Tenemos una necesidad imperiosa de publicar en las redes sociales cualquier movimiento de nuestro día a día. En la mayoría de casos, los perfiles en redes sociales muestran una vida ficticia, una versión mejorada de sus protagonistas que poco o nada tiene que ver con la realidad. Al estilo Black Mirror. La máxima expresión de egocentrismo en las redes sociales es el selfie, el auto-retrato con el móvil que nos mantiene activos en Facebook o Instagram. Todo vale para conseguir un selfie espectacular, aunque hay que ir con mucho cuidado, y es que ya se han dado casos de selfies que han conducido a sus protagonistas a la muerte.
Esta rusa tenía 17 años cuando se hizo esta fotografía desde lo alto de un edificio de 80 metros. Cuando intentaba descender, perdió el equilibrio y cayó. Sin embargo, no murió a causa de la caída, y es que Xenia topó con un cable y murió electrocutada.
Son frecuentes los vídeos en Youtube donde jóvenes con poco aprecio por su vida se suben a lo alto de edificios sin ningún tipo de protección. Ir en busca de adrenalina es bueno, siempre que cuentes con las medidas de seguridad necesarias y sigas las instrucciones de un profesional.