros con una resolución de 100 metros de distancia. Junto con esto, encontramos un espectrómetro infrarrojo, con la capacidad de medir la luz que reflejan los esteroides y así determinar la composición y minerales de los mismos.
¿En qué consiste esta misión espacial?
Las pequeñas sondas deberían recoger información de la superficie rocosa de los asteroides así como imágenes de los mismos. Cada una de ellas a su vez,debería visitar entre 6 y 7 asteroides antes de regresar a la tierra.
El motivo por lo que esta misión adquiere una importancia significativa, es porque hasta la fecha, han habido pocas misiones espaciales encargadas de recoger datos de asteroides. Las pocos programas espaciales que han tenido objetivos como este, han tenido como destino asteroides muy cercanos, lo que ha aportado poca variabilidad en cuanto a resultados.
Si tenemos en cuenta que cada asteroide es potencial y completamente distinto a cualquier otro, invertir recursos en investigar otros cuerpos celestes puede suponer la diferencia entre conseguir grandes avances científicos o no.
Dificultades técnicas
Como ya sabemos, las misiones espaciales suelen implicar grandes cantidades de recursos. No solo por la construcción de la maquinaria necesaria para mandar al espacio los objetos deseados, sino también por la cantidad de investigación y personas de alto nivel intelectual que están trabajando en torno a cada proyecto.
Si bien los beneficios a largo plazo de estas misiones pueden ser astronómicos (nunca mejor dicho) es difícil hacer entender a mucha gente la relevancia que tienen a nivel de conocimiento y avance.
Normalmente, las misiones de este tipo suelen acabar con el satélite acercandose a la Tierra lo suficiente como para poder mandar la información recabada. Este caso es algo distinto, lo que alargará el proceso.
El motivo es que los nanosatélites protagonistas de esta misión no cuentan con una antena lo suficientemente grande para enviar dicha información. Esto hace que los nanosats deberán volver para sobrevolar la Tierra y estar lo suficientemente cerca como para permitir descargar los datos.
El coste económico del proyecto
El costo estimado del proyecto global con todos los gastos asciende a unos 60 millones de euros. Aquí está incluido desde la construcción de las nanonaves hasta el lanzamiento de cada uno. Si tenemos en cuenta que se planean visitar 300 asteroides, significa que cada asteroide cuesta en visitar 200.000 euros.
Pero no nos alertemos. Los precios estimados en una misión convencional para visitar un grupo de asteroides de esta envergadura sería de miles de millones de euros. La ventaja con la que contamos ahora es la de disponer de un proyecto de nanosats equipados con un propulsor innovador. Esto ha permitido proponer un proyecto miles de veces más barato, obteniendo resultados de valor incalculable para la ciencia.