La humanidad siempre ha intentado dar una explicación divina a aquellos sucesos cuya naturaleza desconoce. De esta manera, no es extraño que surjan religiones y sectas que buscan aprovecharse de la debilidad, el sufrimiento o la ignorancia humana. Una de ellas es la Gnosis. Con sus pros y sus contras, la religión se ha convertido en un pretexto perfecto para ejercer el bien o el mal, sin que importe el Dios al que se rinda culto.
Si buscamos en el diccionario el significado de Gnosis, hallaremos la siguiente respuesta: “Ciencia por excelencia o sabiduría suprema”. Esta definición poco tiene que ver con la que practica la secta que se ha instaurado en España desde hace unos años y que ya ha captado cientos de miles de adeptos. Las ideas gnósticas sustituyen las palabras de Dios por la del ser humano y prefieren una redención personal antes que la Redención de Cristo. En otros términos: pertenecer a esta secta exige un sacrificio personal profundo.
El movimiento Gnosis surgió en Colombia a finales de los años 50 y su principal impulsor fue el curandero Victor Manuel Gómez, aunque prefería ser llamado Samael Aun Weor. El 27 de octubre de 1954, este escritor de libros esotéricos declaró que Samael, el Genio de Marte, se había encarnado en él para transmitir sus enseñanzas. En los años siguientes se dedicó a difundir su obra y extender el “conocimiento supremo”.
“La Gnosis es la esencia de todas las religiones y tradiciones espirituales del pasado”, se puede leer en su web.
Tras su muerte, en 1977, sus seguidores se separaron y el movimiento se disgregó por todos los continentes y países, hasta llegar a España. La secta se registró como Instituto Gnóstico de Antropología Samael y Litelantes, con sede en Sant Salvador de Guardiola, un municipio de Barcelona. En la actualidad, realizan charlas por todo el país y cuentan con decenas de centros gnósticos. Como curiosidad, también se pueden realizar cursos por correspondencia para ser iniciado en la religión.
La secta saltó a los medios de comunicación por el caso el caso de Patricia Aguilar, una joven de 18 años residente en Alicante que decidió ser una iniciada más. Las últimas pruebas la situaban en Perú, dentro de un grupo gnóstico. Para ser parte del movimiento, Patricia tuvo que dejar atrás todo, una vida llena de recuerdos que se borró camino de Perú. Ese es el sacrificio que requiere entrar en la Gnosis: buscar el conocimiento deshaciéndote de todo lo demás.
Después de muchos meses de búsqueda, el padre de Patricia se desplazó en persona a Perú para pedir a las autoridades que abrieran una investigación. Por entonces ya se sospechaba de Félix Steven Manrique, quien se hacía llamar Príncipe Gudjeff.
El empeño del padre de Patricia ha dado sus frutos: Patricia fue localizada en una peligrosa zona de la selva peruana frecuentada por grupos de narcotraficantes. La policía encontró, junto a una desnutrida Patricia y el bebé que esta tuvo con el propio Manrique, dos mujeres y varios niños más que habían sido víctima del sometimiento del presunto secuestrador.
El patriarca de este harén, Félix Steven Manrique, ha entrado en prisión provisional. Las primeras hipótesis son que captaba a chicas moralmente inestables y mediante un laborioso y paciente lavado de cerebro les convencía de que era un enviado de Dios con la misión de repoblar el planeta.
Las víctimas fueron adoctrinadas para que asumieran su rol: aguardar el inminente fin del mundo junto al maestro, procurarle cuidados, placer y descendencia para repoblar el planeta. La policía le investiga ahora por trata de personas con fines de explotación.
El Instituto Gnóstico de Antropología (IGA) es la sede mundial de las instituciones gnósticas que trabajan alrededor del mundo. Como tal, se considera como la portadora de los mensajes del maestro Samael y su difusión por el mundo con fines humanistas.
Según esos principios el hombre está compuestos de tres elementos psicológicos: Personalidad, esencia y ego. La esencia preside el alma del hombre cuando es niño, en la edad de la inocencia, pero a medida que evoluciona el ego y sus maldades se apropia de su ser. La personalidad es adquirida, a diferencia de la esencia innata.
Por eso la psicología gnóstica defiende la necesidad de educar estas tres partes de individuo para lograr una unidad: el intelecto, el alma y los instintos. El objetivo final es que el individuo, a través de las normas y prácticas gnósticas, emprenda un “trabajo sobre sí mismo” para la “auto-realización íntima de su ser”.
Aunque el mensaje es claramente humanista y recuerda a ciertas “doctrinas de paz” orientales, el nombre de la iglesia gnóstica se ha visto inevitablemente manchada con el caso Patricia. Por eso la propia institución se ha apresurado a desmarcarse del maestro místico Félix Steven Manrique.
La iglesia gnóstica aseguró en un comunicado que, en efecto, Manrique formó parte del grupo y asistía a sus reuniones, pero al ver su carácter maníaco y agresivo fue expulsado. Por ello, aseguran, todas las acciones realizadas por él después de su expulsión no tienen nada que ver con la gnosis y contradicen su doctrina.
Sin embargo, es evidente que algunos cabecillas de peligrosas sectas utilizan la gnosis como doctrina, así que cada uno puede sacar sus propias conclusiones acerca de si este tipo de estructuras son realmente asépticas o inocentes, o el verdadero nido de las serpientes.